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jueves, 25 de marzo de 2010

El buque ‘Castilla’ de la Armada auxilia a la localidad haitiana de Petit Goave desde hace dos meses


Sanaida ya crecía con genio cuando el terremoto del 12 de enero hizo añicos su casa y sus piernas de cuatro años y la condenó a no caminar. Así iba a ser hasta que su destino se cruzó con el Castilla, el buque de asalto de la Armada que desde hace dos meses auxilia a la población de Petit Goave.
Tras más de 20 días hospitalizada en la embarcación militar, Sanaida se recupera escayolada de las dos piernas, de los tobillos a las inglés, en el endeble tenderete de sábanas y plásticos que su familia tiene como nuevo hogar en el campo de desplazados número 14 de la dolorida ciudad. El martes la visitaron a pie de colchón el capitán enfermero Luis Nevado y el teniente coronel farmacéutico Curro Pallarés. Mientras el primero le vacunaba, el segundo la entretenía al grito de: «¡Viva el Betis!». A lo que Sanaida respondió con los gritos desesperados de cualquier niño ante una jeringuilla.
«La princesa»
«Es la princesa de esta misión. Si esta niña camina, que lo hará, solo por ella habrá valido la pena estar en Haití», explica el teniente coronel. Por Sanaida y por los habitantes de esta ciudad de 20.000 habitantes junto al mar que ya saludan en español a los militares a su paso. El equipo sanitario forma parte del grueso de 440 militares que zarparon hace dos meses de Rota, en Cádiz, para dar ayuda y consuelo a los haitianos. Su destino era Petit Goave, una población a unos 70 kilómetros de Puerto Príncipe, que el terremoto destrozó, solo en el centro, el 70% de sus edificios, como el ayuntamiento y la iglesia, dejando más de 2.000 muertos que ni pudieron ser enterrados en el agrietado cementerio.
Aunque el seísmo se llevó hasta el último resquicio de vida cotidiana, la actividad regresa con lentitud y los únicos 12 policías que sobrevivieron de la comisaría del distrito centro, ahora viven y trabajan en tiendas, a las puertas del pedregal que un día fue la comisaría.
A Sanaida, como al resto de niños menores de 8 años que viven en los 28 campos de desplazados, los militares españoles la han vacunado de dicteria, tétanos, tosferina, sarampión y rubeola. Durante estos dos meses y coordinados con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que han suministrado las vacunas, los militares han organizado las vacunaciones, campo por campo. Y no ha sido fácil pinchar a cerca de 11.000 personas.
Cada asentamiento tiene su coordinador y unas reglas que impiden a la población de un campo recorrer los 100 metros a pie que le separan de otro para que sus habitantes sean vacunados. Eso ocurrió el martes.
A los militares les habían prestado el porche de una casa para organizar la vacunación. Un lugar perfecto que permitía organizar con orden el dispositivo. Funcionó tan bien, que intentaron que los del campo 23 subieran a pie. Imposible. «El coordinador nos dijo que ellos no se movían. Lo hicimos nosotros», reconoce el teniente coronel.
Sanitariamente, las prioridades de ahora tienen poco que ver con el terremoto. «Se trata de una asistencia propia de un país pobre», explica el comandante Juan Cascante, médico preventivista, que ha vuelto a asistir a una parturienta. Y lo cuenta tan emocionado, que se nota lo mucho que, como al resto la misión, le costará abandonar el país. ¿Qué será de esta gente cuando se vayan? «Los haitianos tienen que aprender a curarse solos», dice. Por eso, la prioridad es formar enfermeras.
Y una de ellas se quedó al mando de la aguja de vacunación cuando el teniente coronel Antonio Fe fue a visitar a una niña que tenía una mano con muy mala pinta.
Agarró lo que pudo y se acercó a visitar a Alexandrina, de dos años. Su madre, Sonia, la vistió con su mejor prenda. Almidonado de encajes, volantes y blanco inmaculado, que arrancó el primer piropo del doctor.
Quemadura
«Tan guapa, seguro que eres valiente», le dijo. A su lado, Jacob, coordinador del campo y con nociones de español, colaboró traduciendo al creole al médico. Hace tres días, Alexandrina se quemó la mano derecha jugando con un plástico quemado. La herida estaba abierta, infectada, y la niña lloraba.
Pero ni comparación con los gritos que lanzó cuando el teniente coronel le tuvo que arrancar con los dedos, ante la ausencia de pinzas, la piel para desinfectarle la herida, antes de poder vendarla con gasas y esparadrapo.
Una primera cura de urgencia, como las vendas que cubren el corazón de los haitianos, algo provisional, para salir del paso.

EL PERIODICO.COM

3 comentarios:

javier dijo...

Te enteraste José;
"Un buque naval surcoreano con más de 100 tripulantes a bordo se ha hundido cerca de Corea del Norte, en un incidente que, según sospecha Seúl, fue debido a un ataque de torpedo por parte de su vecino.

El barco comenzó a hundirse cerca de la isla de Baengnyeong, aunque antes disparó contra otro buque no identificado en el Norte, según informaciones no confirmadas oficialmente de la BBC.

El buque surcoreano alega que el norcoreano cruzó la disputada frontera marítima en el Mar Amarillo, escenario de batallas en 1999 y 2002, y de un tiroteo en noviembre que dejó un patrullero norcoreano incendiado y acabó con la vida de una persona". ¡que macana, ojálá no pase a mayores¡¡¡ Para analizarlo hay tiempo. Saludos.-

Satur dijo...

Un relato terrible, pero a la vez sabemos que lleva un pequeño alivio a los haitianos. Ojalá llegue el día en que no necesiten esta ayuda, ni por una catástrofe ni por se un país pobre.

JOSE dijo...

Evidentemente la situación de Haiti es terrible. En estos momentos toda la comunidad mundial está volcada con ellos, pero hasta que ese desastre ocurrió, los haitianos también necesitaban de la atención inernacional y poco o nada salía en los médios. En éstos si se reflejaba las desavenencias del nuevo Gobierno cubano con la comunidad occidental, que si los Castros eran esto, que si el Gobieno cubano era lo otro, pero nadie decia que un grupo de médicos de ésta nacionalidad llebavan años luchando contra las enfermedades del pueblo haitiano intentando rebajar si cabe las penurias de este pueblo. Ahora llegan los USA como salvadores y sus médicos llenan cronicas y sus hospitales de campaña portadas. Simplemente me parece odioso aporvechar el mal ajeno para lograr puntos de confianza¿ donde están los médicos cubanos?¡Por que no se habla de ellos y de su trabajo realizado durante años?. Es bochornoso que nada más que se vea una lado de la ayuda humanitaria.
Por otro lado, he escuchado y leido la noticia sobre el hundimiento de una embarcación surcoreana, y desde luego que es increible. Pero os voy a hacer uan pregunta que espero me contesteis¿Que hubiera ocurrido si el barco hundido hubiero sido norcoreano?¿ Tendría tanta repercusión? Recordad que los enfrentamientos navales y terrestres entre ambas coreas son cotidianos desde medianos de los años 50 y recuerdo que siempre eran los del norte los infractores de las lineas fronterizas. No se puede vivir con el dedo en el gatillo, por que tarde o temprano el arma se te dispara. Es solo mi opinión, espero respuesta.
Salu2