Por Gabriel Rubio (AFP) – Hace 1 día
MADRID — Ayuda, adiestramiento, seguridad son algunas de las principales tareas que realizan desde hace casi diez años los militares españoles en Afganistán, en la "misión más dura" llevada a cabo por el ejército español, que ha perdido más de un centenar de sus miembros en esa misión.
"Afganistán es la misión más dura, más compleja y más arriesgada de cuantas han llevado a cabo nuestros militares en más de dos décadas", decía en julio pasado ante los diputados la ministra de Defensa española, Carme Chacón.
La dureza de esta misión queda evidenciada por las bajas sufridas en las filas de soldados españoles, donde en nueve años han fallecido 14 militares e intérpretes civiles en acciones violentas, a los que hay que añadir 82 soldados y un intérprete muertos en diversos accidentes.
Los dos principales siniestros de este tipo tuvieron lugar en 2003 cuando la caída de un avión Yak-42 en Turquía causó la muerte a 63 militares españoles que regresaban de Afganistán y en 2005 cuando fallecieron 17 soldados al estrellarse un helicóptero.
Entre las 14 víctimas de ataques mortales figuran, según un recuento de AFP, cinco latinoamericanos, que han ido aumentando su presencia en los ejércitos españoles desde que en 2002 el anterior gobierno conservador permitió el alistamiento de ciudadanos de América Latina y Guinea Ecuatorial.
España mantiene actualmente 1.521 militares en las provincias de Badghis y de Herat, en el noroeste de Afganistán, donde los primeros efectivos llegaron a finales de enero de 2002 como parte de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés) de la OTAN.
"Estamos allí desde hace nueve años con un objetivo claro: que Afganistán deje de ser una amenaza para el resto del mundo, y que los propios afganos puedan hacerse cargo cuanto antes de su país", afirmó la ministra Chacón.
Pese a que la intervención española en Afganistán fue decidida por el anterior gobierno español (del Partido Popular, 1996-2004), el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero ha mantenido esta misión alegando que se encuentra amparada por una resolución de Naciones Unidas, que autoriza la intervención militar, al contrario de lo que ocurrió con Irak.
En este último país, el Ejecutivo de derechas del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, decidió intervenir siguiendo a Estados Unidos y envió tropas en el verano de 2003, pero tras las elecciones de marzo de 2004, que llevaron a los socialistas al poder, el nuevo jefe del Gobierno anunció la retirada de esas tropas el 18 de abril de 2004.
"La ONU y el mundo entero no pueden permitirse que Afganistán vuelva a caer en manos de quienes dieron amparo a la oleada de terror que sacudió el planeta y que llegó a nuestras calles", dijo Chacón en una entrevista al diario ABC.
"Esa es la diferencia entre la intervención en Irk y en Afganistán: la primera fue ilegal y no atajaba ninguna amenaza real para la seguridad mundial. En Afganistán sí existía una amenaza real para la seguridad de todos y la intervención tiene el amparo legal de Naciones Unidas", añadió la ministra de Defensa en esa entrevista.
Sobre esta base, el Ejecutivo socialista español ha seguido manteniendo su presencia en Afganistán, de donde tiene previsto empezar a retirarse progresivamente en 2012 en un proceso que debería durar entre 24 y 36 meses.
"En el primer trimestre de 2012 se habrá retirado cerca del 10% del contingente, dependiendo del ritmo con el que avance la generación de capacidades afganas", según la ministra de Defensa.
Otro 40% se replegaría en el primer semestre de 2013 y "finalmente el resto del contingente español abandonaría el país entre los años 2013 y 2014", explicó Chacón, recordando que "estamos ante el principio del fin de la misión de la ISAF, en Afganistán, pero hasta que concluya, seguirá siendo tan arriesgada como lo ha sido hasta ahora"
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