La voz de España ha sido escuchada en la OTAN. El 25 de febrero, en la reunión de emergencia que convocó el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, para abordar la situación en Libia, la ministra de Defensa, Carme Chacón, pidió a la Alianza Atlántica que los aviones y buques de la OTAN pertenecientes a la operación Active Endeavour se acercasen al país norteafricano para supervisar lo que estaba ocurriendo en la zona, y ésa fue precisamente la decisión que ayer se adoptó en Bruselas.
En la reunión que mantuvieron en la capital belga los ministros de Defensa de los 28 países miembros de la OTAN se decidió reforzar el despliegue aéreo y marítimo que existe en la zona del Mediterráneo (en el marco de la operación Active Endeavour) para intensificar la vigilancia sobre Libia. El objetivo es, según el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, "incrementar nuestra capacidad de vigilancia y seguimiento, en particular con respecto al embargo de armas establecido por el Consejo de Seguridad de la ONU mediante la Resolución 1970".
Aunque Rasmussen no precisó el número de embarcaciones que reforzarán a las ya integrantes de la operación Active Endeavour, Carme Chacón sí anunció que España participará en este despliegue operativo desplazando a las aguas próximas a Libia el Mistral S-73, uno de los cuatro submarinos de la serie S-70 con que cuenta la Armada española (los otros tres son el Galerna S-71, el Siroco S-72 y el Tramontana S-74). Los cuatro pertenecen a la clase Agosta francesa pero fueron construidos en España, en la factoría cartagenera de la empresa Bazán.
Este tipo de submarinos, concebidos en los años 70 y principios de los 80, tienen una dotación de alrededor de 60 personas cada uno, su capacidad armamentística es de cuatro tubos lanzatorpedos de 550 mm (pueden portar hasta 20 torpedos o 17 minas), y pueden desarrollar misiones, tanto a nivel costero como oceánico, de guerra naval, vigilancia, protección, apoyo y disuasión.
Según explicó el secretario general de la OTAN, la operación que se aprobó ayer en Bruselas será dirigida por el comandante supremo aliado en Europa, el almirante estadounidense James G. Stavridis, quien será el encargado de determinar el número de buques que reforzarán a los que ya forman parte de la operación Active Endeavour.
Operaciones marítimas de la OTAN
La operación Active Endeavour, cuya misión principal es la lucha contra el terrorismo desde el mar, se desarrolla en aguas del Mediterráneo desde el año 2001, tras los atentados terroristas que sufrió Estados Unidos en Nueva York y Whasington contra las Torres Gemelas y el Pentágono, respectivamente.
En aquel momento Estados Unidos invocó el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas (legítima defensa en caso de ataque armado) y el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte (defensa colectiva que obliga a las partes firmantes a acudir en defensa de cualquier país aliado que sea atacado) para emprender dos tipos de operaciones junto con otros países de la OTAN, entre ellos España. Una de ellas en Afganistán (denominada Libertad Duradera) para combatir al grupo terrorista Al Qaeda (autor de los atentados); y otra en las aguas del Mediterráneo (la operación Active Endeavour) para luchar contra el terrorismo en esta zona marítima.
Pero antes de que se activase esta operación, la OTAN ya desarrolló una misión marítima, la más larga de su historia, durante la guerra de la ex Yugoslavia. Entre 1992 y 1996 contribuyó a hacer cumplir las sanciones económicas y de embargo de armas que el Consejo de Seguridad de la ONU dictó contra Serbia y Montenegro. Esta operación, en la que también participaron otros países aliados, se denominó originariamente Maritime Monitor y, posteriormente, Sharp Guard, cuando la misión se amplió a tareas de abordaje y registro de buques.
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