Los puntanos que ayer a las 9 fueron al Parque Astronómico de la Universidad de La Punta (ULP) para observar el lanzamiento de Clementina II volvieron a sentir cómo la ciencia de San Luis escribía una página importante de su historia.
La sonda no tripulada arribó hasta los 30.270 metros de altitud y superó con amplitud la marca alcanzada el año pasado, cuando había llegado a los 20 mil metros.
La cápsula tomó imágenes a gran escala de la provincia, del espacio y la curvatura de la Tierra. Su vuelo se extendió por más de dos horas y aterrizó cerca de Coronel Moldes, en Córdoba.
El clima, como ocurrió durante el lanzamiento de 2011, le hizo un guiño a la ULP y a la Asociación Argentina de Tecnología Espacial (AATE), las instituciones encargadas de organizar el vuelo de Clementina II.
La mañana era radiante, sin una nube y con poco viento.
“El día parece estupendo”, anticipó Claudio Regis, conductor del programa Dominio Digital y el locutor que transmitió el despegue.
A las 8:55 el presidente de AATE y director técnico de la sonda, Pablo de León, empezó a inflar junto con sus colaboradores un globo blanco con helio que impulsó la cápsula, una caja plateada con tres cámaras de video de alta definición y sistemas de posicionamiento digital que después permitieron rastrear su ubicación al regresar a la superficie.
Los componentes electrónicos que llevó Clementina II estuvieron perfectamente aislados, ya que en la estratosfera las temperaturas pueden llegar hasta los 60 grados bajo cero.
El gobernador de San Luis Claudio Poggi, junto con sus ministros, arribó a las 9 en punto.
Pocos minutos después llegaron alumnos de diferentes escuelas de San Luis con globos de color naranja en sus manos.
Regis les dijo que sólo debían soltarlos cuando Clementina hubiese remontado cientos de metros para que la sonda grabara las imágenes de su ascenso.
Pero varios se escaparon de las manos de los chicos antes del lanzamiento.
El descuido o la travesura, cumplió una función ya que permitió saber que el viento soplaba hacia el sudeste.
A las 9:20 ya estaba casi todo listo para el despegue de Clementina, bautizada así en honor del nombre de la primera computadora científica que llegó al país hace 50 años.
De León colocó con cuidado los componentes electrónicos y de navegación en la sonda y los cerró de manera hermética.
Muchos de los aparatos que viajaron esta vez a la estratosfera ya habían sido empleados en el viaje que efectuó la cápsula el año pasado.
La espera llegó a su fin. Regis empezó con la cuenta regresiva, acompañada por los chicos y también por los funcionarios del Ejecutivo.
La sonda abandonó la superficie a las 9:31.
Pero los alumnos no aguantaron la ansiedad y casi al mismo tiempo soltaron sus globos. Clementina II ascendió rápidamente acompañada de un séquito de decenas de esferas anaranjadas.
La imagen era espectacular, y parecía como si de La Punta hubiera despegado una flota enorme de naves espaciales.
La cápsula, que subió con una velocidad de cinco metros por segundo, se perdió con rapidez en el horizonte.
Para los que quisieron seguir el viaje de Clementina II la Universidad de la Punta puso a disposición un par de binoculares.
Una hora después la sonda ya estaba por encima de los 10 mil metros, la altitud utilizada en los vuelos comerciales.
La ULP informó a las 12:16 que la cápsula había llegado a los 23.941 metros, cerca de su nivel máximo final de 30 kilómetros.
El viaje de regreso fue movido y Clementina alcanzó en algunos pasajes velocidades cercanas a los 170 kilómetros por hora.
El secretario de Ciencia y Técnica de la ULP, Alejandro Munizaga, confirmó pasado el mediodía que la sonda pudo ser recuperada en perfecto estado en un campo de alfalfa localizado cerca de Coronel Moldes, en Córdoba. Misión cumplida para otra gran experiencia de la ciencia puntana.
eldiariodelarepublica.com
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