Científicos rusos ya en 1997 pronosticaron los recientescataclismos devastadores en Japón, publicaron sus conclusiones en la revista 'Los trabajos del club profesional de la UNESCO' y avisaron de ello al Gobierno nipón.
“Predecíamos que en 2011 en la región de Kanto (este del país) se produciría una serie de empujes potentes de 10 grados o más. Exactamente esta parte del país ha resultado recientemente sometida a los mayores daños”, comentó a la agencia RIA Novosti Valeri Abrámov, doctor en Ciencias Geológicas y jefe del laboratorio de geología del Instituto del Océano Pacífico de la Academia de Ciencias de Rusia.
Una evidente confirmación de las palabras del científico es el artículo de la revista 'Los trabajos del club profesional de la UNESCO' de 1997, donde aparecen los resultados de una investigación según los cuales en 2011 Japón sufriría un fuerte terremoto.
"En primavera de 2006 el Consulado General de Japón solicitó los resultados de nuestras investigaciones, en mayo del mismo año les presenté todos los materiales necesarios. No tengo ni idea de cómo los utilizaron", precisó el científico.
El 3 mayo del mismo 2006 en Japón se produjo un temblor relativamente potente, que según los geólogos rusos fue un “precursor” de los acontecimientos de 2011. Los especialistas también informaron a los empleados del consulado nipón en Rusia sobre su opinión.
"Sabiendo del futuro sismo de antemano, el gobierno japonés pudo prevenir por lo menos una parte del daño producido. Si hubiesen reducido la carga de energía en la central nuclear desde el inicio del año 2011, se podrían haber evitado las fugas de radiación en los reactores. Sin embargo, parece que los científicos nipones, a base de sus propias investigaciones, estaban seguros de que el sismo no se produciría", sentenció Abrámov.
Según el geólogo, los especialistas rusos hicieron el pronóstico sobre el terremoto en Japón de 2011 a base de una enorme cantidad de datos sobre la actividad sísmica en el Lejano Oriente. En particular se tuvieron en consideración los datos sobre el sismo devastador que asoló las islas japonesas en 1923. Al analizar toda la información, los científicos, usando unas fórmulas especiales, dedujeron la periodicidad de los fenómenos de este tipo.
Un terremoto de 9 grados se produjo en Japón el 11 de marzo, provocando un tsunami con la altura de las olas de 10 metros. El epicentro del sismo se encontraba a 373 kilómetros hacia el noreste de Tokio, a una profundidad de 24 metros.
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