Teresa Bermúdez, coordinadora del área de Inteligencia Económica del Grupo ATENEA
viernes, 07 de septiembre de 2012
Cada vez que utilizamos un Smartphone, encendemos un televisor o una simple bombilla, tenemos entre nuestras manos algún elemento de los denominados Tierras Raras. Son considerados clave para la fabricación de la mayoría de los aparatos de uso común, y son estratégicos para la industria de la defensa que los utiliza, por ejemplo, para fabricar las gafas de visión nocturna, los sistemas de guiado láser, baterías nucleares, misiles de crucero, sistemas de radar, aviónica, blindaje reactivo o satélites. Por no mencionar las aplicaciones médicas, como las tecnologías láser, los rayos X o las energías renovables.
¿Qué son las Tierras Raras?
El itrio fue el primer elemento de las Tierras Raras descubierto, a finales del siglo XVIII, por el químico y físico finlandés Johan Gadolin. Aunque el término 'raras' de su nombre nos lleve equivocadamente a pensar que son elementos escasos, en realidad algunos de ellos son más abundantes que el plomo o el oro. Su nombre se debe en parte a la apariencia terrosa de sus óxidos y a su extraña composición química y bajo número atómico. Por tanto, ni son tierras ni son raras, aunque sí elementos costosos cuyo valor puede superar al del oro.
Se trata de un grupo de 17 elementos químicos, los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio) a los que se unen el escandio y el itrio.
Su extracción comenzó a finales del siglo XIX, pero fue a partir de los años 60 cuando empezaron a vislumbrarse sus aplicaciones tecnológicas. Aunque no se trata de materiales radioactivos, normalmente se encuentran junto a otros que sí lo son, lo que convierte la extracción en una actividad extremadamente dañina para el medioambiente, generando toneladas de aguas residuales tóxicas y radiactivas que, si no son correctamente tratadas, pueden contaminar las aguas y granjas cercanas.
Las reservas de Tierras Raras conocidas en la actualidad (varían según las fuentes consultadas) están distribuidas entre China (entre 23-36%), Rusia (19%), Estados Unidos (13%), Australia (5%), India (3%), Malasia (0,03%), Brasil (0,04%), Vietnam (0,03%) y otros países.
Una calculada estrategia económica
Algunos países que inicialmente comenzaron a extraer, entre los que se encontraban Brasil, Estados Unidos e India, fueron abandonando la minería de Tierras Raras, en parte por la agresión medioambiental, la dificultad y el abaratamiento de costes, que poco a poco fue ofreciendo China, resultando mucho más barato comprar estos elementos que realizar minería. Las laxas regulaciones medioambientales y mineras de China, orientadas a abaratar costes, han producido un daño medioambiental severo en el país, una triste ventaja competitiva que otros países no han querido asumir.
Estos materiales son una de las claves de la estrategia económica china, que busca el control de los metales críticos. En 1992 el presidente Deng Xiaoping dijo "Hay petróleo en Oriente Medio; hay Tierras Raras en China.", la estrategia estaba marcada. Solo unos años después, otro presidente, Jiang Zemin, terminó de completarla "Mejora el desarrollo y las aplicaciones de las Tierras Raras y convierte la ventaja de recursos en superioridad económica".
La situación actual es que China monopoliza el mercado suministrando más del 90% de los óxidos raros del mundo. Además, según un informe de finales de 2010 de la US-China Economic and Security Review Commision, dominan casi todos los pasos de la cadena completa de suministro de estos elementos. Esto abarca desde la minería hasta los productos finales, como los imanes de Tierras Raras y otros componentes.
En los dos primeros pasos de esta cadena copan el 97% del mercado, tanto en la extracción de los minerales como en la separación de los óxidos. La capacidad de refinado de los óxidos es 100% china, ya que ningún país realiza este proceso. Además, producen el 89% de las aleaciones y entre el 60 y 75% de los imanes.
La conclusión es inmediata: desde el momento en que un solo país controla completamente uno de los eslabones y con amplia mayoría el resto, podemos hablar de un monopolio total. Aparte de ello, el último paso de la cadena es especialmente crítico para la industria de Defensa, porque afecta a la producción de imanes de Tierras Raras, imprescindibles para sus tecnologías. Con éstas se producen dos tipos de imanes distintos: los imanes de neodimio (NeFeB), que son los imanes permanentes más fuertes que existen en el mundo y de los cuales China produce alrededor del 75%, y los de samario-cobalto (SmCo), que son los segundos más fuertes y produce alrededor del 60%. Entre los usos de estos imanes se encuentran las municiones guiadas, helicópteros y sistemas avanzados de radares.
La guerra de las Tierras Raras y el escenario actual
La demanda de estos elementos, a medida que avanza el desarrollo tecnológico, está aumentando exponencialmente. Por ello, la estrategia china de monopolizarlos tiene en vilo especialmente a Japón, Estados Unidos y la Unión Europea, los grandes consumidores. Máxime desde 2010, cuando China hizo una exhibición de fuerza en un conflicto con Japón que marcaría el inicio de lo que los medios denominaron guerra de las Tierras Raras. Tras un conflicto pesquero entre China y Japón en las islas Daiyou, cuya soberanía ambos disputan, el primero decidió restringir las exportaciones de Tierras Raras a Japón. Posteriormente argumentaron que no se trataba del conflicto sino de limitar las extracciones como nueva política medioambiental.
El problema para China no es pequeño: el daño medioambiental causado en determinadas zonas es inmenso, pero por el momento la hegemonía económica parece más importante.
Estados Unidos ya considera la dependencia, en lo que a estos elementos estratégicos se refiere, como un problema de seguridad nacional. En marzo de 2012 el Presidente Obamaanunció que Estados Unidos se había unido con Japón y la Unión Europea para llevar adelante una resolución de la WTO contra China por sus políticas restrictivas sobre las Tierras Raras.
Con este panorama en la mente, el Departamento americano de Defensa busca soluciones al problema, ya sea aumentando la producción y poniendo en marcha minas para su extracción, aunque la consecución de la cadena independiente de suministro podría tardar 15 años, o buscando elementos alternativos a las Tierras Raras, algo que, al parecer, es mucho más difícil.
Otros países como Australia, Brasil, Canadá o Argentina planean abrir minas o realizan prospecciones para encontrar los preciados elementos.
Un dato bastante indicativo de que la industria de la Defensa también se ha puesto las pilas, lo delata el hecho de que la multinacional aeroespacial y de defensa Boeing se haya lanzado en 2010 a la búsqueda de los minerales, firmando un acuerdo con la empresa Tierras Raras Inc.mediante el que entrará en la minería en los estados de Idaho y Montana y ayudará en las prospecciones para hallar nuevos yacimientos
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