Arabia Saudí aún no ha dicho el sí quiero al tanque Leopard que Santa Bárbara Sistemas le ofrece para renovar su flota de blindados. La decisión no se conocerá hasta noviembre como mínimo, cuando el ministro de Defensa saudí, Khaled bin Sultan, visite España para conocer y probar los blindados que se fabricarán en la factoría trubieca de la multinacional General Dynamics, a la que pertenece Santa Bárbara Sistemas. No obstante, aún queda otro fleco pendiente, porque la licencia con la que se fabrica el Leopard es alemana, por lo que cualquier nueva partida que salga de las fábricas asturianas debe contar con el beneplácito de los dueños de las patentes: Kraus-Maffei y Rheinmetall.
Desde el ministerio de Defensa, que ha actuado como mediador ante Arabia Saudí en esta negociación, no se esperan problemas por parte de los propietarios de las patentes, ya que recibirán un mínimo del 30% del contrato en concepto de beneficios.
Los sindicatos y la dirección de Santa Bárbara se reunieron ayer en Madrid para celebrar la comisión de seguimiento del plan de transformación que ejecuta la empresa. En el encuentro se habló de la negociación, aunque se dejó patente que, de momento, sólo se trata de un acercamiento y que todavía no hay nada hecho.
Lo que está claro es que varios expertos de la empresa presentaron hace unos meses el carro de combate a los saudís. El blindado de la fábrica trubieca fue tan bien recibido, que el próximo mes de noviembre será el propio ministro de Defensa árabe el que se desplace a España, para ver qué posibilidades tienen los blindados y qué cambios se les puede hacer para adaptarlos a las necesidades de su ejército y del terreno en el que tendrán que actuar.
Es de destacar que esta negociación es la primera en la que el Gobierno español ha actuado como mediador para Santa Bárbara Sistemas pero no será la última, ya que el ministerio de Defensa se ha comprometido con las compañías armamentísticas nacionales a facilitarles la exportación, en contraprestación por los recortes presupuestarios que sufrirán los próximos tres años los programas nacionales, una situación que puede poner en riesgo al sector si no se buscan mercados alternativos en el exterior.
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