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miércoles, 23 de junio de 2010

Bulgaria planea abandonar proyectos energéticos conjuntos con Rusia

Andrei Fediashin, RIA Novosti
Durante los últimos cuatro días, la prensa internacional publicó todo un alud de cometarios sobre el oleoducto Burgas - Alexandroupolis. Se ofrecían datos contradictorios respecto a la participación de Bulgaria en este proyecto conjunto entre este país, Grecia y Rusia, además de la información sobre la construcción de una segunda central nuclear en Belene, ejecutada por la corporación rusa Atomstroiexport. Al reunirse en Sofía con los embajadores de los países de la UE, el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, anunció que Bulgaria había tomado la decisión definitiva respecto al abandono de los proyectos energéticos conjuntos con Rusia, supuestamente a causa de la oposición de los ciudadanos de Bulgaria y las dudas de ecólogos. Sin embargo, pasadas unas horas, el ministro búlgaro de Energía, Trancho Traikov, afirmaba lo contrario. Un día después, el viceministro de Asuntos Exteriores de Bulgaria, Marin Raikov, anunció que el gasoducto europeo Nabucco es más importante para Bulgaria que el proyecto ruso South Stream, respecto al cual surgen muchas dudas y cuestiones, sin especificar cuáles son. Entre estas idas y venidas, Bulgaria no ha terminado por tomar una decisión respecto al South Stream. La oposición socialista no tardó en acusar al actual gobierno de centroderecha de Boiko Borisov, que asumió el poder en verano del 2009, de estar jugando juegos políticos peligrosos y de ignorar los intereses nacionales de Bulgaria. Según Rumen Ovcharov, ex ministro de Energía en el gabinete socialista de Serguei Stanishev, que estaba a favor de llevar a cabo los tres proyectos anunciados, resulta sorprendente que su sucesor, Trancho Traikov, haya logrado alternar con éxito las negociaciones con Moscú y la promoción de intereses estadounidenses que consisten en impedir la realización de todos los proyectos rusos en Bulgaria. Está claro que es imposible evitar los encontronazos políticos, cuando se trata de asuntos relacionados con el petróleo, el gas, la seguridad energética, los proyectos Nabucco, South Stream, EEUU, la UE, etc. Esta posibilidad parece aún más remota teniendo en cuenta que el proyecto Nabucco es un gasoducto alternativo y rival de South Stream que pretende suministrar gas a Europa a través de Azerbaiyán, Georgia, Turquía, Bulgaria, Hungría, Rumania y Austria, evitando el tránsito por el territorio ruso. Hace poco, Iraq ha mostrado disposición a suministrar su gas a través del gasoducto Nabucco, lo que hace albergar alguna esperanza de que este proyecto, que hace un medio año tenía un carácter exclusivamente político, pueda hacerse realidad. La polémica en torno a la construcción de la central nuclear en Belene, la tubería Burgas - Alexandroupolis, y el gasoducto South Stream se ha suscitado desde hace mucho. Las iniciativas internacionales a tan gran escala con o sin la participación de Rusia siempre han provocado escándalos y conflictos políticos. Hay que analizar bien los motivos por los cuales Bulgaria ha decidido abandonar estos tres proyectos conjuntos con Rusia precisamente ahora. En el proyecto South Stream participan corporaciones energéticas y entidades de Bulgaria, Serbia, Hungría, Grecia, Eslovenia, Croacia y Austria, y en el tendido de la tubería Burgas - Alexandroupolis también participa Grecia (el acuerdo intergubernamental fue firmado en 2007). Está claro que la agenda de la reunión de los embajadores de los países de la UE con el primer ministro búlgaro abarcó no sólo los asuntos relacionados con las tuberías sino también las medidas adoptadas por el gobierno de Bulgaria en materia de lucha contra la corrupción. Bulgaria está considerada como uno de los países comunitarios más corruptos. Bruselas ha bloqueado en reiteradas ocasiones el acceso de Bulgaria a los recursos financieros de la UE, destinados a este país para sus reformas administrativas, de infraestructuras y el desarrollo de agricultura (las cifras ascendían a unos 610 millones de euros). En este sentido, se cree que al menos la mitad de todos los contratos públicos adjudicados, o en los que participa el Estado, fueron firmados de forma fraudulenta. Así las cosas, la declaración de Boiko Borisov sobre las intenciones de Bulgaria de abandonar los proyectos conjuntos con Rusia para ahorrar recursos podría tener como objetivo demostrar la viabilidad de las acciones anticorrupción y, al mismo tiempo, para resaltar la orientación europea de la política de Sofía y prevenir con ello un posible bloqueo de las nuevas asignaciones. Rusia, por su parte, ya se ha cansado de la incertidumbre respecto a la participación de Bulgaria en estos proyectos (Belene, Burgas - Alexandroupolis, South Stream). Dos días antes de la declaración de Boiko, el ministro ruso de Energía, Serguei Shmatkó declaró que si los socios búlgaros del proyecto de oleoducto Burgas-Alexandroupolis no reciben la aprobación de los ecólogos y toman una decisión definitiva sobre el destino del proyecto antes del otoño, el mismo podrá ser congelado sine die. Varios expertos piensan que Bulgaria, en esencia, pretende aumentar su cuota de participación en todos los proyectos sin hacer ningún gasto adicional. Según estimaciones hechas en Rusia, Sofía recibirá hasta 2.500 millones de dólares anualmente tan sólo por el tránsito de petróleo por la tubería Burgas-Alexandroupolis. South Stream es capaz de aumentar su peso como país de tránsito y Belene asegurará su independencia energética. Parece absurdo que Bulgaria pueda negarse a tales proyectos. En cualquier caso, si esta situación se hubiera presentado hace unos cinco años, la postura de Bulgaria habría podido conmocionar a la parte rusa. Pero hoy ya no es así. A veces se dan circunstancias especiales, cuando los fracasos y los fallos de un socio, independientemente de si tienen o no relevancia política, resultan favorables. La posible renuncia de Bulgaria a las tuberías y a la central nuclear rusa es este caso. Si el actual gobierno búlgaro, en realidad, quiere abandonar los proyectos conjuntos con Rusia y participar en la construcción de otra tubería alternativa, esto podría incluso resultar oportuno. Según demostró el reciente bloqueo al tránsito del gas ruso por Ucrania, la fiabilidad del socio es muy importante en el trasiego de hidrocarburos. Si cada nuevo gobierno que llega al poder en Bulgaria promueve nuevas ideas en el ámbito ecológico o político, es mejor buscar socios alternativos. Y esas alternativas existen. Moscú puede tender su South Stream a través de Rumania. Hoy en día, las relaciones entre Rusia y Turquía han cambiado tanto que han dejado de ser rivales y han pasado a ser socios que participan en la construcción del oleoducto Samsun-Ceyhan que debe entrar en funcionamiento en 2011 y unir los puertos turcos del mar Mediterráneo y del mar Negro. Esta tubería tiene el mismo objetivo que su principal rival, Burgas-Alexandroupolis, es decir, descongestionar los estrechos del mar Negro del Bósforo y los Dardanelos que tienen un intenso tráfico marítimo. La capacidad de Samsun-Ceyhan será de 60 a 70 millones de toneladas del petróleo anuales. Las empresas rusas Rosneft, Sovkomflot y Transneft participarán en este proyecto. La coyuntura política y económica últimamente es tal que es Rusia es el país que puede elegir, y no Bulgaria. La situación con la central atómica de Belene es aún más simple. Antes de la participación en el concurso de adjudicación del contrato, varios expertos rusos se preguntaron para qué Moscú necesitaba tender oleoductos y gasoductos a través de Bulgaria y, además, construir una central nuclear en este país, creando una situación de competencia entre los agentes energéticos. Hoy por hoy, esta perspectiva puede relegarse a un segundo plano.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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