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lunes, 14 de junio de 2010

Kirguistán pide ayuda militar a Rusia ante "violencia fuera de control"

"He enviado un carta pidiendo al presidente (ruso) Dimitri Medvedev que sean enviadas fuerzas a la República de Kirguistán", dijo Otunbayeva en un mensaje televisado al país."Desde ayer, la situación está fuera de control. Necesitamos fuerzas del exterior para poner fin a esta situación. Por ello hemos apelado a Rusia", afirmó.Otunbayeva ya había hablado por teléfono el viernes por la noche con el primer ministro ruso Vladimir Putin, para explicarle la situación en esta ex república soviética, según informó el gobierno ruso.La violencia étnica, que estalló el jueves entre jóvenes uzbekos y kirguisos en el sur del país, proseguía el sábado a pesar del estado de emergencia y un toque de queda decretados por el gobierno provisorio en la ciudad de Osh -bastión del depuesto presidente Kurmanbek Bakiyev- y los distritos vecinos.Según un nuevo balance del ministerio de Salud, los enfrentamientos provocaron 62 muertos y más de 800 heridos."Los tiroteos continúan, se escuchan en todas partes, varios edificios fueron presa de las llamas, la gente está asustada", declaró a la televisión nacional un responsable del gobierno interino, Azimbek Beknazarov, que viajó a la región, calificando a la situación de "muy difícil".Aterrados, más de un millar de personas huyeron de la región de Osh, segunda ciudad de este pobre país de Asia Central.Una larga fila de coches y minibuses se formó en dirección de Marjamat, repletos esencialmente de mujeres y niños, en una transitada carretera a algunos kilómetros de la frontera uzbeka."Tengo a mis tres hijas conmigo. Mi único deseo es atravesar la frontera para sentirme segura", explica con desesperación una refugiada, vestida con un traje tradicional uzbeko.La estabilidad en Kirguistán es primordial para Rusia y Estados Unidos, que tienen allí bases militares, una de las cuales es fundamental para el despliegue de las tropas norteamericanas en Afganistán.Desde la revolución de abril pasado, que dejó 87 muertos y desembocó en la caída del régimen del presidente Kurmanbek Bakiyev, se han producido varias olas de violencia en Kirguistán.Estos últimos actos de violencia tienen lugar dos semanas antes de un referéndum para la adopción de una nueva Constitución, previsto el 27 de junio.Las autoridades habían declarado el viernes por la noche que temían que la situación se deteriorase. Otunbayeva consideró "indispensable" enviar médicos y refuerzos a la zona para "mantener el orden".El gobierno provisorio llamó a los oficiales retirados de la policía y el ejército a dirigirse a la región de Osh para ayudar a "impedir una guerra civil".La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, pidió a la comunidad internacional que apoye al gobierno de Kirguistán para impedir que los disturbios étnicos degeneren."No hay que perder tiempo", dijo desde Osh Andrea Berg, encargada de Asia Central en HRW."Hay numerosos heridos en los barrios mahalas (uzbekos) de Osh. Su número podría ser de varios miles", afirmó en un comunicado.
YAHOO INTERNACIONAL

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