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viernes, 30 de abril de 2010

La década de los drones: asesinos aéreos de EE.UU.


Utilizando a Pakistán y Afganistán como terreno de experimentación y campo de batalla para sus aviones sin piloto, el complejo militaro-industrial de EEUU va afinando poco a poco, su más actual y sofisticada arma tecnológica en este XXI siglo. Al mismo tiempo su cruzada guerrera alcanza niveles de cinismo y manipulación de la opinión pública nunca antes visto en nuestras sociedades. Dichos aviones son controlados a partir de pantallas en el otro hemisferio, masacrando a poblaciones civiles que EEUU pretende salvar sus vidas. Obama consideró necesaria la guerra en Afganistán y su vice-presidente, Joe Binden, exige el envio de más robots asesinos para apoyar a las tropas US destacadas allí.
2010 es el décimo año de la primera década del nuevo siglo y del milenio y es el décimo año consecutivo de la guerra de EE.UU. en Afganistán y en el área de responsabilidad de 15 naciones abarcada bajo la Operación Libertad Duradera. A principios de marzo las muertes militares estadounidenses en el teatro de la Gran Guerra Afgana –Afganistán, Cuba (Guantánamo), Djibouti, Eritrea, Jordania, Kenia, Kirguistán, las Filipinas, Seychelles, Sudán, Tayikistán, Turquía, Uzbekistán y Yemen– sobrepasaron el límite de los 1.000. Este año es también el décimo año de la primera guerra terrestre y la primera guerra asiática librada por la OTAN, guerras realizadas desde, y no para proteger a, las naciones del Norte del Océano Atlántico. 2010 es el décimo y más letal año en el uso por Washington de vehículos aéreos sin tripulación (drones) para asesinatos selectivos y “daño colateral” sin objetivo. Diseñados originalmente para la vigilancia del campo de batalla y reconocimiento, aunque a menudo para solicitar mortíferos ataques militares, los drones han sido empleados por EE.UU. desde 2001 para identificar y matar objetivos humanos. El primer vehículo aéreo “cazador-asesino” sin tripulación, el Predator, fue utilizado por el Pentágono en Bosnia en 1995 y después en los 78 días de la guerra aérea contra Yugoslavia en 1999. En 2001 los Predator fueron equipados con misiles Hellfire (fuego del infierno) y partieron desde Pakistán y Uzbekistán para lanzar ataques dentro de Afganistán. El año siguiente salieron de la base militar de EE.UU. en Camp Lemonnier en Djibouti con el mismo fin en Yemen. El Predator y su sucesor, el Reaper, capaz de cargar quince veces más armamento y que vuela a tres veces su velocidad, han sido utilizados para ataques letales en Afganistán, Iraq, Yemen, Somalia, y con un efecto particularmente asesino en Pakistán, desde el otoño de 2008. Están equipados de cámaras conectadas por satélite a bases en EE.UU. En octubre el vicealmirante Robert Moeller, comandante adjunto del Comando África de EE.UU. anunció que Reaper, “capaces de transportar una docena de bombas y misiles guiados,” [1] fueron enviados a Seychelles frente a la costa oriental del continente africano para patrullar el Océano Índico. Radio Australia transmitió una historia el 8 de marzo que decía que “el presidente de EE.UU., Barack Obama, puede haber tardado en decidir su política afgana, pero ahora también se ha convertido en un mayor entusiasta por los ataques con misiles con drones que su predecesor. [2] En Afganistán y Pakistán así como en Yemen.
voltaire

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