El embajador Hosein Musavián (Teherán, 1957) fue el portavoz del equipo negociador iraní en las conversaciones nucleares con la UE bajo la presidencia de Jatamí (entre 2003 y 2005). Tras el triunfo de Ahmadineyad se quedó como consejero de política exterior del nuevo jefe negociador, Ali Lariyaní. Hasta abril de 2007, cuando fue detenido y acusado de espionaje. El juez desestimó los cargos pero le inhabilitó para ejercer el que había sido su trabajo durante dos décadas, la diplomacia. Poco después de la controvertida reelección de Ahmadineyad, Musavián se refugió en la Universidad de Princeton, donde investiga y da clases. Pero el más alto funcionario iraní con residencia en EEUU guardaba silencio.
Hasta que hace unos meses empezó a dar conferencias y publicar artículos académicos. Este fin de semana aceptó responder a las preguntas de EL PAÍS vía e-mail. “Occidente no está dejando a Irán más opción que buscar el arma nuclear”, asegura. Solo dejó sin contestar la pregunta relativa a su relación con el ex presidente Ali Akbar Hachemí Rafsanyaní y si este, otrora poderoso hombre de Estado, tenía algún futuro político.
Pregunta. Hay crecientes rumores sobre planes de Israel para atacar las instalaciones nucleares de Irán. ¿Cree que existe un riesgo real de que eso ocurra?
Respuesta. Israel ha estado amenazando a Irán con un ataque militar desde 1988, tras el fin de la invasión iraquí de Irán. Sin embargo, no ha sido capaz de llevar a cabo sus amenazas. Hoy el riesgo es real, pero no creo que Israel vaya a atacar a Irán sin el visto bueno de Washington. Estoy convencido de que EEUU no está por un ataque militar porque sabe que las consecuencias serían catastróficas y arrastrarían a la comunidad internacional a un caos incontrolable. Además, en caso de ataque, la existencia de Israel estaría más amenazada que nunca.
“Las sanciones van a dañar la economía, pero no renunciamos a nuestros derechos”
P. Para los israelíes, que Irán obtenga capacidad nuclear irreversible es una línea roja. ¿La ha logrado ya?
R. En primer lugar, los israelíes no están en una posición de fijar líneas rojas a Irán porque Irán es miembro del Tratado de No Proliferación (TNP) y no posee armas nucleares. Además, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) también ha confirmado en numerosas ocasiones que Irán ni siquiera ha desviado su programa nuclear hacia una bomba. Mientras, Israel es el único país en Oriente Próximo que posee armas nucleares y desafía las solicitudes del OIEA y la comunidad internacional. En segundo lugar, Irán ya ha alcanzado la capacidad y es capaz de fabricar armas nucleares si decide hacerlo. En tercero, tener la capacidad no viola el TNP. Otros estados miembros como Japón, Alemania, Brasil y Argentina también tienen la capacidad de fabricar armas nucleares y no han sido objeto de escrutinio internacional. Por último, el OIEA es el organismo responsable de fijar líneas rojas en este asunto, no Israel.
P. ¿Puede defender, como hacía cuando estaba en Consejo Supremo de Seguridad Nacional, que el Gobierno iraní no busca tener armas atómicas?
R. No me preocupa que Irán decida fabricar un arma nuclear; estoy más preocupado con la estrategia occidental, que en la práctica no está dejando a Irán más opción que buscar el arma nuclear.Occidente ya ha empezado una guerra global económica y encubierta contra Irán. Las presiones, ataques y sanciones impuestos a Irán son mayores que contra Corea del Norte, a pesar de que Irán es miembro del TNP y no posee bombas atómicas, y Corea del Norte se ha retirado del TNP y tiene armas nucleares. Enfrentado a esa realidad, Occidente está diciendo a Irán que ya que ha pagado mayor precio que Corea del Norte, ¿por qué no tiene la disuasión también?
P. ¿Van a suponer alguna diferencia en los planes nucleares de Irán las sanciones financieras de EEUU y el eventual embargo de petróleo de la UE?
R. Las sanciones de cualquier clase dañarán la economía de Irán, pero no van a obligarle a renunciar a sus derechos nucleares legítimos bajo el TNP, que incluye el enriquecimiento. Irán ha estado sufriendo sanciones desde la revolución de 1979 y el balance muestra que ha avanzado considerablemente en los campos nuclear, químico, biológico y de misiles.
P. Un diputado iraní ha asegurado que la reciente carta de Obama a Jameneí incluía una invitación al diálogo. ¿Existen aún posibilidades? ¿Cuáles son los intereses comunes y que se interponen entre ellos?
R. La última palabra en las relaciones entre Irán y EEUU la tiene el líder supremo, el ayatolá Jameneí. Con dos décadas largas de experiencia en la política exterior iraní, considero que Irán siempre ha estado dispuesto a una relación justa basada en lo siguiente: 1) Que los americanos aseguren que su intención real no es el cambio de régimen en Irán. El líder supremo siempre ha creído que el objetivo central de Estados Unidos desde 1979 era el cambio de régimen, por todos los medios posibles. 2) Que los americanos busquen una relación basada en la no interferencia, el respeto mutuo y el reconocimiento de los intereses legítimos de Irán en la región y más allá. Es un hecho que ninguna administración estadounidense desde la revolución en Irán ha sido capaz de orquestar una política hacia Irán basada en un marco realista. Todas las administraciones estadounidenses han competido en incrementar sanciones, presiones y amenazas a Irán. Esta ha sido la situación en las últimas tres décadas. El presidente Obama inició su mandato con la promesa de colaborar con Irán y cambiar 30 años de enemistad entre los dos países. Sin embargo, ahora está orgulloso de sus logros para movilizar al mundo y haber puesto en pie un régimen de sanciones “sin precedentes” contra Irán. Incluso ha declarado: “Hemos sido capaces de implicar incluso a China y Rusia que nunca antes han apoyado algo así”.
P. ¿Cómo puede EEUU desarrollar un plan de seguridad para el golfo Pérsico con Irán mientras portavoces iraníes amenazan con cerrar el estrecho de Ormuz?
R. En primer lugar, según recientes declaraciones oficiales de los ministros iraníes de Exteriores y de Defensa, Irán no amenaza con cerrar el estrecho de Ormuz. En segundo lugar, si la política de EEUU estuviera basada en “todas las opciones están sobre la mesa”, la política de Irán sería la misma. Las amenazas generan amenazas.
P. Cuando le entrevisté en 2004 como portavoz del equipo negociador iraní, me dijo que no tenían nada que esconder. Más tarde, los inspectores del OIEA descubrieron documentos que implican que Irán estuvo interesado en una cabeza nuclear desde el principio de su programa. ¿Es posible que usted no tuviera acceso a la totalidad del plan?
R. Nunca he estado al tanto de los aspectos técnicos de la actividad nuclear de Irán, pero aún creo que el informe del OIEA de noviembre de 2011 sobre la posible dimensión militar del programa no está basado en hallazgos del OIEA sino en informaciones facilitadas por servicios secretos extranjeros. En consecuencia, se trata de algo con intenciones políticas cuyo objetivo es aumentar la presión internacional sobre Irán.
P. Usted negoció con la UE la suspensión del enriquecimiento en 2004. ¿Cuál fue su reacción cuando al poco de la llegada a la presidencia de Ahmadineyad, éste denunció el acuerdo?
R. Desde el principio, la suspensión fue un gesto voluntario, temporal y sin obligación legal, solo como medida de confianza. Seis meses antes de las elecciones presidenciales iraníes, cuando nadie podía imaginar que Ahmadineyad sería presidente, dijimos a nuestros interlocutores europeos que Irán no toleraría una suspensión indefinida y que si no eran capaces de concluir un acuerdo, Irán reiniciaría el enriquecimiento fueran cuales fueran las consecuencias. El derecho legítimo de Irán a la tecnología nuclear, incluido el enriquecimiento ha sido una línea roja para todas las administraciones antes y después de la revolución, y continuará en el futuro.
P. Su relevo tras las presidenciales de 2005 era de esperar, pero ¿por qué le detuvieron? ¿Fue su caso parte de una lucha interna de poder?
R. Desde mi detención en abril de 2007, decidí mantener silencio sobre los motivos de mi detención y voy a continuar haciéndolo.
P. Dejó Irán tras la controvertida reelección de Ahmadineyad en 2009. ¿Estuvo su decisión relacionada? ¿Ha vuelto desde entonces? ¿O hay algo que impida su regreso?
R. Según el veredicto final, no puedo tener un cargo diplomático en el plazo de cinco años, a contar desde abril de 2008. Decidí utilizar este tiempo a los estudios académicos y en la actualidad investigo y doy clase en la Universidad de Princeton.
P. En aquella época, usted minimizó las posibilidades de cambio de régimen en Teherán a pesar de las manifestaciones. ¿Ha cambiado su opinión tras la Primavera Árabe? ¿Qué hace el caso de Irán diferente de sus vecinos árabes?
R. Después de dos años y medios siguiendo las disputadas elecciones presidenciales, vemos que estaba en lo cierto. Hoy, según aumentan las presiones de Occidente en la esperanza de alentar el cambio de régimen, estoy convencido de que no va a suceder.
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