IEl presidente sirio, Bashar al Assad, acusó a Israel de querer "desestabilizar" su país, minado ya por un conflicto entre sus tropas y los rebeldes, después de un ataque aéreo en Siria reconocido implícitamente ayer por el Estado hebreo.
Cuatro días después que el gobierno de Damasco denunciara un ataque aéreo a un complejo militar, el ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, mencionó el tema durante una reunión sobre seguridad en Munich, Alemania, e implícitamente reveló el papel del gobierno israelí en el episodio.
Al hablar en la Conferencia sobre Seguridad, realizada en Munich, Barak dijo a la prensa que el episodio fue "una prueba de que cuando decimos algo, lo decimos en serio".
"Ya hemos dicho que no pensamos que se deba permitir que sistemas sofisticados de armas sean transferidos a Líbano, para Hezbolá, desde Siria, cuando Asad caiga", dijo.
Casi simultáneamente, en Damasco, Asad acusó ayer a Israel de buscar "desestabilizar" a Siria, de acuerdo con un reporte de la agencia estatal SANA.
El ataque "muestra el verdadero papel jugado por Israel, en colaboración con las fuerzas extranjeras enemigas y sus agentes en suelo sirio, para desestabilizar y debilitar a Siria", dijo Asad en un encuentro con Said Jalili, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán.
El ataque del miércoles fue dirigido contra una plataforma de lanzamiento de misiles tierra-aire y un complejo militar que supuestamente reúne agentes químicos, de acuerdo con una fuente militar estadounidense que pidió el anonimato.
El gobierno sirio amenazó con represalias, haciendo aumentar aún más los temores de una extensión regional del conflicto interno en Siria, que según la ONU ya dejó un saldo de más de 60.000 personas muertas.
Después del ataque, funcionarios israelíes aumentaron el tono en su retórica sobre el arsenal sirio, en especial los agentes químicos, alertando sobre las graves consecuencias en caso de que esas armas terminen en manos de Hezbolá, un grupo aliado a Irán.
Israel y Hezbolá protagonizaron una guerra devastadora en 2006.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se unió a la condena del ataque diciendo que "Israel tiene la mentalidad de quien practica el terrorismo de Estado".
"Los que tratan a Israel como un niño mimado pueden esperarse de su parte cualquier cosa y en cualquier momento", afirmó Erdogan, que no obstante es muy crítico con el régimen de Asad.
Por otro lado, Irán -un sólido aliado tanto de Hezbolá como de Damasco- saludó ayer la disposición del líder de la coalición opositora siria, Ahmed Moaz al Jatib, de abrirse a un diálogo condicionado con representantes del gobierno sirio.
"Es un buen paso adelante", dijo en Munich el canciller iraní, Ali Akbar Salehi, quien reveló que durante la Conferencia de Seguridad en la capital bávara mantuvo una "muy buena reunión" con el propio Jatib.
Sin embargo, en la misma conferencia, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu, consideró que un eventual diálogo entre gobierno y oposición en Siria no conducirá a una solución negociada del conflicto. Tal diálogo es "un camino equivocado", según el ministro.
En el terreno, el ejército lanzó un ataque con cohetes en la segunda mayor ciudad del país, Alepo. Las fuerzas del gobierno destruyeron en el barrio de Al Ansari un edificio de cinco plantas y dejaron al menos 15 muertos, según el Observador Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG opositora.
"Todavía hay habitantes sepultados bajo los escombros", según esta ONG, que cuenta con una amplia red de militantes y médicos en el país.
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