Estados Unidos acusó a Pakistán de estar apoyando a una nueva amenaza terrorista en Afganistán, el Ejército Haqqani. Islamabad anunció que no va a combatir a estos insurgentes y exigió al Pentágono que ponga fin a los bombardeos en áreas tribales paquistaníes. Washington se encuentra en la encrucijada de negociar o incrementar su ofensiva contra esta poderosa milicia. ¿Es el comienzo de una retirada de Afganistán o de una guerra contra Pakistán?
Estados Unidos debe optar por negociar con Haqqani para retirarse de Afganistán o bien incrementar los bombardeos contra Pakistán. Luego de que cinco helicópteros de Estados Unidos irrumpieran en la ciudad paquistaní de Abbottabad y de que un comando asesinara a Osama Bin Laden el 2 de mayo pasado, las relaciones entre Washington e Islamabad se tornaron ásperas. Pero a partir del 13 de septiembre pasado la viciada amistad de una década se volvió insostenible, ya que un nuevo enemigo de Estados Unidos, la red talibán Haqqani, atacó la embajada norteamericana en Kabul y la sede de la OTAN, produciendo la ira del Pentágono.
El jefe del Estado Mayor Conjunto norteamericano, Mike Mullen, acusó duramente a Pakistán de que su servicio secreto, el ISI, tiene un brazo armado en Afganistán y se llama Haqqani. Estados Unidos intenta presentar a esta milicia como el sucesor natural de Al Qaeda y no sólo como un actor regional.
¿Habrá, a raíz de esto, ruptura de relaciones diplomáticas? No es novedad alguna que Haqqani es una red extremista apoyada por Pakistán por cuestiones estratégicas, principalmente para mantener su influencia en Afganistán, con o sin soldados de la OTAN. El Pentágono parece haber descubierto recién ahora que este grupo, que tiene una gran influencia sobre las áreas tribales de ambos lados de la porosa frontera, es una amenaza para su seguridad y que el ISI lo apoya. Pero, con la muerte de Bin Laden, la obsesión de los halcones norteamericanos se centró en esta nueva red.
Días atrás, mientras los partidos políticos paquistaníes consensuaban un plan, por el cual rechazaban cualquier intervención militar norteamericana en su país, el jefe del Pentágono, Leon Panetta, anunciaba que podría seguir atacando la zona paquistaní de Waziristán con aviones no tripulados, como viene haciendo Estados Unidos desde 2007. Pakistán no sólo rechazó estos ataques unilaterales, sino que argumentó que está destinando demasiados recursos para combatir a los talibanes dentro de sus fronteras, como para desgastarse en un nuevo frente contra un enemigo de Estados Unidos que no representa una amenaza para Islamabad. Este cruce de declaraciones y los ataques unilaterales pueden encender la mecha de una agresión más importante por parte de Estados Unidos contra Pakistán, porque de hecho, el ISI apoya activamente a los talibanes en Afganistán.
Ahora bien, ¿porqué ese apoyo paquistaní a los talibanes? Desde la descolonización británica de India, Pakistán influyó fuertemente sobre Afganistán, a tal punto que el gobierno Talibán (1996-2001) estuvo apoyado económicamente por Islamabad. Luego, con la invasión norteamericana, Pakistán se vio obligado a luchar del lado de Washington a cambio de armas, ayuda económica e influencia sobre el FMI para que desembolsara millonarios préstamos.
Pero el gobierno de Hamid Karzai, impuesto por la OTAN en Afganistán, necesitaba todo el apoyo externo posible ante la ofensiva de los talibanes -en las impenetrables zonas montañosas que se encuentran a ambos lados de la frontera-. Ese llamado diplomático fue aprovechado por India para abrir consulados en las principales ciudades afganas. Así, Pakistán veía cómo el gobierno afgano se le escapaba de las manos al recibir millonarias inversiones indias. El ISI siempre vio con recelo la creciente influencia regional de India y más aun el apoyo militar estadounidense a su enemigo.
Luego de la muerte de Bin Laden, Pakistán percibió que la alianza militar entre Washington y Nueva Delhi había estado creciendo. Mientras que, los desencuentros entre Estados Unidos e Islamabad se fueron acentuando por ejemplo con la cancelación de un tercio de los dos mil millones de dólares anuales en ayuda militar que Estados Unidos le otorga a Pakistán. Islamabad, por su lado, amenazó con retirar parte de su Ejército de la frontera con Afganistán, lo que dejaría aún más desprotegidas las zonas tribales.
La mayoría de los lectores se preguntará qué es la red Haqqani. Como la mayoría de las milicias talibanes, los Haqqani fueron entrenados y dirigidos por la CIA durante la ocupación soviética en Afganistán. El ex presidente Reagan los llamó, durante una visita del fundador de la milicia a la Casa Blanca, “Muyaidín”, es decir “combatiente”. Jalalludin Haqqani es el fundador del grupo, que cuenta con más de 15 mil combatientes y que se volvió en contra de Estados Unidos con la invasión de Afganistán en 2001. Además, el Ejército Haqqani es funcional a los intereses de Pakistán dado que es una milicia con alianzas con los principales líderes tribales que va a neutralizar la presencia india en Afganistán.
Los militares paquistaníes de línea dura, aliados con el ISI pretenden reemplazar por los Haqqani al líder Mullah Omar, que se refugiaría en la ciudad paquistaní de Quetta, de acuerdo con el libro del investigador Ahmed Rashid “Descenso al caos”. Por otro lado, Estados Unidos exige que Pakistán combata a esta red, pero la Casa Blanca duda si incluirla en su lista de terroristas, porque si no se podrían romper las negociaciones, que sacarían a la OTAN del pantano afgano. Washington no tiene otra opción que pactar con Haqqani si no desea seguir financiando esta costosa guerra, pero por otro lado necesita eliminar las bases centrales del grupo en Pakistán. Si Islamabad no coopera, es posible que Estados Unidos deba hacerlo unilateralmente.
El aumento de la demonización de Haqqani podría ser el primer paso para atacar directamente a Pakistán. Lo más probable es que los drones norteamericanos descarguen una lluvia de bombas en las áreas rurales de Waziristán, afectando principalmente a los campesinos. Si ésto llegase a incrementarse, comenzaría una guerra de baja intensidad entre Pakistán y Estados Unidos. Pakistán podría bloquear el puerto de Karachi, por el que la OTAN recibe por mar insumos bélicos y sanitarios para sus tropas. En consecuencia, se vería afectada la cooperación en inteligencia entre el ISI y la CIA y Pakistán dejaría de recibir subsidios que usa para mantener a su poderoso ejército.
O bien, Washington podría negociar rápidamente con Haqqani, Irán y Pakistán para retirar sus tropas lo más rápido posible de Afganistán, pero antes debe dejar asentadas las bases del transporte de hidrocarburos desde Asia Central hasta los rentables mercados de Pakistán e India, que es el motivo principal por el cuál se invadió Afganistán en 2001.
(Fuente: Observador Global.com. Analista: Maximiliano Sbarbi Osuna)
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