Washington, 10 abr (PL) La reciente revelación de la existencia de una base militar secreta estadounidense en Groenlandia, cerca del Círculo Polar Ártico, hace resurgir hoy el fantasma de la confrontación nuclear, supuestamente congelada tras el fin de la Guerra Fría.
Camp Century fue construida bajo los hielos perpetuos de la mayor isla del planeta, perteneciente a Dinamarca, país que se declaró en 1957 territorio libre de armamento nuclear.
Versiones oficiales aducían que la instalación ubicada a 800 kilómetros del Polo Norte, a unos mil 880 metros sobre el nivel del mar y con una temperatura que oscilaba entre 23 y 56 grados centígrados bajo cero, constituía un centro de investigación y experimentación científica a manera de una "colonia lunar" en la Tierra.
Sin embargo, su verdadero objetivo fue develado recientemente: acoger al Proyecto Iceworm encaminado a probar la viabilidad de enterrar misiles nucleares bajo las capas congeladas, reportó el sitio digital Fox Reno.com.
El origen de Camp Century tuvo sus raíces en la segunda mitad de la década de 1940, cuando Estados Unidos inició la denominada Guerra Fría en su confrontación con la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), como parte del desarrollo de arsenales nucleares que garantizaban la destrucción mutua.
Su ubicación convertía a la base en un punto idóneo para cumplir los objetivos de emplazar un sistema de defensa de alerta temprana contra misiles o de lanzamiento de cohetes contra la URSS, posicionada a medio camino entre Nueva York y Moscú, comentó la publicación.
Entre 85 y 200 científicos civiles y personal militar residían en el avanzado puesto de mando que comenzó a construirse en 1958 y ya fue operativo para 1960, a un costo de ocho millones de dólares, 60 millones si se compara con el valor actual del billete verde.
Sin embargo, por el movimiento de los glaciares y ante el peligro de colapso de los túneles, el proyecto fue abandonando en 1966, recordó la fuente.
Con el derrumbe de la URSS y el campo socialista, muchos expertos dieron por concluido el periodo de confrontación este-oeste y con ello, el peligro de que la humanidad se viera envuelta en una conflagración atómica.
Veinte años después, sin embargo, Washington insiste en emplazar en Europa un sistema antimisiles escudado en la supuesta "emergencia de nuevos peligros", que analistas identifican con ejercer presión ante el ascenso de potencias emergentes como Irán, China y la propia Rusia.
Moscú ha advertido a Estados Unidos que no tolerará el establecimiento de una sombrilla anticoheteril en su cercanía geográfica, lo que ha llevado al enorme país euroasiático a responder con el anuncio de la apertura de una estación de radiolocalización lejana en el occidental enclave de Kaliningrado.
Mientras Washington y Moscú mantienen enconadas diferencias sobre el controversial proyecto, Camp Century parece confirmar que viejos fantasmas continúan paseándose sobre una humanidad que los creía extintos.
rmh/lr
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