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sábado, 10 de julio de 2010

Rusia y EE.UU. realizan el mayor canje de espías desde la guerra fría


La rocambolesca historia de espionaje que comenzó en EE.?UU. con la detención de diez presuntos agentes a las órdenes de Moscú finalizó ayer tras una operación de canje en Viena propia de los tiempos más oscuros de la guerra fría. Los espías fueron entregados en una terminal en obras del aeropuerto de la capital austríaca a cambio de cuatro condenados por la Justicia rusa por haber pasado información secreta a Washington y a Londres. El hecho de que sean catorce los involucrados convierte el suceso en uno de los más significativos en la historia de las relaciones entre Kremlin y Casa Blanca, y en el de mayor relieve desde la desintegración de la URSS.

Tras tener que reconocerse culpables de haber espiado para Rusia y de pertenecer al SVR (Servicio de Inteligencia Exterior), los diez agentes fueron trasladados al aeropuerto de La Guardia para tomar un vuelo de la Vision Airlines con destino a Viena. El aparato llegó a la capital austríaca, donde lo esperaba un avión Yákovlev-42 del Ministerio de Protección Civil.

A los periodistas que acudieron les fue imposible presenciar el momento del canje, ya que no pudieron acercarse. Se lo impidieron las vallas de seguridad y los guardas apostados a la entrada de la terminal. Solo se pudo ver un furgón negro, en donde se supone que estaban los cuatro componentes de la contrapartida rusa del intercambio. Hubo incluso quien divisó cómo se ponían una junto a la otra las pasarelas de los dos aviones.

Casi hora y media después del intercambio los agentes del SVR volaron hacia Moscú y los liberados por el Kremlin hacia una base militar en el Reino Unido. Los primeros llegaron al aeropuerto de Domodiédovo tres horas más tarde y fueron conducidos en dirección desconocida.

Salvo la célebre Anna Chapman, que conserva el apellido de su ex marido británico, la peruana Vicky Peláez y Mijaíl Semenko, todos los demás se escondieron en EE.?UU. bajo identidades falsas: Michael Zottoli (Mijaíl Kútsik), Patricia Mills (Natalia Perevérzeva), Juan Lázaro (Mijaíl Vasenkov), Richard y Cynthia Murphy (Vladímir Guríev y Lidia Guríeva), Donald Heathfield (Andréi Bezrúkov) y Tracey Foley (Elena Vavílova). Sobre ellos pesaban acusaciones de conspiración, blanqueo de dinero y falsificación de documentos, pero no de espionaje. La prensa rusa cita a sus abogados, asegurando que la periodista Peláez se trasladará en cuanto pueda a su país, Perú, mientras Chapman lo hará al Reino Unido, cuya nacionalidad posee.

El presidente Medvédev firmó ayer por la mañana el decreto que indulta a los cuatro «traidores» que espiaron para Occidente. Se trata del científico especialista en armamentos Ígor Sutiaguin, que cumplía una condena de quince años de reclusión y llegó ya el jueves a la capital austríaca. También el antiguo coronel del GRU (inteligencia militar) Serguéi Skripal, condenado a trece años de cárcel, el ex informador del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior) Alexánder Zaporozhski, en un penal desde el 2003 y con once años aún de condena por delante. Se cree que pudo estar implicado en la detención en EE.?UU. de los topos al servicio de Moscú en la CIA y el FBI, Aldrich Ames y Robert Hansen. Por último, Guennadi Vasilenko, del antiguo KGB, relacionado también con el asunto Hansen. Las autoridades austríacas se negaron a dar información.


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