Israel estaría armando con cabezas nucleares un grupo de tres submarinos comprados a Alemania a precio reducido, según una información divulgada hoy por el semanario alemán 'Der Spiegel', que refrenda la teoría de que Israel es una potencia nuclear con el conocimiento de las autoridades de Berlín.
Según su política oficial, Alemania siempre ha alegado desconocimiento sobre las actividades nucleares de Israel, mientras que el Gobierno hebreo jamás se ha pronunciado sobre esta cuestión, usando su mutismo como arma disuasoria.
Pero según la información de 'Der Spiegel', Israel estaría armando tres submarinos construidos en la ciudad alemana de Kiel, en el norte del país, con misiles nucleares de crucero capaces de ser lanzados a través de un sistema secreto de eyección hidráulica.
Antiguos altos cargos del Ministerio de Defensa, entre los que se encuentran el ex secretario de Estado Lothar Rühl o el antiguo jefe de Gabinete de Planificación, Hans Rühle, indicaron al magacín que "siempre habían asumido que Israel podría desplegar misiles nucleares en los submarinos", una hipótesis que los alemanes llegaron incluso a preguntar al Ejército israelí.
Ahora, los archivos del Ministerio de Exteriores alemán obtenidos por el semanario revelan que Berlín tuvo conocimiento del programa israelí desde 1961. La última discusión en este sentido tuvo lugar en 1977 entre el entonces canciller Helmut Schmidt y el ministro de Exteriores israelí Moshe Dayan.
Israel espera contar con otros tres submarinos alemanes más para 2017, y se reserva el derecho de pedir tres más, hasta nueve, cuando se complete la segunda remesa.
Toda la transacción ha sido realizada gracias a "sustanciales concesiones" facilitadas por la canciller Angela Merkel: no solo Berlín está financiando una tercera parte del coste del submarino --unos 135 millones de euros-- sino que ha permitido a Tel Aviv que aplace su pago hasta 2015.
El sexto de los submarinos, no obstante, conlleva una serie de condiciones impuestas por la canciller a Israel, entre ellas el cese de la política de expansión de los asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado, y la finalización de una planta de tratamiento de residuos en la Franja de Gaza; un proyecto cofinanciado por Alemania.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no ha cumplido su parte del acuerdo en ninguno de los dos aspectos hasta el momento, apunta el semanario.
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