09 de abril de 2012
Estados Unidos exhortó el lunes a China a presionar a su aliado norcoreano para que renuncie a lanzar su cohete Unha-3, denunciado por Washington y sus aliados como una prueba disfrazada para un misil balístico de largo alcance.
«Seguimos alentando a China a hacer todo lo que esté a su alcance y en su poder. Y nos inclinamos a pensar que (los chinos) seguirán usando su influencia en las próximas horas y días», declaró Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado norteamericano.
China es considerado el país con más influencia sobre Corea del Norte en el seno de las seis naciones que participan en las negociaciones para el desarme nuclear del régimen de Pyongyang -congeladas desde diciembre de 2008-, que incluyen también a Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y Rusia.
«Un lanzamiento de un misil por parte de Corea del Norte sería altamente provocativo y plantearía una amenaza a la seguridad regional. Y no se corresponde con sus recientes compromisos asumidos para abstenerse de cualquier tipo de lanzamiento de misiles de largo alcance», añadió Nuland.
Si Pyongyang efectiviza las sospechas denunciadas, se trataría de una violación de las resoluciones 1718 y 1874 del Consejo de Seguridad de la ONU, aseguró la portavoz.
El Pentágono ha afirmado que Corea del Norte superó en los últimos días con éxito «etapas adicionales» con vistas al lanzamiento de su cohete Unha-3, previsto para ser disparado entre el 12 y el 16 de abril.
Pese a las condenas de la comunidad internacional, Corea del Norte, ya bajo severas sanciones, está decidida a llevar a cabo el lanzamiento de su cohete Unha-3, oficialmente para poner en órbita un satélite de observación terrestre.
Pyonyang, que no consiguió colocar en órbita un satélite en sus dos anteriores lanzamientos en 1998 y 2009, asegura que la iniciativa sólo tiene un objetivo civil.
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