REDACCIÓN / LA VOZ
20 de junio de 2012 05:00
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La firme posición de Moscú contra cualquier forma de intervención occidental en Siria recibió ayer un duro golpe con el anuncio por parte del Reino Unido de la interceptación en sus costas de un buque ruso cargado de helicópteros de ataque y misiles con destino a Siria.
El Ministerio de Exteriores británico confirmó ayer la información publicada el fin de semana por el diario The Daily Telegraph, poco antes de que el titular de la cartera, William Hague, anunciará en la Cámara de los Comunes que un barco que transportaba helicópteros para el régimen de Bachar al Asad «ha regresado» a Rusia.
El Alaed MV, propiedad de la naviera rusa Femco y con bandera de Curaçao, había estado navegando por el mar del Norte después de presuntamente recoger un cargamento de municiones y helicópteros MI25 - los llamados «tanques voladores»- en el puerto báltico de Kaliningrado. La compañía aseguradora británica Standard Club retiró al buque la licencia para navegar a instancias del Gobierno cuando estaba a unas 50 millas de las costas de Escocia, según la BBC. El 13 de junio ya el Gobierno holandés estaba sobre aviso sobre su trayectoria y cargamento.
Washington pidió a Londres ayuda para detener al Alaedsegún The Daily Telegraph. La solicitud tuvo lugar después de que la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, acusara la semana pasada a Rusia de continuar armando el régimen sirio y revelara que estaba en marcha el envío a Siria de un lote de helicópteros de ataque.
Según varios medios británicos y holandeses, el carguero se dirigía al Mediterráneo con destino el puerto sirio de Tartus, donde está la base naval rusa.
Para los analistas, los argumentos del Kremlin en contra de la intervención extranjera en el conflicto pueden ser cuestionados ahora por los occidentales ante las pruebas de la injerencia directa rusa. No solo por el Alaed si no por los dos buques de guerra rusos que han puesto rumbo a Tartus.
El secretario de la ONU, Ban Ki-moon, volvió a pedir ayer más presión sobre Damasco por parte del Consejo de Seguridad, antes de que el jefe de los cascos azules en Siria, el general Robert Mood, presentara anoche un informe sobre su decisión de suspender su misión ante el aumento de los combates.
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