A rey muerto, rey puesto, aunque se trate de la única dinastía comunista del planeta.
La cúpula del poder en Corea del Norte muestra ya los primeros indicios de que se ha puesto en marcha una campaña para construir el culto a la personalidad del nuevo líder, el joven Kim Jong Un.
Una estrategia encaminada a diseñar su ascenso al poder absoluto de un país empobrecido y aislado mediante una sucesión sosegada que mantiene en vilo a buena parte del planeta. No en vano aunque pobre es una potencia nuclear.
Al heredero de Kim Jong Il, los medios norcoreanos ya no le denominan tan sólo Gran Sucesor o Brillante Líder,ahora también le califican de Respetado Camarada o Nacido del cielo.
Y las nuevas imágenes que transmitía ayer la televisión oficial de Corea del Norte, la KCTV, ya no mostraba al compungido hijo del primer día del velatorio despidiéndose de su padre, el Amado Líder.
Las cámaras presentaron a un Kim Jong Un estrechando la mano a diversos diplomáticos acreditados ante el régimen de Pyongyang y a otras personas que habían acudido a expresar sus condolencias por el fallecimiento del dictador.
No fueron estas las únicas señales de que Kim III ya ha asumido las riendas del poder en Corea del Norte.
Ayer trascendió que, el mismo lunes en que se anunció la muerte de Kim Jong Il, habría dado su primera orden militar. Kim Jong Un habría ordenado a todas las unidades del ejército que se hallaban de maniobras que regresaran a sus cuarteles, según informó ayer la agencia de noticias surcoreana Yonhap, que citó a un responsable gubernamental de Corea del Sur.
Esta orden se interpretaría como un gesto lleno de contenido simbólico, destinado a demostrar el control del nuevo líder sobre las fuerzas armadas. Un ejército que está considerado como el cuarto más poderoso del mundo, con más de un millón de soldados y del cual Kim Jong Un es general de cuatro estrellas desde el pasado año 2010.
En la vecina Corea del Sur se tiende a interpretar como una muestra de que el Gran Sucesoravanza con rapidez hacia la asunción del poder absoluto en Pyongyang, respaldado por los consejos de su tía Kim Kyong Hui - hermana menor del Amado Líder-y su esposo Jang Song Taek.
"Se trata de una prueba que demuestra claramente que Kim Jong Un se ha asegurado un control firme de las fuerzas armadas", apuntan fuentes gubernamentales surcoreanas.
También van en el mismo sentido las explicaciones que dio el responsable de los servicios de inteligencia surcoreanos (NIS) en el Parlamento el pasado martes. Won Se Hoon señaló que Corea del Norte anuló el lunes al mediodía las pruebas de lanzamientos de misiles de corto alcance que que tenía previsto realizar por la tarde, según Yonhap.
Y parecida interpretación realiza Paik Hak Soon, del Sejong Institute de Seúl, que cree que Kim Jong Un "tiene un control sólido sobre el ejército y los servicios de inteligencia desde su designación como sucesor oficial en septiembre del 2010", ha declarado a Afp.
Otros observadores se muestran más prudentes y opinan que Kim III todavía está lejos de tener bajo control el régimen de Pyongyang, a pesar de ser general de cuatro estrellas del ejército y vicepresidente de la comisión militar central del Partido de los Trabajadores, nombre oficial de la organización de los comunistas norcoreanos.
Kim Yong Ryun, profesor de la universidad Dongguk de Seúl, considera que Kim Jong Un debería heredar rápidamente las funciones oficiales que ejercía su padre para consolidarse al frente del régimen norcoreano.
Para ello debería acceder a los cargos de secretario general del Partido de los Trabajadores y presidente de la todopoderosa Comisión Nacional de Defensa. Son los dos puestos a través de los cuales el difunto Kim Jong Il controlaba el aparato del partido y el ejército.
Pero para Kim III,su juventud y su inexperiencia política no son los únicos factores que lastran su liderazgo. El principal problema es que hereda un país arruinado.
Corea del Norte lleva dos años consecutivos en recesión, según el Banco Central de Corea del Sur, debido al endurecimiento de las sanciones internacionales y a la débil producción agrícola e industrial, causada por la falta de suministros de energía y materias primas.
El creciente intercambio comercial con China, principal aliado de Pyongyang, no ha podido contrarrestar los años de aislamiento, la mala gestión y los desastres naturales que han sumido a este país de 24 millones de habitantes en una permanente catástrofe económica desde los primeros años noventa.
Su riqueza per cápita es sólo de 1.100 dólares, frente a los 21.000 de su vecino del sur.
Una situación se plasma en la escasez crónica de alimentos y las periódicas hambrunas que causan estragos entre la población. Los últimos informes de la ONU cuantifican en seis los millones de personas que afrontan una nueva crisis alimenticia y en un 33% los niños menores de cinco años sufren malnutrición.
Esta cifra se eleva hasta el 45% en las zonas más pobres del país. Una coyuntura que contrasta con los esfuerzos de este país, que se ha convertido en potencia nuclear y dedica un tercio del presupuesto al gasto militar.
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