El Pentágono planifica instalar un sinnúmero de dispositivos de espionaje en Afganistán después de la retirada de las tropas norteamericanas de ese territorio.
Receptores del tamaño de la palma de la mano y enmascarados como piedras vigilarán los movimientos de los afganos desde los lugares menos pensados.
Las "piedras espías", elaboradas por la corporación Lockheed Martin, vigilarán la situación circundante y en caso de actividad sospechosa transmitirán los datos al centro.
Como aseguran los fabricantes, algunos modelos podrán trabajar en régimen autónomo hasta veinte años.
Cada censor de ese tipo costará cerca de mil dólares
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