Mijail Kóstrikov / Politpros.com
Las nefastas consecuencias del acuerdo START-3, sobre las que el PCFR había venido advirtiendo desde hacía tiempo, comienzan a dejarse notar. Antes del 2014, todos los afamados submarinos nucleares “Akula” (tiburón), más conocidos como SSBN “Typhoon” según la terminología de la OTAN, serán enviados al desguace.
Estos submarinos, considerados la flor y nata del orgullo de la marina soviética no encajan en la nueva imagen de las Fuerzas Armadas, diseñada por el odioso ministro de defensa Serdiukov.
Se da la circunstancia de que el número de cabezas nucleares que estos submarinos son capaces de transportar, suponen casi por completo la cuota asignada a Rusia de acuerdo con el tratado START-3. Además, el ministerio de defensa no esconde el otro motivo por el que Rusia renuncia a los “Akula”: su alto coste de mantenimiento. Este argumento resulta especialmente “hermoso”, teniendo en cuenta el interminable e incalculable en costos, arreglo que se está ejecutando en el edificio del ministerio, puesto en marcha en cuanto el señor Serdiukov se alojó allí.
¿Dónde reside la principal ventaja de los submarinos portamisiles “Akula”? Hay que tener en cuenta que la ubicación de las bases terrestres de misiles hace tiempo que ha dejado de ser un secreto. Los tan publicitados “Tópol M” apenas son quince unidades, y tampoco dejan de ser vulnerables, pudiendo ser alcanzados por armamento convencional, como aviones portamisiles. Y la tentación de que sean ellos, los primeros objetivos de un ataque con el fin de dejarnos desarmados, es muy alta. Por eso, mientras haya en el océano aunque sea un solo “Akula” no detectable, es imposible que pueda haber ningún tipo de guerra contra nuestro país. Porque la respuesta de sus veinte misiles causaría un daño mortal a cualquier enemigo. Ese es el sentido de la existencia de estas naves: para que nadie piense ni por un momento que puede entrar en guerra contra Rusia. Nadie.
Según las informaciones oficiales, los seis “Akula” serían sustituidos pos los nuevos submarinos del proyecto “Borei”. Cabe sin embargo señalar, que los portamisiles de la clase “Borei” están actualmente equipados…con torpedos. Su principal armamento deberán ser los tristemente célebres misiles “Bulava”. Pero el periodo de pruebas de estos, todavía no ha terminado y los lanzamientos con éxito se alternan con sonoros fracasos. Además, de momento solo hay un submarino “Borei” en servicio, el “Yuri Dolgoruki”. Hace poco, el pasado 20 de agosto de 2011, esta nave debería haber efectuado un lanzamiento de prueba de un “Bulava”, pero volvió a la base con las manos vacías. De 14 lanzamientos de ese misil, solo 7 han sido reconocidos como exitosos. Así que en un futuro cercano, el “Dolgoruki” no está capacitado para cumplir misiones militares. En cuanto al resto de naves del proyecto “Borei”, todavía hay dos terminándose de construir, mientras que otra se encuentra en astilleros desde 2009 y dista mucho de estar terminada. Pero la pregunta es: ¿Cuando los acaben (si es que terminan) irán equipados con armamento fiable y moderno o con los “Bulava” que a veces vuelan y otras no? Y finalmente, puestos en la mejor de las variantes, queda todavía una desagradable circunstancia: el viejo misil R-39 de los submarinos “Akula” tenían el doble de peso que los actuales “Bulava”.
Mientras tanto, en la actualidad las seis “Akula” que quedaban en herencia de la Unión Soviética ya no cumplen misiones militares, pese a seguir siendo hasta la fecha unas de las más modernas naves de nuestra flota. Todas fueron puestas en explotación en los años 80. El potencial de modernización no parece que esté en absoluto agotado. Por ejemplo, los EE. UU. al retirar de cuatro de sus “Ohio” (fue precisamente en respuesta a estos, que la URSS creó sus “Akula”), los dispositivos de lanzamiento de misiles balísticos, los ha sustituido por misiles de crucero. Nuestro país podía haber seguido los mismos pasos, y ciertamente se llevaron a cabo proyectos de modernización de los “Akula”: Además hay propuestas para la utilización de estas naves con fines estrictamente pacíficos, ya que las extremas condiciones del Ártico, no son ningún obstáculo para ellos.
Pero en correspondencia con las peores tradiciones de la Rusia actual, a la sociedad se le comunica cuando ya no hay remedio: Tres de los “Akula” ya no existen: han sido desguazados con la ayuda económica de los EE. UU. Los tres submarinos que quedan, parecen destinados a compartir idéntico destino.
Y finalmente, lo más triste. Los especialistas se muestran de lo más escéptico ante la probabilidad de que la Rusia actual sea capaz de construir algo parecido a los submarinos de la clase “Akula”. Después de todo, en su construcción tomaron parte más de mil empresas de toda la Unión Soviética, muchas de las cuales, simplemente ya no existen.
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