El Pentágono notificó al Congreso de EEUU su decisión de comprar a la compañía estatal rusa de exportación de armamento “Rosoboronexport” doce aviones Mi-17 para el ejército afgano –declaró el miércoles a la prensa un portavoz de la Casa Blanca.
No obstante, el Senado de EEUU intenta impedir la adquisición, argumentando que Rusia continúa el suministro de armas al presidente de Siria, Bashar Asad. Los promotores de la investigación de las actividades de “Rosoboronexport” propusieron una alternativa a los helicópteros para el ejército afgano: helicópteros norteamericanos. ¿De qué se trata, de una competencia sucia o de un intento de presionar a Moscú, porque con respecto a Siria tiene una postura diferente a la de EEUU?
El contrato entre Rusia y EEUU de suministro de helicópteros Mi-17 al ejército de Afganistán fue concertado en mayo del año pasado. Inicialmente, el monto de la transacción ascendía a 375 millones de dólares, pero después fue corregido y se elevó a novecientos millones. El mando castrense norteamericano insistió precisamente en la compra de los helicópteros rusos. Tal decisión obedecía a su bajo costo y asimismo a que los afganos conocen bien los aparatos rusos y no tendrán problemas con su explotación.
Cabe resaltar las dificultades afrontadas desde el comienzo para la concertación del contrato en el marco del programa de cooperación militar entre EEUU y Afganistán. Aún antes de su firma un grupo de senadores pidió al secretario de Defensa, León Panetta, revisar el contrato con Rusia a raíz de su cooperación técnico-militar con Siria. Y ahora la situación se repite punto por punto. Los congresistas de nuevo solicitaron al secretario de Defensa anular el contrato con Moscú, dado que, en su opinión, entre los socios del Pentágono no deben estar aquellos que apoyan al régimen de Damasco. Ellos manifiestan tajantemente que el armamento ruso se emplea sistemáticamente contra los civiles sirios.
Estamos observando una nueva tentativa de influir sobre Rusia, que se manifiesta por la solución pacífica del conflicto sirio –estima el experto Andréi Frolov:
—Todo esto tiene visiblemente un trasfondo político. Somos testigos de una lucha política en torno a Siria. En este caso, Rusia, a diferencia de la situación en torno a Libia, ocupó una postura adecuada. No vamos a analizar las causas de esta postura, pero es evidente que si Rusia no defiende con contundencia su política, seguramente la cuestión de Siria se hubiera resulto de forma similar al guión libio. Por eso ahora se intenta de influir de alguna manera en Rusia.
Cabe destacar que Rusia vende a Siria sistemas de misiles antiaéreos, aviones caza y sistemas navales destinados para la defensa de la soberanía nacional del país, pero de ningún modo para librar una guerra contra el propio pueblo. Durante el reciente encuentro que sostuvieron los presidentes ruso y francés, Vladímir Putin señaló asimismo que las armas que Rusia vende a Damasco no están destinadas para los conflictos civiles. La víspera en conferencia de prensa ofrecida en Teherán, el jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov volvió a centrar la atención en la postura de Rusia en lo referente a los suministros de armas:
—Actualmente estamos finalizando el cumplimiento de contratos firmados hace mucho tiempo. Todos ellos tienen que ver exclusivamente con sistema de defensa antiaérea. No tenemos por qué justificarnos ante la Sra. Clinton ni ante quien sea. No violamos ningún tratado internacional y tampoco nuestra propia legislación de exportación, que es una de las más rigurosas en el mundo. No suministramos armas a Siria que pudieran ser utilizadas contra los manifestantes a diferencia de EEUU, que con regularidad suministra esos medios especiales.
Lo que dijo el ministro ruso de Exteriores es otro punto débil de la posición de los promotores de la anulación del contrato de compra de helicópteros a Rusia. Los propios EEUU controlan la mitad del mercado mundial de armamento –apuntó el politólogo Konstantín Makienko:
—En la admirable sociedad democrática estadounidense no hay estadísticas abiertas sobre el comercio de armamento, a diferencia de la “horrible” Rusia, que publica cuidadosamente las cifras exactas en la prensa. EEUU abastece armas a África en cantidades pequeñas, las armas también van a Afganistán. Pero lo curioso del caso es que EEUU suministra armamento de forma activa y en grandes cantidades, por ejemplo, al régimen represivo de Arabia Saudí, que no solo aplasta la oposición interna, sino también se injiere en los asuntos internos de los países vecinos, donde aplasta las protestas pacíficas. Esto ocurrió, por ejemplo, en Bahréin.
Quizás lo más importante sea que el propio Pentágono esté más que nada interesado en los suministros de helicópteros rusos a Afganistán. En caso de que no se hagan efectivos, se minarán los esfuerzos de la administración estadounidense dirigidos a que los propios afganos garanticen la seguridad en el país, tras la retirada del contingente militar norteamericanos en 2014. No obstante, en respuesta a la solicitud de los senadores, los representantes del departamento castrense de EEUU prometieron extraoficialmente disponer una investigación especial de las actividades de Rosoboronexport.
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