Octavio Díez Cámara
La crisis está calando fuerte en el Ministerio de Defensa español y, por lo que parece, algunos de los programas de adquisiciones en marcha podrían verse ralentizados o incluso cancelados. Esa no parece ser la realidad que afecte a la incorporación del sistema contracarro “Spike”, un misil de origen israelí que está siendo adquirido para dotar tanto al Ejército de Tierra (ET) como a la Infantería de Marina (IM). Su llegada, largamente esperada, está sirviendo para actualizar las capacidades de lucha contra ingenios acorazados y blindados. También para mejorar la funcionalidad de los equipos contracarro, que ahora podrán tener capacidades adicionales a las propias o para renovar todo el proceso de instrucción, de forma que se consiga que los operadores estén mucho más capacitados que los de sistemas que ahora se quieren reemplazar.
Los ejércitos españoles vivieron en dos las últimas décadas del siglo pasado una situación dispar en lo que a la incorporación de sistemas contracarro se refiere. El ET se dotó de los Euromissile HOT, de tipo medio y 4 km. de alcance, para los helicópteros Bö-105 de las Fuerzas Aeromóviles (FAMET), material que se ha mantenido activo hasta una fecha especialmente reciente, realizándose incluso prácticas en Alemania cuando ya habían caducado los certificados de vuelo de esos aparatos. Para las unidades de Infantería y Caballería llegaron primero los Euromissile MILAN, puestos de tiro ligeros que podían transportarse a pie y que permitían batir objetivos en un rango de 2 km. Su incorporación introdujo sistemas de simulación, como el del trenecito que daba movilidad al objetivo, y hasta llegaron municiones con más capacidad de perforación, pero no se recibieron conjuntos de puntería que capacitasen su uso nocturno.
Esa limitación fue soslayada con la compra del sistema Hugues Aircraft TOW (Tube-launched, Optically-Tracked, Wire-guided), material de medio alcance que se comenzó a recibir a partir de 1996 y se instaló en vehículos todo terreno Hummer M996, Nissan Patrol ML-6 y Uro VAMTAC (Vehículo de Alta Movilidad Táctica) –los primeros de la IM y el resto el ET–, dando movilidad también a sus lanzadores con una variante específica adaptada al blindado de ruedas BMR-600 y al oruga M-113, el conocido TOA (Transporte Oruga Acorazado). Por lo que se difundió en su día, los TOW LWL (Light Weight Launcher) del ET, que recurrían a un sistema de puntería con cámara térmica diseñado por la Empresa Nacional de Óptica (ENOSA) –posteriormente absorbida por Indra–, tuvieron distintos problemas en cuanto a la homogeneización y la efectividad real en el tiro, aunque con el tiempo sus capacidades fueron mejorándose.
Se compraron nada menos que 2.000 misiles BGM-71, una cantidad más que importante, pero de un material que ya llevaba muchos años prestando sus servicios en otros ejércitos. Respecto a su adquisición se llegó a manifestar alguna relación entre la misma, su origen estadounidense y el hecho que España fuese especialmente activa en su aportación tras la Guerra del Golfo de 1991. Ese flujo de incorporaciones, a las que cabría añadir la baja del sistema M47 Dragon de la IM ya hace dos décadas, proyectaron una situación que, sin ser óptima, era buena.
Así se inició el siglo XXI con un parque de lanzadores importante. A saber, 28 Bö-105 ATH (Anti Tank Helicopter) provistos cada uno de dos afustes triples para el HOT, formando parte del Batallón de Helicópteros de Ataque (BHELA) nº I localizado en Almagro (Ciudad Real); 24 lanzadores TOW-2 en la IM y 200 TOW-2A repartidos por diferentes unidades del ET, estando la mayor parte de ellos situados en plataformas que les dan movilidad (por ejemplo, 12 forman parte de cada Compañía de Defensa Contracarro orgánica de las brigadas); además, poco más de 400 MILAN –parece ser que incluso se adquirieron algunos misiles 2T con cabeza de mayor poder de penetración–, 300 en configuración básica y un centenar adaptados sobre distintos tipos de vehículos, tanto ligeros como blindados.
Se trataba de un potencial contracarro concebido para unas circunstancias concretas y un escenario que varió mucho en las últimas décadas del siglo pasado. La hipotética invasión de Europa por parte de tropas del Pacto de Varsovia se convirtió rápidamente en algo impensable. El uso de los lanzadores de misiles para frenar sus formaciones blindadas ya no era pertinente y las operaciones de pacificación, como las que se desarrollaban en los Balcanes, marcaban otra orientación de las capacidades militares. Pese a todo, se mantuvo activo todo ese material y distribuido, como marcaba la orgánica, por las más variopintas unidades. En todo caso, y, como curiosidad, nunca, que sepamos, llegó un lanzador de los mencionados al ahora Mando de Operaciones Especiales (MOE), capacidad que seguro hubiese venido también bien a los boinas verdes del ET.
Decisión meditada
Los acontecimientos sociales, políticos, militares y hasta económicos vividos en los últimos 15 años han derivado en cambios de conceptos y políticas en lo que a defensa se refiere. Se han definido hipótesis de nuevos escenarios y tipologías de conflictos, como los asimétricos ahora en boga, en los que no cabe ya usar distintos equipos. Los más altos responsables del Ministerio de Defensa decidieron actuar en consecuencia y comenzaron a buscar una vía óptima que, de un lado, trataba de incorporar un sistema más capaz y, de otro, reducir el número de lanzadores contracarro a una cifra más acorde, con lo que en realidad puede ser necesario ahora y en un futuro más o menos definido.
Ahora hace casi 10 años se iniciaron los primeros estudios conceptuales y valoraciones económico/industriales, buscando conseguir el material que, desde el punto de vista del coste-eficiencia, resultase más óptimo. El primer antecedente de la decisión finalmente tomada se produjo en 2002, cuando la firma General Dynamics Santa Bárbara Sistemas (GDSBS) firmó un acuerdo con la israelí Rafael, por el que la española se convertiría en contratista principal para las ventas del Spike si resultaba adquirido por nuestro país, que, por lo que se menciona en un documento de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), también se extendería a posibles compras por parte de naciones sudamericanas o Portugal.
Aquel protocolo aseguraba que Rafael seguía siendo la autoridad de diseño y de apoyo tecnológico, que GDSBS se encargaba de fabricar partes del puesto de tiro y del propio misil –motor principal y de lanzamiento, cabeza de guerra, unidad de alimentación, depósito de presión, tubo lanzador,...– y que Tecnobit, que actuaba como subcontratista, asumiría tareas relacionadas con el buscador o con el visor térmico. Se estimaba que el acuerdo supondría para las empresas españolas casi medio millón de horas de trabajo. Fue pasando el tiempo, difundiéndose noticias acerca de las previsiones de compra, estableciéndose negociaciones industriales y de otro carácter, y al final se concretó la adquisición de ese material.
En el Consejo de Ministros del 24 de noviembre de 2006 se pactó invertir nada menos que 324 millones de euros en la adquisición de 260 lanzadores y 2.600 misiles. En la noticia se incluía que se trataba de la versión MR (Medium Range), que la industria nacional asumiría el 60 por ciento de los trabajos del programa y que el pago se repartía en 15 anualidades, que se iniciaban en 2008 y finalizaban en 2022. Se dijo también que los puestos de tiro eran tanto para reemplazar los MILAN del ET como para satisfacer la baja de los Dragon de la IM, que el conjunto incluía distintos sistemas de apoyo logístico integrado ILS (Integrated Logistic Support) y que el misil que se compraba tenía un alcance de unos 2,5 km.
Fue el 30 de noviembre de 2007 cuando, también en Consejo de Ministros, se volvió a aprobar la compra de más Spike, en aquel caso de la versión ER (Extended Range) y destinados a los helicópteros de ataque Tigre del BHELA I. Suponía invertir 44,027 millones de euros, prorrateados entre los años 2007 y 2012, para un total de 44 lanzadores –no es la cifra que cuadra con los 2 previstos para cada uno de los 24 Tigre HAD (Helicóptero de Apoyo y Destrucción, traduciendo sus siglas en francés) en proceso de recepción– y 200 misiles ER. Coincidiendo con esta última noticia comenzaron a circular otras que hacían referencia a la incongruencia de que España se decantase por el Spike para sus helicópteros de ataque, pues le supondría unos 30 millones de euros el desarrollar la integración y no cuadraba con la pretendida homogeneización europea. Alemania optaba por su propio misil, mientras que Francia lo hacía por el Hellfire II, sistema que habría sido seleccionado por el Arma Aérea de la Armada española para sus SH-60 Seahawk, aunque no se llegó a comprar, pese a que se dijo que sí.
Sí se concretó un acuerdo con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) Esteban Terradas para emplear sus instalaciones onubenses en las pruebas de calificación asociadas a los Tigre HAD. En El Arenosillo tuvieron lugar pruebas con 7 misiles, 5 desprovistos de su propulsor principal, para comprobar la integración y la envolvente con el helicóptero lanzador, y otros 2 reales en los modos LOAL (Lock-On After Launch) y LOBL (Lock-On Before Launch). En este último el aparato se desplazaba a 75 nudos y 1.000 pies de altitud, estando situado el objetivo, que recibió un impacto a 15 cm. de su centro, a 8 km. Uno de los tripulantes era un oficial español que actuó como comandante y responsable del tiro.
Cierta incertidumbre
El tiempo fue pasando, como es inexorable en distintos aspectos de la vida, y no supimos casi nada de las pretendidas adquisiciones a Rafael. Es verdad que los representantes comerciales de esta última se animaban con la presencia de periodistas españoles en los diferentes salones internacionales, pero manifestaban cierta cautela respecto a concretar datos. Uno de los que sí supimos era el de la versión que, finalmente, recibirían las fuerzas terrestres, la LR (Long Range) con capacidad para batir blancos en un radio de 4 km., potencial muy superior a los que venían a sustituir e idéntico, en lo que a alcance se refiere, al TOW.
Oficialmente se mantenía que las entregas estaban previstas de forma que, tanto el ET como la IM, recibirían sus lanzadores, 236 el primero y 24 la segunda, entre los años 2009 y 2014. Debió haber algún retraso en aquella primera previsión en el que, seguramente, algo tendría que ver tanto el hecho de variar la estimación respecto de la variante a comprar o la participación de diferentes compañías, proceso que suele aparejar tiempo adicional. La primera información sobre el avance real del programa llegó a principios de junio de 2009, cuando se supo que el día 29 de mayo de ese año se habían entregado al Ministerio de Defensa los primeros misiles. La aceptación y recepción oficial, que tuvo lugar en la planta de Granada, hacía mención a que se trataba de LR Dual –un sistema de guía más avanzado– y que se cumplía con el calendario establecido en el contrato.
Bien, así estaban las cosas. Se entregaron entonces 5 puestos de tiro, que complementaban a otros 10 suministrados un par de meses antes, proceso lógico tras completarse la transferencia de tecnología desde Rafael a España, principalmente a las plantas que GDSBS tiene en Granada, La Coruña, Oviedo y Sevilla, lugares donde se han venido fabricando piezas y componentes y distintas fases del montaje o la propia integración. Por lo que hemos sabido, los diferentes elementos de este novedoso sistema contracarro comenzaron a ser almacenados en distintas instalaciones y polvorines, acopio que, cuando se alcanzaron los mínimos previstos por el comprador, derivó en el inicio de las entregas a los usuarios.
Fue en el año 2010 cuando puede considerarse que se inició el proceso que desembocará en su empleo operativo continuado. Primero, durante el mes de enero se concretaron las pruebas de aceptación en el zaragozano Centro Nacional de Adiestramiento (CENAD) San Gregorio, verificándose, entre otros aspectos, que se habían superado los problemas técnicos iniciales que se habían detectado en la unidad de potencia. En las mismas intervino activamente la Dirección de Sistemas de Armas (DISA) del Mando de Apoyo Logístico del Ejército. Se pudo iniciar entonces el proceso de distribución que ha llevado este material a distintas unidades.
Meses después llegaron tanto a la Comandancia General de Melilla (COMGEMEL), como a la de Ceuta (COMGECEU), emplazamientos que por sus características y localización geográfica en el Norte de África son prioritarios a la hora de ir recibiendo aquellos sistemas de armas que mejorarán su potencial de respuesta. A finales de aquel año los recibiría el 3er Batallón de la Brigada de IM (BRIMAR), el único mecanizado de los 3 que la componen. En marzo de 2011 sí se concretó, y así se hizo público, el disparo de 3 Sipke LR en San Gregorio. Según comentó en su día el teniente coronel Del Dedo en la publicación Tierra, así hemos podido comprobar el buen comportamiento del misil en condiciones meteorológicas adversas, a causa del viento.
Las pruebas contemplaron un lanzamiento en la modalidad dispara y olvida, un segundo en la de dispara y actualiza en modo infrarrojo y con objetivo situado a 3.800 m., y un tercero en la misma, pero cambiando de blanco durante el vuelo. Se emplearon como objetivos varios carros de combate M60 dados de baja y convenientemente adaptados –les retiraron líquidos internos y algunos de los equipos– para la ocasión. Los avances en lo que a instrucción y adiestramiento se refiere llegaron también a la IM, que efectuó sus primeros disparos reales en mayo de 2011. Fueron en total 8 lanzamientos y consiguieron un 100 por cien de impactos en sus objetivos y la total penetración del blindaje de los M60, certificándose entonces al primer Pelotón español de Spike.
Preparación de usuarios
Las previsiones actuales cifran en 2.310 los misiles que recibirá el ET, tras haber corregido los números iniciales –50 menos– para adaptar el gasto a la subida del IVA (Impuesto del Valor Añadido). En 2012 ya se han recepcionado la mitad de las previsiones y siguen las entregas en dos lotes anuales, previéndose finalizarlas en mayo de 2013. Se han materizalizado suministros a unidades de las Fuerzas Ligeras y Pesadas de la Fuerza Terrestre (FUTER). Entre otras, la Jefatura de Tropas de Montaña Aragón I, la Brigada de Infantería Ligera Alfonso XIII de La Legión, la Brigada Acorazada Guadarrama XIII o la Brigada de Caballería Castillejos II.
Se han establecido dos equipos de pruebas en los polvorines de San Gregorio y de Cerro Negro (Toledo), más un tercero en El Vacar (Córdoba). Se encargarán de la diagnosis de los misiles, que es obligatoria a los 10 años de su almacenamiento, para garantizar su óptimo estado. Para asumir esa labor, así como las propias de las unidades que acogen este novedoso material de origen hebreo, se han recibido también equipos de mantenimiento de segundo, tercer y cuarto escalón, así como herramientas, utillaje, medioos de pruebas y otro equipamiento.
Complementario al anterior es el material de simulación que sirve para mejorar la preparación de los operadores, sistemas que está previsto distribuir de forma que las distintas unidades donde se dispone del Spike puedan llevar a cabo sus prácticas rutinarias. Básicamente, consiste en un equipo que se ubica en una sala y se conoce con las siglas IDT. El instructor maneja una consola y el operador se instruye en los diferentes escenarios, tanto en modo diurno como en el nocturno. Sus reacciones pueden ser revisadas con posterioridad y es usual que, mientras se entrena, otros compañeros están próximos a su ubicación para observar lo que él hace y las respuestas que su actuación genera.
Otro equipo menos complejo es el simulador mecánico (MT) empleado para prácticas relacionadas con la manipulación del propio misil y para que los operadores desplieguen con él en ejercicios y maniobras, actuando como si de un material real se tratase. Un tercero es el simulador de campo (ODT), un conjunto en el que todo es idéntico al lanzador real y que permite ejercitarse en todos los aspectos, excepto en el propio disparo, porque no puede realizarlo. De la operativa seguida hasta la fecha sabemos que algunos suboficiales pasaron por Zaragoza para seguir el Curso de Instructor del Sistema Contracarro. Lo impartió el fabricante israelita y es la base sobre la que se sustentará el futuro de lo que es la preparación de usuarios.
Ellos serán el germen que permitirá formar a otros, siguiendo un proceso que incluye un mes para clases teóricas y prácticas iniciales y otro más para pasar por el simulador de sala y conocer posibilidades y procedimientos de empleo. Se requiere cierta adaptación para apreciar las capacidades del visor y verificar que el objetivo se encuentra dentro del alcance máximo del sistema. La simulación hará que los tiros reales se circunscriban al mínimo, aunque la tensión de un disparo real no se puede reproducir con facilidad. Para acabar, señalaremos algunos aspectos complementarios.
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