El submarino nuclear británico HMS Conqueror que hundió en mayo de 1982 el crucero argentino General Belgrano, realizó en agosto del mismo año una incursión secreta en las aguas soviéticas para robar un sonar de arrastre, lo último que la URSS tenía entonces en tecnologías de detección submarina, escribe hoy el diario The Telegraph.
Aquella incursión pirata, conocida como Operación Barmaid y hasta ahora clasificada, trascendió a la luz gracias al nuevo libro del escritor británico Stuart Prebble, “Secretos del Conqueror: La historia inédita del más famoso submarino británico” (“Secrets of the Conqueror: The Untold Story of Britain’s Most Famous Submarine”).
“Cuando pensamos en la Guerra Fría, nos acordamos de Cuba, Berlín, misiles y carros de combate pero era en el mar y bajo su superficie donde la confrontación entre Occidente y Este resultaba a menudo especialmente peligrosa”, afirmó el autor de esta novela testimonio.
Previamente a la operación, que se llevó a cabo en el mar de Barents, al norte de Rusia, los británicos instalaron en la proa del Conqueror unas tenazas de control electrónico proporcionadas por los estadounidenses. Gracias a ello fue posible cortar inadvertidamente los cables de acero de casi ocho centímetros de grosor que conectaban el sonar al buque espía, camuflado como un arrastrero de bandera polaca.
“Ha sido un ejercicio brillante”, según Prebble. “Hay un método para acercarse al punto ciego, consiste en sumergirse a gran profundidad y luego subir a un ángulo, literalmente por debajo de la nave”. Un mínimo error en los cálculos habría bastado para un choque inevitable pero los del Conqueror han tenido mucho nervio.
Si los militares soviéticos hubieran detectado el Conqueror en sus aguas territoriales, lo habrían atacado probablemente con fuerzas navales y aéreas, opina el escritor. Pero la operación pasó desapercibida. Más aún, es posible que Moscú se entere solamente ahora de cómo perdió en realidad su moderno sonar hace 30 años.
Cuando el submarino volvió a la base naval de Clyde, en Escocia, el sonar fue subido a bordo de un avión y enviado para examinar a EEUU.
“Me enteré de Barmaid casi tres décadas atrás. Hace un par de años pregunté a Defensa, si podía revelar los detalles (…) Lo pensaron durante ocho meses y, de hecho, su respuesta fue un no. Finalmente dijeron que no me prestarían ayuda pero tampoco harían nada por impedir que escribiera sobre ello”, contó el autor.
Algunos meses antes de la Operación Barmaid, el 2 de mayo de 1982, el submarino Conqueror lanzó dos torpedos que hundieron el crucero argentino General Belgrano causando la muerte de 323 personas, muchas de las cuales eran jóvenes reclutas. El hundimiento, el único hasta la fecha realizado por un submarino nuclear durante una guerra, proporcionó a la Armada británica la superioridad naval en el conflicto de las Malvinas, en abril-junio de 1982.
El submarino nuclear de ataque Conqueror, de la clase Churchill, fue botado en 1967 y asignado a la Armada dos años más tarde. Eslora, 86,9 metros; manga, 10,1; metros calado, 8,3 metros; armamento, seis tubos lanzatorpedos; velocidad en inmersión, 28 nudos; tripulación, 103 personas.
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