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jueves, 22 de octubre de 2009

Naciones Unidas.- La Asamblea General de la ONU logró avanzar en el proceso de negociación para alcanzar un tratado sobre comercio internacional de armas, pese a que quedan muchos "agnósticos" que sumar a la causa, dijo hoy a Efe uno de los responsables del proceso.


El diplomático argentino Roberto García Moritán, que desde el martes preside el comité negociador, se sintió optimista sobre la posibilidad de encontrar en los próximos tres años un consenso entre los 192 países que conforman la ONU.

"Esta negociación va a tener mucho de buscar soluciones y no de imponer visiones. Imponer convertiría este tratado en ineficaz", aseguró el embajador argentino, quien destacó que hay "estados más agnósticos y otros más entusiastas".

García Moritán valoró particularmente el cambio de actitud de EE.UU. y de su nuevo presidente, Barack Obama, pues durante la pasada administración de George W. Bush, Washington se había mostrado reticente a la elaboración del tratado por considerarlo innecesario.

"Hasta ahora Estados Unidos venía arrastrando las piernas, pero desde que se eligió a Obama notábamos una mejor disposición de la delegación estadounidense, que seguía planteando dudas, pero de una manera constructiva", apuntó.

En ese contexto, recordó que la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, anunció la semana pasada que su país está dispuesto a sumarse a las negociaciones del tratado, pero solo lo firmará si cuenta con el respaldo de toda la comunidad internacional.

El embajador argentino calculó que con el apoyo de la Unión Europea (UE), de la gran mayoría de Latinoamérica y de un buen número de países africanos, la iniciativa cuenta en este momento con el respaldo de entre 100 y 110 países.

"Pero no sería suficiente tener un tratado de entusiastas, por lo que el ejercicio ahora es lograr que la mayor cantidad de países se adhieran", agregó.

García Moritán señaló que el objetivo final es "contar con criterios y estándares comunes que utilicen todos los estados a la hora de decidir la exportación de armas convencionales", que cada año generan unos 55.000 millones de dólares anuales, según algunos estimados.

Los partidarios del tratado advierten de que la ausencia de una normativa global facilita que armas exportadas puedan ser empleadas en la violación de derechos humanos, alimentar conflictos o ser desviadas a organizaciones criminales.

Algunos de sus opositores consideran que el tratado es innecesario porque las legislaciones nacionales ya son suficientemente estrictas, mientras que otros temen que el tratado pueda ser manipulado para coartarles el derecho a la defensa propia.

El diplomático latinoamericano reconoció que algunas de esas inquietudes son "sinceras" y "entendibles" dada la situación geopolítica de algunos países, por lo que la tarea que tiene por delante es asegurarse de que en la negociación se disipen esas sospechas.

"A veces las percepciones de seguridad son más para el psicoanalista que para el diplomático, pero uno tiene que respetarlas", observó.

En todo caso, subrayó, la voluntad del tratado no es "prohibir nada, que cada estado decida sus compras de acuerdo con sus necesidades y uno no pretende juzgarlas".

"Lo único que queremos es imponer criterios a los exportadores e importadores criterios para que las armas no se vean desviadas a fines no deseados", agregó.

(EFE)


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