navy.mil
La Marina de Guerra estadounidense envía al extranjero uno de sus buques de combate más nuevos a pesar de saber que los cañones de la nave no funcionan correctamente y no estar seguro de si el buque puede superar un combate.
El destructor Freedom, uno de los más nuevos Buques de Combate en el Litoral (LCS, por sus siglas en inglés), ha sido incapaz de superar las pruebas. En mayo de 2012, un informe de inspección de la Armada afirmó que el buque había fallado 14 de las 28 pruebas, incluidas evaluaciones de sus sistemas contra incendios, comunicaciones y sistemas eléctricos y de propulsión hacia adelante. Pasados ocho meses, el barco sigue presentando problemas.
El director de pruebas y evaluaciones operacionales del Pentágono, Michael Gilmore, expuso sus preocupaciones al respecto en un estudio anual publicado por el Congreso. En este Gilmore informa de que, según las previsiones de su departamento, la nave "no se espera que sobreviva" en un combate.
Además, los cañones de 30 mm y 57 mm presentan "problemas de fiabilidad" y pueden fallar cuando el buque alcance una gran velocidad, haciendo problemática su autodefensa.
Por ahora el barco se dirige a Singapur, donde permanecerá fondeado como parte de la nueva estrategia de EE.UU., que enfoca su política exterior a favor de la región asiática del Pacífico. Allí la tripulación del destructor también se tomará el tiempo para terminar de conocer cómo funciona la nave, así como para descubrir otros problemas que pueda tener.
"Vamos a aprender muchas lecciones de este despliegue", predice el comandante de las Fuerzas Navales de Superficie, el vicealmirante Tom Copeman.
Un portavoz de la Armada declaró al portal Wired que el Pentágono es consciente de los problemas de la nave y está solucionándolos. Aun así, el envío de Freedom con fines de aprendizaje es una elección arriesgada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario