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sábado, 31 de julio de 2010

Unasur no consigue calmar la disputa de Colombia y Venezuela

Por Jesús Moreno AbadSe convocará una reunión de jefes de Estado del organismo para superar el enfrentamiento diplomático en el que se hallan Caracas y Bogotá. Los representantes de ambos países volvieron a acusarse mutuamente en la cumbre de Quito de desestabilizar la región. Los ministros de Exteriores de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) no consiguieron el jueves, en Quito, limar las asperezas entre Colombia y Venezuela que terminaron rompiendo la cuerda de las relaciones diplomáticas de ambos países la semana pasada.Toda la diplomacia de América del Sur, reunida durante cuatro horas en la capital ecuatoriana, no fue suficiente para conseguir que el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, y el de Colombia, Jaime Bermúdez, pasaran página al cruce de acusaciones que les separa desde que el Gobierno colombiano acusara el pasado 22 de julio al Ejecutivo de Hugo Chávez de dar cobertura a la guerrilla de las FARC y del ELN en su territorio. Tras ese episodio, Chávez anunció la ruptura de las relaciones con su vecino con duras acusaciones de complot con Estados Unidos contra el presidente colombiano, Álvaro Uribe.

Tras el infructuoso encuentro, los cancilleres y vicecancilleres de Argentina, Perú, Chile, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Brasil, Bolivia y Surinam, se dieron por vencidos y apostaron porque sean los jefes de Gobierno de sus respectivos países quienes traten de mover el hilo del inmovilismo en el que ha caído la crisis. Ecuador, país que ostenta la presidencia temporal de Unasur, será el encargado de convocar la cumbre presidencial.

La culpa, como suele ocurrir en estos casos, siempre es del otro. El ministro colombiano, Jaime Bermúdez, lamentó que no se llegara a un acuerdo e informó que se había llegado a un acuerdo entre todos los países para “definir mecanismos eficaces de cooperación para impedir que grupos criminales como las FARC y el ELN estén en cualquier país de la región”, pero aseguró que el representante venezolano, Nicolás Maduro, impidió el acuerdo.

Maduro, por supuesto, dio la impresión de haber asistido a una reunión distinta y negó tal versión. Asegura que su delegación propuso crear “una mesa de paz” de toda Unasur para articular una posición común que fue rechazada por Colombia. Asimismo, informó de que Venezuela ha realizado un informe, que incluye video y fotografías, que muestran, según su opinión, que las acusaciones de su país vecino son falsas.

Finalmente, el representante venezolano no dejó pasar la oportunidad de mandar un recado al presidente Uribe: “Esperamos que pasen los vientos malignos de un Gobierno que ha optado por despedirse con la agresión y la mentira”.

A tenor de sus declaraciones y de las insinuaciones del propio presidente venezolano, Hugo Chávez, no podrá resolverse la crisis hasta que tome posesión del Ejecutivo colombiano el nuevo presidente electo, Juan Manuel Santos, que tomará posesión el día siete de agosto.

Al final del encuentro, el canciller anfitrión, el ecuatoriano Ricardo Patiño, trató de transmitir tranquilidad y resaltó que la reunión ha sido una oportunidad para que los jefes de Gobierno “tengan parte del camino andado” cuando se reúnan.

No obstante, quiso reseñar la importancia de que los países sudamericanos alcancen un “compromiso para evitar la presencia de grupos irregularse que afectan a la armonía en la región”. Quizá sea consciente de que el clima verbal belicista forjado entre Colombia y Venezuela junto con los 20.000 militares venezolanos en “alerta máxima” instalados a lo largo de su frontera, más 1.500 guerrilleros de las FARC que los dos países discuten a que lado de la raya geográfica están, pueden ser demasiadas armas paseándose por la región para que esta crisis termine sin que nadie se haga daño.


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