Moscú, 13 de septiembre, RIA Novosti. Las autoridades de Moscú planean lanzar un programa de descontaminación radiactiva cuyo presupuesto rebasará 150 millones de dólares en los próximos dos años, escribe hoy el diario Komsomolskaya Pravda. Con una superficie de 1.100 kilómetros cuadrados, Moscú tiene 18 instalaciones radiológicamente peligrosas en la actualidad.
Semejante concentración no se observa en ninguna otra urbe del mundo y, encima, muchas de instalaciones se ubican cerca de barrios residenciales como es el caso del Instituto Kurchatov, el mayor centro nacional de investigaciones nucleares.
"Es muy peligroso. La explosión de un gasoducto o una bombona de gas, un socavón provocado por una avería en el alcantarillado, incluso un trivial apagón pueden acarrear consecuencias impredecibles", advirtió un experto del grupo científico industrial Radon, la entidad que se encarga de supervisar la situación radiactiva en Moscú.
Un porcentaje notable de la suma asignada se gastará en continuas mediciones de niveles de radiación y otros programas de monitoreo.
Otro problema son los llamados cementerios nucleares. Al menos 60.000 metros cúbicos de residuos radiactivos están enterrados a apenas un metro de profundidad en un vertedero que se extiende a lo largo del río Moscova en el sur de Moscú, cerca de la avenida Kashirskoye.
La subida de aguas subterráneas y fuertes lluvias elevan poco a poco el suelo contaminado hacia la superficie. Sólo 300 metros cúbicos se trasladan cada año a lugares más seguros y el proceso seguirá a paso de tortuga en los próximos tres años, como mínimo.
"Si procedemos a una retirada en masa, hay riesgo de un deslave. Toda la ladera se va a deslizar hacia el Moscova y materiales radiactivos acabarán en el agua, lo que implica una catástrofe medioambiental", explicó un funcionario del Ayuntamiento capitalino.
Expertos consultados por Komsomolskaya Pravda califican de módico el presupuesto del programa. Destacan que también será necesario detectar y descontaminar cementerios improvisados de equipos médicos y de laboratorio que algunas empresas echan a la calle para ahorrar en reciclaje, así como organizar la inspección radiológica de materiales de construcción importados a Moscú. Algunas plantas siderúrgicas de Ucrania refunden y venden a Rusia la antigua maquinaria proveniente de la zona de Chernóbil, recordó el representante de una ONG ecologista.
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