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viernes, 13 de abril de 2012

Falla la estrategia de Obama para Corea del Norte



Ha fallado el lanzamiento del cohete de largo alcance de Corea del Norte y ha fallado la estrategia de Obama hacia ese país. Cuando Barack Obama llegó a la Casa Blanca pregonó un giro respecto a la política seguida por George Bush en Corea del Norte, deseoso de marcar distancias con su antecesor, también en el lejano oriente. El régimen de Pyongyang no iba a torear más a Estados Unidos, aseguró el nuevo presidente. Tras la anterior prueba de un misil norcoreano, en abril de 2009, recien estrenada la presidencia de Obama, este forzó sanciones contra Kim Jong-il y logró una declaración de condena del presidente del Consejo de Seguridad de la ONU. Supuestamente fruto de ese doblegamiento, Corea del Norte se avino a recoger algunas velas de su programa nuclear y en febrero de este año se anunció unacuerdo por el que ese país recibiría 240.000 toneladas de alimentos como ayuda de EEUU. Ahora Kim Jong-un sigue el juego de su padre, y vuelve a una escalada de tensión. A Obama no le queda más que la repetición de una declaración no vinculante del presidente del Consejo de Seguridad, además lógicamente de no entregar los alimentos, con apenas margen para nuevas sanciones.

ESTRATEGIA DE PYONGYANG. El modus operandi de Corea del Norte ha sido el mismo en las dos últimas décadas. Cuando su programa nuclear (dos pruebas con bombas de plutonio; ahora podría llevar a cabo una con bomba de uranio, incluso avanzándola para tapar el fracaso del misil) se ha visto contestado internacionalmente, en lugar de aceptar un acuerdo que en el fondo evidenciaría debilidad y le obligaría luego a nuevas concesiones ha optado por lo contrario: hacer frente a la presión externa con una escalada de tensión. El objetivo era llevar a su oponente a un situación que le resultara incómoda y le forzara a cierto compromiso. Esta normalmente se traducía en ayudas económicas, recibidas sin que finalmente Pyongyang se ajustara a las condiciones puestas, según la táctica detallada por Kenneth G. Lieberthal.

ESTRATEGIA DE OBAMA. Obama quiso impedir que ese ciclo táctico de Corea del Norte, del que la Administración Bush había acabado siendo víctima, se repitiera. Aseguró empezar de nuevo una relación que se basaría en ayudar al desarrollo del país asiático solo en la medida en que se dieran progresos en el desmantelamiento de la capacidad nuclear, objetivo prioritario de la presidencia de Obama. Al final de esta, al menos de un primer mandato, se vuelve en realidad a la casilla de partida. Cierto que el presidente estadounidense ha avanzado en su táctica de implicar a China en la presión a su vecino, pero en un momento en que necesita la colaboración del gigante asiático en asuntos como Irán y Siria, Obama no puede ‘malgastar’ sus demandas a Pekín.

RESULTADO. Washington insiste en que Corea del Norte no le ha tomado el pelo como a Bush, porque ninguna de las toneladas de alimentos acordadas han sido entregadas. Está claro, sin embargo, que cuando el acuerdo fue negociado, los enviados de Obama sabían de los preparativos del lanzamiento del cohete (supuestamente para poner en órbita un satélite, aunque podía ser usado como ensayo balístico). Los negociadores de EEUU aseguran que sus contrapartes se comprometieron a no llevarlo a cabo, pero en el anuncio público del acuerdo entre las condiciones no se hizo ninguna mención al respecto. El operativo del misil “marca el centenario del nacimiento del fundador del régimen Kim Il-sung, pero también marca el final de un largo año de esfuerzos de Obama”, como dice el expertoJosh Rogin en ‘Foreign Policy’.


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