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lunes, 23 de enero de 2012

La crisis internacional con Irán: ¿prolegómenos para una nueva guerra en Oriente Medio?



El programa nuclear iraní vuelve a provocar tensiones con EE UU y sus aliados.¿Qué hay tras esas maniobras de ambos bandos?Las tensiones internas en Irán, el petróleo y los intereses regionales de Israel y Arabia Saudí cuentan en esta situación.çLa UE aprueba un embargo contra el crudo iraní.









Estrecho de Ormuz

El programa nuclear iraní, las maniobras en el golfo de Ormuz y las acusaciones de terrorismo o espionaje han marcado los últimos meses de las relaciones entre EE UU e Irán, agravadas por la difícil e inestable situación en Oriente Medio tras la Primavera Árabe, y están llevando la situación de la región a un límite peligroso.

Desde el otoño pasado, Irán y EE UU han entrado en un período de acusaciones y enfrentamientos continuos que parecen conducir hacia una aterradora pregunta: ¿son los prolegómenos de una nueva guerra? ¿qué se esconde tras esta crisis internacional?

Al ser Irán la principal teocracia islámica del mundo y el tercer exportador de petróleo del planeta (es el quinto productor de crudo y gas), y al utilizar EE UU el argumento de las armas de destrucción masiva, las suspicacias son muchas.



El programa nuclear iraní

Es, aparentemente, el causante de que se haya elevado la tensión. El programa de enriquecimiento de uranio anunciado por la república islámica -para fines civiles, según la versión oficial- es el primer paso para la gran pesadilla de Israel y EE UU: un Irán con capacidad nuclear. A pesar de que el programa nuclear persa es una aspiración de hace décadas ahora parece, tras los devastadores informes de la OIEA y la negativa iraní a colaborar con este organismo, una posibilidad real.

Tanto que, en el último año, cuatro científicos iraníes del programa han sufrido atentados -tres de ellos con resultado mortal, el último hace días- en unos ataques de los que, tanto el Gobierno como la oposición del país, responsabilizan a los servicios secretos israelíes, en colaboración con Estados Unidos.

Sin embargo, las sospechas no son todavía certezas en este campo. El propio secretario de Defensa de los Estados Unidos, Leon Panetta, aseguró hace días, en el programa Face to Nation de la CBS, que Irán no estaba aún decidido a construir armas nucleares, sino que estaba creando el tejido industrial y tecnológico necesario para hacerlo, si sus líderes así lo decidieran. Aun así, Panetta apoyaba utilizar las vías diplomáticas para frenar el programa iraní, al contrario que hicieran en su momento con otros países nucleares, con tensiones regionales e internas y que no han firmado el Tratado de No Proliferación como son India, Pakistán o el propio Israel.

"No hay armas de destrucción de armas masivas en Irán ni las habrá", explica la politóloga iraní exiliada en España, Nazanín Amirian, "no tiene esa capacidad tecnología y militar". Y asegura que las amenazas que se realizan desde el régimen "es una mentira preventiva", como cuando "amenazas con una pistola de fogueo".

Tensiones internas

Ahmadineyad y Jamenei




Para el mundo occidental, Mahmud Ahmadineyad es la cabeza visible de Irán, pero no es exactamente así. Ahmadineyad es una de las dos cabezas del poder en el país. Es el presidente desde 2005, elegido por sufragio universal cada cuatro años, y es el jefe del Ejecutivo, pero no controla ni las fuerzas armadas ni el sistema judicial. Esas dos competencias, entre otras, recaen en el líder supremo, elegido por un consejo de líderes religiosos, que además controla la seguridad, las labores de inteligencia, las políticas generales del país, etc. En la actualidad, este cargo lo desempeña el ayatolá Alí Jamenei.

Desde la frustrada revolución verde -que fue duramente reprimida cuando se levantó contra las polémicas elecciones de 2009 en las que ganó de nuevo Ahmadineyad-, se ha producido una brecha entre ambos líderes. "Ahmadineayd se dio cuenta entonces de que gran parte del pueblo detesta a los ayatolás y sus leyes árabe-islámicas; los iraníes son persas, no árabes", explica la politóloga Nazanín Amirian."Ahora él ha vuelto a resaltar las costumbres del Irán preislámico para ganarse a las clases medias, como proponer un referéndum para que las mujeres decidan el uso del velo: quiere demostrar que es más moderno que Jamenei", concluye.

En política exterior, esa separación también se percibe y de manera sorprendente. Amirian achaca a Jamenei, que controla las fuerzas armadas, las amenazas de cerrar el estratégico estrecho de Ormuz, el programa nuclear o el asalto a la embajada de Reino Unido, del que el Ejecutivo se desmarcó.

La exiliada iraní cree que el líder supremo quiere hacer lo que hizo Jomeini en los años 80: aprovechar un conflicto y un enemigo externo -en aquella ocasión fue Irak- para promulgar leyes islámicas más severas.

Por su parte, esta politóloga cree que la gira por países de Latinoamérica de Ahamdineyad también tiene diversos objetivos: uno simbólico, para demostrar que Irán no está aislado; otro económico, para firmar acuerdos que no le dejen desabastecido; y otro interno, mostrar al mundo que Irán tiene un presidente activo tras unos meses de aislamiento -después un choque directo con Jamenei por la destitución de un ministro-.

La primavera iraní que no fue

Las elecciones de 2009 y las protestas que produjeron pudieron significar el inicio de la llamada Primavera Árabe de 2011, pero no llegó a serlo (los iraníes no son árabes, pero el fenómeno también se ha aplicado a países del norte de África). Ahmadineyad se impuso en los comicios, pero uno de sus principales rivales y ex primer ministro, Mir Hossein Musavi, denunció un fraude electoral.

Miles de iraníes salieron a la calle, haciendo del verde su color, cuando vieron que las autoridades no iban a repetir los comicios. Sin embargo, y al contrario que en otros casos como Libia o Egipto, el silencio y la cautela internacional hicieron posible que las autoridades reprimieran y silenciaran la protesta.

"Los iraníes empezaron ese ansia de libertad que luego prendió en el mundo árabe", explica Amirian, "peroningún país occidental, ni mucho menos oriental, acudió en su ayuda y el régimen llevó a cabo una terrible venganza". Asegura que la oposición iraní "ha salido de las calles, pero no abandonado la protesta".

"Tenemos un gobierno totalitario, al que le importan poco los derechos humanos e impone un Islam muy guerrero, muy antipático, que está haciendo mucho daño a la religión y del que la gente está harta", explica Majid Javadi, un músico sufí iraní exiliado en España por su profesión y su opción religiosa y presidente de la Casa Persa, en Madrid.

"Las elecciones fueron una línea roja", asegura este exiliado, "el Gobierno vio una oposición fuerte y por eso ahora vienen estas políticas agresivas", explica, "necesitan meter miedo, un enemigo". Javadi explica que en Irán hay oposición contra el régimen (socialistas, comunistas, etc.), pero, sobretodo, existe una mayoría de opositores reformistas que han nacido dentro del sistema, pero que quieren cambios y aglutinan a gran parte de la población.

El petróleo y la crisis




Una crisis internacional en Oriente Medio siempre despierta la alarma internacional, más si cabe, cuando estamos hablando del tercer exportador de petróleo del mundo. De hecho, esta deseada materia prima está en el centro de la crisis. EE UU está intentado bloquear económicamente a Irán porque sabe que vive del petróleo.

Por ello, la administración de Barack Obama ha presionado a la UE hasta conseguir la aprobación del embargo -Irán vende 1,5 millones de bárriles al día a Europa-, a los países asiáticos e incluso a sus rivales como China. Y parece que está teniendo éxito. Especialmente preocupante para el gobierno persa es la gira de contactos por los países del Golfo Pérsico que está realizando China -su mayor cliente- para buscar cómo compensar la falta de crudo iraní. Uno de los primeros países que visitó la comitiva china fue Arabia Saudí, rival económico y estratégico de Irán.

Como ocurriera durante los noventa en Irak, los efectos del bloqueo económico ya se están notando en Irán, a lo que se suman los efectos de la crisis financiera mundial. "Irán es un país muy rico, pero la riqueza está repartida de manera muy injusta", explica Javadi.

"La situación es desesparada", explica la analista Amirian. Las grandes fortunas y compañías internacionales no invierten en el país; y hasta los iraníes prefieren meter su dinero en proyectos en países del Golfo. El paro oficial es del 13,2%, aunque fuentes de la oposición lo elevan hasta el 20%. El 14% de los jovenes iraníes con formación está sin empleo, lo que está provocando una nueva fuga de cerebros: "En los últimos años han llegado a España, que no es un país típico de la inmigración iraní, al menos 1.000 universitarios", cifra Nazanín Amirian.

La politóloga asegura que "todo el mundo huele la guerra" y advierte de la situación insostenible que crearía el bloqueo total del petróleo, que supone el 70% de la economía nacional.

No solo la economía iraní debe estar preocupada. La gasolina en España ha arrancado el año con fuertes incrementos del precio, que está marcando nuevos récords. La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) señalan como causantes de esa subida a las tensiones motivadas por un posible embargo a Irán. No hay que olvidar que ese país es el segundo mayor vendededor de crudo a España, según los datos de Cores de 2011.

¿Guerra?




Las guerras de Irak y Afganistán -que han terminado poniendo a gobiernos más próximos a Teherán que sus predecesores-, la Primavera Árabe, el conflicto en Siria (que hace peligrar al último aliado de Teherán), la ruptura de relaciones entre Turquía e Israel tras el asalto de la 'Flota de la Libertad' han cambiado el panorama geoestratégico de la región, sobre todo para Israel y Arabia Saudí.

El Estado hebreo, cada vez más solo, ve a un Irán nuclear como una amenaza excesiva e Israel no tiene aliados en el mundo árabe y presiona a EE UU para iniciar la guerra. Arabia Saudí también aprieta las tuercas a la administración Obama para dar un golpe a uno de sus grandes competidores, políticos, religosos y económicos, que pasa por momentos delicados.

Tanto Israel como Arabia Saudí tienen fuertes lobbies en Washington que dejan importantes sumas en lascampañas electorales. En las primarias republicanas ya han sido varios los candidatos que han utilizado a Irán como baza. Uno de ellos, el favorito Mitt Romney, ya advirtió en noviembre que el régimen de los Ayatolás tendría su arma nuclear si Obama era reelegido.

Poco queda ya de aquel Barack Obama que llegó al poder tendiendo los brazos al mundo islámico e intentado no seguir siempre los intereses israelíes en esa zona del mundo.

Nazanín Amirian cree que EE UU está volviendo a "crear su guión" para justificar un posible ataque -que parece que no desea, pero que saben que si Israel ataca unilateralmente a Irán, ellos deberá ir detrás.

Ese guión implicaría buscar razones para atacar. A las continuas menciones al programa nuclear, se une que un tribunal aseguró recientemente que Hizbulá e Irán estaban detrás del 11-S. También desde Washington se ha acusado a Irán de supuestos intentos de atentados frustrados en suelo norteamericano, etc. "EE UU quiere controlar la cuarta reserva de petróleo del mundo", asegura esta politóloga.

Sin embargo, el escenario no sería el mismo que en Irak. "Al contrario que el dividido Irak, su nacionalidad está más consolidada, desde hace casi 4.000 años", explica Amirian, "va a ser una guerra mucho más grave: Irán representa una religiosidad y no le resultaría difícil reclutar a todos los suicidas del mundo... No sería una guerra de unos pocos días, meses o años".

Además del programa nuclear, el otro factor que puede provocar la confrontación armada es el estrecho de Ormuz, un angosto paso estratégico al Golfo Pérsico que la marina iraní podría bloquear fácilmente y por el que transita, cada día, un tercio de los embarques mundiales de hidrocarburos. Irán ya ha amenzado con hacerlo, en represalia al embargo.

Los juegos de guerra ya han empezado y tanto Reino Unido como EE UU están ampliando su despliegue militar en la zona.

Irán en datos

Superficie: 1.648.195, kilómetros cuadrados (tres veces superior a la de España)

Población: 77.891.220 de habitantes.

PIB: 818,7 mil millones de dólares (es la 20 economía del mundo; España es la 14).

Porcentaje de alfabetización: 77% de la población (en España es el 97%)

Teléfonos móviles: 67,5 millones de terminales (51,4 millones en España).

Usuarios de Internet: 8.214.000 (28 millones en España).


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