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sábado, 29 de enero de 2011

Holanda enviará una nueva misión a Afganistán



Holanda ha decidido enviar una misión policial a Kunduz, norte de Afganistán, con el encargo de adiestrar a las fuerzas locales del orden. Para lograr el apoyo del Parlamento en este plan, la coalición de centro derecha en el poder se ha visto obligada a exigir a Kabul garantías sobre el carácter "civil" de la labor de los efectivos holandeses. Concretamente, los liberales de izquierda, cristianos calvinistas y "verdes", le han pedido al primer ministro, Mark Rutte, que se asegure de que los futuros policías afganos no combatirán a los guerrilleros talibanes. En otras palabras, que no serán utilizados por el Gobierno del presidente, Hamid Karzai, como una fuerza paramilitar contra la insurgencia. Según los sondeos, dos tercios de los holandeses son contrarios a la misión.


El otro triunfo se lo han anotado los pequeños partidos del bando opositor. En un alarde de templanza, han conseguido "un contrato bilateral con Kabul para garantizar que los policías afganos no acaben como soldados", en palabras de Groen Links, (los verdes). Se prevé que los agentes holandeses permanezcan al menos 18 semanas en Afganistán.El pacto actual mantiene el compromiso holandés con la OTAN, que le había pedido queno abandonara Afganistán . También ha servido para que Gobierno y oposición empezaran a medir sus fuerzas. De un lado, Mark Rutte, recién estrenado como primer ministro liberal, ha hecho valer su autoridad. A pesar de gobernar en minoría con la democracia cristiana, no ha necesitado del apoyo de su aliado extraparlamentario, el partido anti Islam del líder populista de derecha Geert Wilders. Contrario a la misión afgana, "porque compromete la seguridad de Holanda", Wilders ha votado en contra del envío de policías. La socialdemocracia ha negado también su apoyo a Rutte.

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