Cuando el pasado 9 de julio Sudán del Sur obtuvo su independencia, pareció el final feliz de una larga historia de enfrentamientos entre norte y sur de Sudán, o al menos de un final feliz para el nuevo país, y el mundo dejó de prestar atención.
Sin embargo, y aunque apenas se habla de ellas, dos regiones fronterizas entre norte y sur están sufriendo bombardeos indiscriminados por parte del Ejército sudanés. Además, existen imágenes que muestran fosas comunes y podrían indicar matanzas cometidas contra la población civil.
Se trata de las regiones de Kordofán del Sur y Nilo Azul, donde cientos de personas habrían muerto y unas 500.000 han tenido que huir de sus hogares en los últimos meses.Nadie está seguro de las cifras porque el gobierno de Omar al Bachir, a quien ya pretende la Corte Penal Internacional por crímenes cometidos en Darfur,impide la entrada en la zona a organizaciones humanitarias.
Las regiones disputadas son poseen amplias reservas de petróleo
Ambas regiones lucharon junto al Sur contra el régimen de Jartum en la guerra civil que duró de 1983 a 2005. Ese año, un acuerdo de paz prometió un referéndum de independencia en Sudán del Sur y consultas populares en Kordofán del Sur y Nilo Azul, para determinar su pertenencia a una u otra parte.
Pero mientras que el Sur votó y consiguió independizarse de Jartum, las consultas nunca se llegaron a implementar en las dos regiones fronterizas, que a todos los efectos siguen perteneciendo a Sudán a pesar de sentirse políticamente parte de Sudán del Sur.
En junio, las fuerzas armadas de Kordofán del Sur se negaron a ser desmovilizadas y Jartum lanzó una ofensiva militar contra la región. Aviones Antonov y Mig comenzaron una campaña de bombardeos que habrían provocado numerosas bajas entre la población civil y han empujado a mujeres, niños, ancianos y enfermos a dejar sus casas y a instalarse en cuevas en las montañas Nuba.
Imágenes del Proyecto Satélite Centinela (SSP, en inglés), una iniciativa puesta en marcha por Google y George Clooney entre otros, muestran evidencia de fosas comunes en Kordofán del Sur.
Además de las imágenes, “relatos de cuatro testigos presenciales comunicados al SSP alegan que el Ejército de Sudán y fuerzas aliadas comenzaron ya el 5 ó 6 de junio a buscar casa por casa partidarios del SPLM (el partido en el gobierno en Sudán del Sur), matando a los que encontraban”, añade un informe del propio SSP. Unas175.000 personas han huido de sus hogares en Kordofán del Sur, según cifras dela ONU.
El hecho de que los ataques se han concentrado contra la población de las montañas Nuba ha conducido a alegaciones de que Jartum estaba llevando a cabo una campaña de limpieza étnica.
“Pero esto no se ha podido verificar y la principal razón de las ofensivas es que Jartum quiere asegurar su control militar y político sobre unos territorios que considera suyos”, explica Fouad Hikmat, asesor especial sobre Sudán del Grupo Internacional de Crisis (ICG en inglés).
Ocurre también que la casi totalidad de los campos petrolíferos que permanecen en el norte tras la separación están en la región de Kordofán del Sur, particularmente en el área de Abyei. Tanto Sudán como Sudán del Sur reclaman Abyei como propia y la zona cuenta con su propio y largo historial de enfrentamientos.
Actualmente, Abyei está ocupada por el Ejército sudanés mientras está previsto que una fuerza de paz de la ONU compuesta por soldados etíopes se despliegue próximamente en la zona.
Perder el control sobre Abyei y Kordofán del Sur podría suponer una catástrofe económica para Jartum, que con la separación ya perdió el 75% de los recursos petrolíferos del antiguo Sudán unido, cuya producción se estimaba en unos 500.000 barriles diarios.
Naciones Unidas y organizaciones defensoras de los derechos humanos han pedido repetidamente a Jartum que detenga los ataques indiscriminados y que se investiguen las alegaciones de crímenes de guerra y contra la humanidad. Por su parte, el Gobierno sudanés presidido por Al Bachir se ha negado en todo momento a buscar una salida negociada a la crisis.
Más recientemente,el pasado 1 de septiembre el Ejército de Sudán inició una nueva ofensiva militar, esta vez contra la vecina región de Nilo Azul, que de nuevo incluyó bombardeos indiscriminados y ha provocado que unas 25.000 personas huyan de sus hogares.
Junto con los ataques, el gobierno de Jartum ilegalizó al SPLM, cuyos representantes ocupaban las autoridades regionales en Nilo Azul, y comenzó a arrestar a los miembros del partido repartidos por todo Sudán.
“La rebelión será sofocada y los fugitivos serán derrotados”, respondió esta misma semana Al Bachir, al que citó la agencia de noticias sudanesa. “Sudán no va a repetir la experiencia de ser obligado a negociar y firmar protocolos bajo la supervisión de la ONU”.
Al Bachir afirmó que pronto caerá Kurmuk, el bastión de los rebeldes en Nilo Azul. Las últimas imágenes publicadas por el SSP el 23 de septiembre muestran tanques y otra artillería pesada y al menos 3.000 tropas del ejército de Sudán camino de Kurmuk.
El Grupo Internacional de Crisis ha advertido que Sudán podría estar deslizándose hacia la guerra civil y ha pedido a la Unión Africana y a la ONU que elaboren una nueva estrategia encaminada al cese inmediato de las hostilidades y al inicio de un diálogo entre todas las partes.
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