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martes, 8 de junio de 2010

Diez soldados aliados caen en uno de los días más sangrientos en Afganistán


Un total de 10 soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia en Afganistán (ISAF) murieron ayer en diversos ataques de los talibanes en distintas partes del país. Cinco cayeron en una emboscada -con explosivos de fabricación doméstica- tendida en el este del país, según información aliada. La jornada, una de las más mortíferas en meses, prueba la precariedad de las condiciones de seguridad fuera de Kabul. E incluso con la capital se atreven los rebeldes en busca de golpes de efecto. Su intentona de la pasada semana -un ataque contra la jirga (asamblea) de paz organizada por el Ejecutivo afgano que se celebraba en la capital- ha costado la carrera política al ministro del Interior, Hanif Atmar, un joven tecnócrata reformista muy apreciado en Occidente.
La contabilidad oficial de bajas se hizo pública al final del día, sin dar detalles sobre la nacionalidad de los soldados. El mayor golpe costó la vida a cinco soldados, víctimas del arma favorita de los talibanes, la bomba caminera de fabricación artesanal. Ese mismo explosivo y ataques con armas ligeras mataron a otros cinco militares en otros incidentes en el sur y el este del país. Estimaciones no oficiales elevan a 245 el número de soldados occidentales caídos en lo que va de año en Afganistán.El este y el sur son las áreas donde los talibanes y sus aliados se mueven con más facilidad. En Kabul lo tienen mucho más difícil, aunque intenten dar golpes si la ocasión lo merece. Fue el caso del ataque frustrado de la pasada semana con motivo de la jirga de paz, acción en la que perecieron los atacantes sin causar víctimas entre las fuerzas de seguridad y los civiles.El asalto indignó a Hamid Karzai, quien exigió explicaciones a su ministro del Interior antes de destituirlo junto a otro alto responsable de la seguridad. La desaparición de Atmar es un contratiempo para Occidente, que gustaba de las maneras pulidas y perfecta disposición del que también fuera ministro de Educación.A pesar de este ataque, sigue en pie para el 20 de julio la convocatoria de una conferencia internacional en Kabul, la primera que se celebrará en el país desde la caída del régimen talibán en 2001.La ISAF y las autoridades afganas mantienen que la seguridad está garantizada por la creciente cualificación de las fuerzas de seguridad, pero ayer trascendió una auditoría realizada por Estados Unidos sobre esa capacitación que arroja dudas sobre la auténtica preparación de los soldados y los policías afganos. De la capacidad para dar seguridad a su propio país depende el repliegue de ISAF.Interrogado ayer sobre el particular, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Ramussen, prefirió echar balones fuera. "Se pueden discutir los parámetros para valorar la capacidad", dijo. "Pero las fuerzas de seguridad afganas existen, están ahí y luchan eficazmente".
el pais

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