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jueves, 10 de noviembre de 2011

Japón y Vietnam firman un acuerdo sobre defensa


miércoles, 09 de noviembre de 2011 



La reciente visita del ministro de defensa vietnamita al Japón ha sido el marco escogido para la firma de un memorando de acuerdo sobre defensa. Pese a sus contenidos relativamente modestos, es de gran importancia por abrir las puertas a una colaboración más profunda entre las dos potencias. El acuerdo se enmarca en una tendencia creciente a la cooperación bilateral y multilateral en seguridad y defensa en Asia-Pacífico, que junto con los problemas estructurales económicos chinos amenaza los ambiciosos planes de Beijing.

Una extraña pareja. Vietnam y Japón son, a primera vista, una pareja más bien extraña. La economía del primero se encuentra aun en vías de desarrollo y va dejando gradualmente atrás la planificación central, mientras que la del segundo es madura y se encuentra estancada, destacando sin embargo por algunas de las empresas de alta tecnología más avanzadas del mundo.

Desde un punto de vista de la seguridad y la defensa también podemos observar algunas diferencias clave, empezando por unas experiencias muy distintas en los conflictos armados en que se han visto involucrados el último siglo. Los comunistas vietnamitas consiguieron unificar el país, con un coste enorme en términos de vidas humanas perdidas y de ciudadanos condenados al exilio, tras largas décadas de guerra. Los japoneses fueron derrotados en un conflicto más corto pero igualmente sangriento, al que solamente pusieron fin el efecto combinado de los bombardeos atómicos y el asalto soviético a Manchuria.

Qué es pues lo que ha conducido a esta extraña pareja a firmar un memorando de acuerdo (MOU) sobre cooperación bilateral en defensa, aprovechando la reciente visita oficial al Japón del ministro de defensa vietnamita, General Phung Quang Thanh?

Un acuerdo modesto, cuya trascendencia es sin embargo notable. En primer lugar debemos dejar claro que el contenido del acuerdo es relativamente modesto, estableciendo básicamente reuniones regulares de alto nivel (entre ministros y secretarios de estado), así como intercambios de oficiales.

La importancia del MOU no deriva pues de lo que está escrito, sino más bien de lo que se deja sin decir pero que queda muy claro a las dos partes, así como a terceros países. Básicamente, que Tokio y Hanoi entienden la necesidad de mejorar sus capacidades militares y de ampliar su abanico de socios en materia de seguridad y defensa. Ambos países se están cubriendo las espaldas ante el ascenso chino, y buscan el contacto con otras potencias regionales como elemento esencial de dicha estrategia.

Aunque ambos actores compartan estas características, sus actitudes ante Beijing han sido más bien diferentes hasta la fecha. Vietnam se ha visto involucrado en una serie de incidentes con fuego real en el Mar el Sur de China, y se enfrento a China en una breve pero intensa guerra fronteriza el año 1979. En cambio Japón, pese a mantener diversas disputas territoriales con China, incluida la delimitación de las respectivas zonas económicas exclusivas (ZEE) en el Mar del Este de China y la soberanía sobre las Islas Senkaku (que Beijing denomina Diaoyu), ha buscado mantener un perfil más bajo y evitar el uso de la fuerza.

Es precisamente el hecho que Tokio se muestre actualmente dispuesto a discutir cuestiones de seguridad y defensa con países como Vietnam o la India, con una postura tradicionalmente más robusta ante China y menos complejos a la hora de incluir la fuerza entre sus instrumentos de política exterior, lo que nos indica que nos encontramos ante otro paso en la lenta pero incesante reinterpretación del Artículo 9 de la Carta Magna nipona.

Naturalmente, la firma de auténticos tratados de defensa mutua por Tokio es aun algo muy lejano, no solamente por el hecho que la actual interpretación oficial de dicho artículo los prohíba, sino debido a la prudencia de cualquier potencia ante la posibilidad de verse involucrada en guerras iniciadas por un incidente entre terceros, especialmente si uno de ellos dispone de armamento nuclear.

Cambio gradual del panorama estratégico en la periferia china. Pese a esta prudencia no solamente a nivel japonés sino también por parte de otras potencias que intentan evitar provocar abiertamente a China, el escenario estratégico en las inmediaciones del gigante asiático parece estar virando gradualmente en su contra.

No se trata solamente del creciente número de acuerdos, y de cooperación bilateral, entre países como Japón y Vietnam, Japón y las Filipinas, o India y Vietnam, sino también de factores como las crecientes dificultades para impulsar su agenda pro integración económica con China del Presidente Ma en Taiwán, el acercamiento gradual entre Washington y Nueva Delhi, y la retirada norteamericana de Irak. A todo ello hay que añadir los posibles problemas de la economía china, una auténtica Caja de Pandora que nos podría deparar más de una sorpresa los próximos años.

Conclusiones: el impacto regional del acuerdo y la reacción de Beijing. Más allá de lo que ya hemos dicho, qué supone el acuerdo Hanoi-Tokio para la seguridad en el Este de Asia? Básicamente malas noticias para China, porqué ve como sus vecinos van perdiendo el miedo a, como mínimo, hablar, y ello supone la posibilidad, muy negativa para los intereses de Beijing, de que se acaben enlazando los diversos contenciosos en que está involucrado.

Precisamente, ello es algo que interesa tanto a Hanoi como a Tokio, que de otra forma se ven abocados a un enfrentamiento bilateral con Beijing en que difícilmente, de continuar el rearme chino, pueden salir victoriosos. Naturalmente dicho rearme depende, entre otros factores, de que China continúe creciendo a un ritmo elevado. No se puede garantizar que así sea, pero de sufrir su economía una crisis, el resultado tanto podría ser una moderación de sus ambiciones territoriales (especialmente sobre ese oscuro objeto de deseo llamado Mar del Sur de China) como, por el contrario, un esfuerzo para hacerse finalmente con el mismo, dado su carácter clave no solamente a nivel simbólico, sino de reservas de hidrocarburos, pesca, y vías de comunicación marítimas.

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