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jueves, 29 de julio de 2010

LA KGB CONOCÍA LOS SECRETOS NUCLEARES BRITÁNICOS POR UNAS CHARLAS DE ALCOBA

En 1960 los agentes secretos de la temible KGB soviética usaban sofisticados aparatos de escucha para enterarse de las conversaciones que mantenía en su alcoba el entonces ministro de Defensa británico, John Profumo, con su amante Christine Keeler, según comunica el periódico británico The Daily Mail a partir de un dossier recientemente desclasificado.Se supo además que un agente de la KGB, que también era amante de Keeler, la persuadió para que interrogara a Profumo sobre el arsenal nuclear británico. "Según este dossier, los rusos obtuvieron mucha información que ponía en riesgo la seguridad del mundo occidental", comunica InoPressa.ru. Los hechos revelados contradicen a la versión oficial británica de que el 'Profumo affair' no había causado ningún daño a Gran Bretaña.Se suponía durante muchos años que Profumo ignoró la relación sentimental que su amante Keeler mantenía con el espía Evgeny Ivanov, agregado naval de la embajada soviética en Londres. Cuando en 1963 el caso llegó a ser de dominio público, Profumo ya había dimitido y el gabinete del primer ministro Macmillan se encontraba en una situación inestable."El dossier del FBI, desclasificado conforme a la ley estadounidense de libertad de información, asegura que la propia Christine Keeler tuvo que reconocer que Evgeny Ivanov le había pedido que averiguara sobre la ubicación de los misiles nucleares británicos y que Profumo fue víctima de chantaje".El documento contiene mucha otra información de interés. Por ejemplo figuran declaraciones del empresario Tomas Korbolli que en enero de 1963 habló al embajador estadounidense en Londres sobre el caso Profumo, lo que por supuesto inquietó a las autoridades norteamericanas. Además, el documento revela que John Profumo, al igual que el espía Ivanov, conocieron a Keeler gracias a los 'buenos oficios' del médico Stephen Ward, que aparte de su profesión se dedicaba al proxenetismo de lujo. No tenía nada de extraño que Evgeny Ivanov lograra cautivar fácilmente a Christine Keeler ya que, según todos los testimonios, se trataba de un militar sumamente atractivo, elegante y que tenía don de gentes.La prensa británica se enteró del asunto y el escándalo con los altos implicados estaba servido. Profumo tuvo que declarar ante el Parlamento británico y mintió sobre su relación adúltera con Keeler, alegando que "no había nada absolutamente impropio en ella". Debido a las presiones del servicio secreto del Reino Unido todo desembocó en un proceso judicial. Profumo testificó ante el jurado y confirmó las pruebas que le unían con Keeler. Ésta fue acusada de conspiración y condenada a pasar nueve meses en prisión. Aunque nunca se demostró el espionaje de Ivanov mediante Keeler y Profumo. El médico Stephen Ward, acusado de proxenetismo, se suicidó el 3 de agosto de 1963 un día antes de la proclamación del veredicto.


RT

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