Navantia no ha ‘tirado la toalla’. La dirección de los astilleros no ha dado por perdidas las opciones de venderle a Tailandia una o dos unidades de los nuevos submarinos S-80, pese a que los asiáticos han decidido apostar por Alemania.
Tal y como se publicó en estas páginas hace una semana, la Armada ha fracasado en sus intentos por venderle a Tailandia el submarino S-72 ‘Siroco’. El gobierno tailandés se ha decantado por otra oferta.
El interés del país asiático por dotarse –por primera vez- de un arma submarina se tradujo finalmente en la compra de dos submarinos alemanes tipo U-206, mucho más pequeños y algo más obsoletos que el S-72 español, pero que los tailandeses utilizarán únicamente para “prácticar” de cara a la formación de una futura armada submarina más moderna.
Este movimiento complicaba también la venta futura de algunas unidades del nuevo modelo de submarino español S-80 a Tailandia. Un buque “técnicamente muy ambicioso” según fuentes del sector.
Según analistas del sector de la Defensa naval, el hecho de que Alemania haya sido la elegida aleja a Navantia de una posible compra, ya que se asume el hecho de que en caso de adquisición de nuevos submarinos, Tailandia acudiría a la industria alemana.
Pero fuentes consultadas por El Confidencial Digital aseguran que los contactos de Navantia para vender los S-80 a Tailandia “no han cesado, nadie se ha rendido”. De hecho, según confiesan, el trato con los tailandeses es “muy bueno” e ingenieros de la firma española viajan habitualmente al país asiático en misión comercial.
Esos contactos, aseguran desde la compañía, no se limitan a Tailandia. En algunos de esos viajes se ha incluido también a Australia, comprador de dos LHD similares al Buque de Proyección Estratégica Juan Carlos I, y potencial cliente de los S-80.
La Armada española recibirá en los próximos años cuatro submarinos del tipo S-80. Pese a los recortes impuestos en Defensa, el de los nuevos sumergibles está considerado un “proyecto intocable” en el ministerio. No sólo por la necesidad estratégica que suponen, sino también porque suponen una importantísima carga de trabajo para los astilleros españoles.
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