Ebb y Flow son las dos naves gemelas de la misión espacial GRAIL.
Han estado dando vueltas a la Luna durante un año, en formación una tras otra, para hacer el mapa gravitatorio de ese cuerpo celeste, pero ya han terminado, y los especialistas de la NASA han planeado su destrucción controlada en el suelo lunar.
Chocarán contra una montaña, cerca del polo Norte, el próximo lunes.
Primero impactará Ebb, a las 21.28 (hora peninsular) y después Flow, 20 segundos más tarde.
Cada uno de estos artefactos tiene el tamaño de una lavadora y 200 kilos de masa; se estrellarán a 1,7 kilómetros por segundo.
Las GRAIL han trabajado en órbita a una altura de 55 kilómetros sobre la superficie de la Luna durante la mayor parte de la misión, pero el 30 de agosto pasado descendieron hasta 23 kilómetros.
Ahora, antes de su final destructivo, tienen que hacer un último experimento, esta vez de ingeniería.
Recibirán la orden de mantener encendidos sus motores hasta que consuman todo el combustible, lo que permitirá a los expertos conocer con precisión cuánto queda en sus depósitos, un dato importante para calcular el consumo en futuras misiones y operarlas más eficazmente, explica la NASA.
Ebb y Flow llegaron a la Luna el pasado 1 de enero y, en su particular formación de trabajo una siguiendo a otra a una distancia de hasta 225 kilómetros, han estado midiendo con gran precisión las variaciones del campo gravitatorio lunar, lo que proporciona valiosa información a los investigadores para conocer lo que hay en el interior de ese cuerpo celeste.
Conociendo su estructura interna se avanza en la comprensión de su formación y evolución.
Los primeros resultados científicos se dieron a conocer a principios de este mes en la revista Science, destacando el hecho de la corteza de la Luna es más delgada de lo que se había estimado: tiene un grosor de entre 35 y 43 kilómetros y no 50 o 60.
El mapa del campo gravitatorio realizado es el de más alta resolución que se ha hecho hasta ahora de un cuerpo celeste, según la NASA.
La técnica para medir las variaciones del campo gravitatorio se basa en el vuelo de los dos artefactos, uno tras otro y conectados por radioseñales.
Unos equipos de altísima precisión que llevan a bordo permite medir la distancia que los separa en todo momento, de manera que cuando Ebb cae ligeramente, por ejemplo, porque sobrevuela una zona de rocas más densas –en el subsuelo o en la superficie- la distancia con Flow aumenta, aunque sea ligerísimamente.
En la última fase de la misión, las dos naves descenderán gradualmente durante varias horas y casi rozarán la superficie lunar hasta que se estrellen en el terreno elevado de la montaña elegida para el impacto.
No habrá imágenes porque la zona estará en sombra en ese momento
elpais.com
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