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viernes, 13 de enero de 2012

Estrecho de Ormuz, objeto de tensiones


El estrecho de Ormuz es la clave para el control del petróleo mundial, un estrecho (brazo de mar) angosto entre el golfo de Omán, localizado al sudeste, y el Golfo Pérsico, al sudoeste. Tiene sólo 55 kilómetros de ancho y está salpicado de islas y formaciones rocosas, es un canal que conecta al Golfo Pérsico con el Océano Indico. Como muchos otros cuellos de botella marinos, el Estrecho de Ormuz ha sido por mucho tiempo centro de atención de imperios y sus fuerzas navales.

Por el estrecho de Ormuz pasa una sexta parte del petróleo del mundo y la amenaza de Irán de cerrar su navegación responde a la advertencia de Washington y sus aliados, quienes están imponiendo distintas medidas para forzar a Irán a abandonar un programa nuclear, que dicen está destinado a producir una bomba atómica. Las nuevas sanciones financieras convertidas en ley por el presidente estadounidense, Barack Obama, en la víspera de Año Nuevo vuelven difícil a la mayoría de los países comprar petróleo iraní. Se espera que la Unión Europea anuncie medidas duras a finales de enero. La mayoría de los operadores creen que Irán igual será capaz de encontrar mercados para sus 2,6 millones de barriles de petróleo diarios, pero tendrá que ofrecer descuentos.

Estados Unidos, que tiene una importante flota naval en la zona que es mucho más poderosa que las fuerzas marítimas iraníes, dijo que se asegurará que el estrecho permanezca abierto. Irán tiene 23 submarinos y más de 100 botes de patrulla y combate costero. La Quinta Flota tiene más de 20 navíos. Los buques petroleros pueden hallar formas de evadir las actividades iraníes en el estrecho enviando a embarcaciones más pequeñas que puedan navegar más cerca de la línea litoral de Omán. Pero las hostilidades podrían subir el costo de los seguros y del transporte. Además de Irán, segundo productor mundial de la OPEP, Arabia Saudí, Kuwait, Irak, Catar y los Emiratos Árabes Unidos exportan parte de su petróleo por ese estrecho.

Un intento de cierre no podría duplicar la medida de bloqueo que realizaron los buques de la Armada estadounidense durante la crisis de misiles de Cuba, por ejemplo. Irán puede acosar a los buques petroleros y de guerra occidentales con sus misiles, desplegando minas y con posibles ataques suicidas de botes pequeños, o intentar atacar las instalaciones de exportación del Golfo Pérsico, pero no es fácil hundir un supercarguero de petróleo, que es mucho más grande y más resistente que un buque de guerra.

El escenario que dibujan estos hechos es altamente explosivo, ahora mismo y frente a un posible acto hostil iraní, el régimen chiíta se vería cercado por la Quinta Flota de la US Navy y otros posibles navíos de guerra aliados que se podrían desplazar rápidamente a la zona desde sus áreas de patrulla frente al Cuerno de África, donde ahora mismo combaten a los piratas somalíes. Además, están las fuerzas estadounidenses desplazadas a Israel, a las que hay que sumar a las propias fuerzas militares israelíes. Añadamos a eso las fuerzas militares saudíes y de otros países aliados de EE UU en la zona, y las propias fuerzas aliadas desplazadas en Afganistán. Por otro lado, Irán tampoco está escaso de medios. A sus fuerzas militares hay que añadir su alianza con Siria, con la que ya ha realizado maniobras militares. Irán cuenta con el apoyo de dos socios estratégicos de peso: Rusia y China. El año pasado, y a modo de ejemplo, Irán, Rusia y China iniciaron contactos para establecer un escudo antimisiles conjunto como respuesta al creado por EE UU y la OTAN. Ojalá al final de todo esto predomine la sensatez de las naciones, y se pueda desplegar un idioma de conciliación, lo cual representa el mejor lenguaje que puede usar la humanidad, el único y beneficioso lenguaje de la paz.

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