El rostro de Hanin Zoabi aparece en las primeras páginas de los diarios israelíes. El miércoles, la diputada Zoabi se disponía a relatar ante la Cámara su experiencia a bordo del Mavi Mármara cuando se le echaron encima -literalmente- diputados de otras facciones. "Terrorista", "Vete a Gaza, traidora. A ver cómo tratan allí a una mujer soltera de 38 años como tú", fueron algunos de los mensajes que a gritos le hicieron llegar sus homólogos. El altercado terminó con la expulsión de 14 parlamentarios del pleno; cifra récord en la historia de la Knesset, según el recuento de los ujieres. Tras la batalla parlamentaria y después de recibir amenazas de muerte, Zoabi (Israel, 1969) se desplaza con protección policial.
Zoabi es una de los 11 diputados árabes del Parlamento israelí. Como el 20% de la población de este país, es lo que se conoce como una árabe-israelí, en alusión a los palestinos que se quedaron en lo que hoy es Israel tras la guerra de 1948. Ella, junto a otros cuatro palestinos-israelíes participó en la expedición de activistas que el pasado lunes trataron de romper el bloqueo de la franja de Gaza. Zoabi quedó en libertad tras ser interrogada por los servicios de espionaje israelíes gracias a su inmunidad parlamentaria. Los otros cuatro, a diferencia de los cientos de activistas internacionales que han sido puestos en libertad, se encuentran bajo arresto domiciliario y han tenido que pagar una fianza de 150.000 shekels (unos 32.000 euros) para poder salir a la calle. Uno de ellos es Raed Saleh, influyente líder islamista.Pregunta. ¿Por qué los árabes-israelíes no han sido puestos en libertad como los demás pasajeros de la flotilla?Respuesta. Israel decidió liberarla los activistas internacionales porque le dio miedo el deterioro de su imagen en el resto del mundo. Temía también el impacto en las relaciones con Turquía. Pero nosotros... ¿A quién le importan los palestinos-israelíes? Para ellos somos traidores, terroristas. Sobre mí pesan ahora siete acusaciones, entre ellas la de portar armas y la de poner en peligro la vida de los soldados.P. Ha habido manifestaciones en las ciudades árabes de Israel tras el abordaje a la flotilla. ¿Qué consecuencias cree que tendrá la muerte de nueve activistas a mano de los soldados en su comunidad?R. Las relaciones entre los palestinos y el Estado de Israel nunca han sido normales. Siempre ha sido una relación tensa, pero ahora es peor que nunca. Hay mucho más racismo. Ayer [en la knesset] me llamaron terrorista porque no les gustan mis ideas, mi actitud política. Ser propalestino en Israel te convierte en terrorista. Nos consideran enemigos del Estado. Sólo porque creemos que un Estado judío no puede ser democrático. Tienen que respetarse los derechos de los que no somos judíos. El 50% de los palestinos-israelíes viven bajo el umbral de pobreza. En empleo, educación... no hay igualdad.P. En el Parlamento se le echaron encima porque pidió que se publiquen las cintas de vídeo que confiscaron a los activistas. ¿Qué imágenes son esas?R. Esas cintas mostrarían al mundo que los soldados israelíes tuvieron la opción de salvar la vida de los activistas pero eligieron matarlos. No fue una reacción espontánea. Los soldados no se encontraron con terroristas en el barco. Ellos fueron con la idea preconcebida de que éramos terroristas y eso les dio licencia para matar.P. ¿Se resentirá el actual Gobierno israelí?R. Para los israelíes no se trata de un problema moral. Lo que critican es la falta de eficiencia del Ejército. Piensan que igual se podría haber hecho de una manera que suscitara menos críticas internacionales.P. ¿De dónde viene a su juicio la disonancia entre la interpretación que hacen de los hechos los israelíes y el resto del mundo?R. Los israelíes se encierran en un gueto cognitivo. ¿Cómo es posible que piensen que el resto del mundo se equivoca y que sólo ellos están en posesión de la verdad? Los israelíes se sienten legitimados para hacer lo que otros países no pueden, en nombre de su seguridad. Quien se atreva a criticarlo, entra en la categoría de amenaza, son terroristas.
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