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domingo, 9 de septiembre de 2012

Sabra y Shatila, 30 años de la peor masacre de la guerra civil libanesa


El próximo 16 de septiembre, para cuando se espera la visita del Papa Benedicto XVI a Líbano, se cumplirán 30 años de las matanzas en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila de Beirut. Aunque el número de víctimas nunca ha podido ser establecido con exactitud se estima que entre 2.000 y 3.000 palestinos murieronmasacrados entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982 a manos demilicias falangistas libanesas en connivencia con Israel.

La tragedia se remonta al 14 de septiembre de 1982, cuando el recién elegido presidente del Líbano, el cristiano Bashir Gemayel y aliado de Israel en ese momento, es asesinado junto con otras 40 personas en un oscuro atentado con bomba en la sede de su partido que pronto será atribuido a grupos pro-palestinos y pro-sirios. Para el 15 de septiembre el ejército israelí ya había rodeado por completo los dos campos de refugiados mientras Ariel Sharon, ministro de Defensa, y el jefe de Estado Mayor y posterior director del Mossad, Rafael Eitan, se reunían con los líderes de las milicias falangistas cristianas comandadas por el controvertido Elie Hobeika.

En la madrugada del 16 de septiembre los carros de combate israelíes cerraron todas las salidas de los campos para impedir la fuga de posibles terroristas palestinos. Más de 1.000 milicianos falangistas esperaban fuera armados la orden para entrar y detener a guerrilleros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) con el fin de entregarlos a Israel. En las siguientes 40 horas se cometía la peor atrocidad de la guerra civil libanesaconvenientemente iluminada por las bengalas de las fuerzas israelíes.

Los aterrados sobrevivientes han narrado en estos años escenas dantescas de una auténtica carnicería humana perpetrada contra civiles, muchos de ellos mujeres, niños y ancianos. La cifra precisa de muertos siempre ha sido objeto de disputa aunque la Cruz Roja calcula un mínimo de 2.400. Ninguno de los implicados ha sido nunca juzgado en un tribunal.



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