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domingo, 23 de mayo de 2010

Rusia suaviza la relación con Occidente


RAFAEL M. MAÑUECO | CORRESPONSAL EN MOSCÚ
El águila bicéfala del escudo de Rusia mira a derecha e izquierda, hacia Oriente y Occidente, algo que los rusos suelen subrayar en un intento de demostrar que el país está inmerso en ambos contextos. La práctica, sin embargo, ha venido demostrando que Rusia, pese a ser un país de cultura eminentemente europea, no termina de estar en Occidente. Mantiene mejores relaciones con China o con las autocracias centroasiáticas que con la UE y EEUU. La inercia de confrontación con Occidente heredada de la época soviética, que se había empezado a superar con Mijaíl Gorbachov y Borís Yeltsin, volvió con fuerzas renovadas de la mano de Vladímir Putin. Sus constantes exabruptos fueron la tónica dominante en la política exterior de Rusia desde 1999. El presidente Dmitri Medvédev da señales ahora de querer enmendar la situación pese a que, paradójicamente, su decisión de invadir Georgia, en el verano de 2008, y el reconocimiento de la independencia de las provincias georgianas de Osetia del Sur y Abjasia provocaron la peor crisis que se recuerda entre Rusia y Occidente desde la desintegración de la URSS. En su último discurso anual sobre el estado de la nación, pronunciado el pasado noviembre, Medvédev llamó a mejorar las relaciones con Europa y Estados Unidos a fin de lograr, dijo, “el fomento de las inversiones y el desarrollo de Rusia”. Según su opinión, tal aproximación contribuiría a acometer por fin la tantas veces aplazada “modernización” del país, idea que ha convertido en bandera de su mandato. La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca ha ayudado a Medvédev en sus propósitos. Así, el pasado 8 de abril, ambos presidentes firmaron en Praga el nuevo tratado para reducir los respectivos arsenales nucleares (START-3). Los progresos alcanzados con Polonia y la normalización de relaciones con Ucrania han propiciado además un mejor clima en el diálogo con Europa. El analista del Chatham House, Alex Nice, considera “muy positivos” todos estos cambios. Otro gesto reconciliatorio del Kremlin ha sido permitir la presencia de tropas de la OTAN, concretamente de EEUU, Francia, Reino Unido y Polonia, en el desfile de la Victoria del pasado 9 de mayo en la Plaza Roja de Moscú. Hasta ese momento, nunca había tenido lugar nada parecido. Como colofón, Rusia, que goza de derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU por ser uno de sus miembros permanentes, parece ahora dispuesta a alinearse con Washington, Londres y París para dar luz verde a un paquete de sanciones contra Irán. Obstáculos en el interior del país La nueva línea de Medvédev en las relaciones con el exterior, sin embargo, no está exenta de boicot y zancadillas dentro de Rusia. El presidente de la Duma (Cámara Baja del Parlamento), Borís Grizlov, leal a Putin en cuerpo y alma, amenazó en marzo con bloquear la ratificación del START-3. El viernes, el jefe de la comisión de Exteriores del Senado ruso, Mijaíl Marguélov, advirtió que la posible aplicación de sanciones contra Irán “no afectará a los contratos ya firmados entre Moscú y Teherán”. El penúltimo número de la edición en lengua rusa del semanario “Newsweek”, publica fragmentos de un proyecto destinado a modificar la política exterior de Rusia, elaborado por el Ministerio de Exteriores ruso y llegado a la redacción de la revista de forma “secreta”. En el documento se habla de la necesidad de un auténtico acercamiento a EEUU y la UE a fin de favorecer el desarrollo económico y tecnológico de Rusia. Según el director del centro Carnegie de Moscú, Dmitri Trenin, el nuevo posicionamiento de la Diplomacia rusa “supone el reconocimiento de que el país no puede llevar a cabo la modernización por sí solo. Necesita la asistencia de Occidente”. Sin embargo, otro semanario, el “Rossiiskie Vesti”, putinista, nacionalista, y próximo a determinados círculos dentro del Kremlin, asegura que la publicación de “Newsweek” es un globo sonda, que no existe ningún proyecto de nueva doctrina exterior, que detrás de todo están ciertos “expertos occidentales” y que lo que realmente se busca con el “ruido” montado es enfrentar a Medvédev y Putin.

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