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lunes, 17 de enero de 2011

AfPak: un mes después de la Revisión


Enrique Fojón

lunes, 17 de enero de 2011  



Un mes después de la emisión de la Revisión Estratégica para AfPak, siguen produciéndose acontecimientos que parecen justificar el porqué de la parquedad de lo publicado el 16 de diciembre de 2010.

El 4 de febrero de este año se hará efectiva la dimisión del funcionario americano encargado de supervisar la distribución de la ayuda económica a Afganistán. Su gestión había desatado críticas en el Congreso de Washington. Aunque Arnold Field, un general de Marines retirado, llevaba en el cargo desde junio de 2008, el problema de fondo es que los 560 mil millones de dólares, que los Estados Unidos han invertido en ayuda a Afganistán desde 2002, no han producido los efectos deseados, ya que la corrupción sigue por sus fueros. La dimisión de Field es todo un síntoma de que, después de casi nueve años, la parte civil de la reconstrucción, no ha dado los frutos deseados.

La opinión que toma cuerpo entre analistas e informes de think tanks es que, para un conflicto que entra en su décimo año, existe una inadecuación entre los fines diseñados y lo que es posible obtener estratégicamente en Afganistán, así como los medios empleados. Nic Lee, director de "NGO Safety Office", un grupo considerado independiente en el análisis de los riesgos de seguridad para las organizaciones de ayuda, declaró en los últimos días del año pasado, que "Sin ningún tipo de reserva, nuestra opinión es que la situación ha sido más insegura este año que en el anterior", lo que entra en claro contraste con el optimismo limitadamente forzado que contenía la Revisión Estratégica de Diciembre.

El debate se centra en dos temas que afectan de lleno a la esencia del conflicto; por un lado las relaciones con Pakistán y, por otro, la concepción de las operaciones militares. En lo referente a este último aspecto, se cuestiona la Contrainsurgencia (COIN) como medio aceptable para obtener, desde el punto de vista militar, los fines de la estrategia. Es conocida la opinión, largamente mantenida, del Vicepresidente Biden a favor de una actuación más orientada a degradar la capacidad de los insurgentes con acciones contraterroristas. El lunes día 10 de este mes voló a Kabul para entrevistarse con el Presidente Karzai, el General Petraeus y el Embajador Eikemberry. El viaje fue calificado por alguien del séquito de Biden como un "punto crucial" en nuestra política. El martes, a la salida, el Vicepresidente emitió un comunicado que se ha interpretado como un alejamiento de la línea COIN: "No es nuestra intención gobernar o construir la nación, esa es la responsabilidad del gobierno afgano y ellos son totalmente capaces de ello". El miércoles 12 se entrevistó en Islamabad con el Presidente de Pakistán Zardari.

Un creciente número de expertos se cuestionan la idoneidad de la aplicación de COIN en Afganistán. Las críticas se fundamentan en que es contraproducente seguir con el esfuerzo en un ambiente de "gobierno inadecuado, corrupción y abuso de poder", empleando las frases que el General Petraeus empleó en su última directiva. Por otra parte, Andrew M. Exum, un antiguo asesor de Petraeus y oficial del ejército retirado declaró que "La mayoría de las personas en los círculos políticos se muestran de acuerdo en que las misiones de USA y OTAN en Afganistán deben ir dejando la contrainsurgencia y encaminarse a una actuación que combine contraterrorismo con el cometido de adiestrar y equipar a las fuerzas afganas".

Los altibajos en el empleo de enfoques de la contrainsurgencia han sido contraproducentes, tanto en la zona de operaciones como en los países con fuerzas en territorio afgano, y han dejado sentir sus efectos en el desarrollo del conflicto, algo que ha ido conformando las percepciones de los profesionales que lo analizan. Así, el profesor Amitai Erzioni, de la Universidad George Washington, señala la inviabilidad del objetivo estratégico dado que "al intentar reformar los fundamentos sociales, económicos, culturales y políticos" "se invita al fracaso mediante la fijación de objetivos que no pueden alcanzarse y por abrirse expectativas que llevarán a la frustración".

Cuando se desarrolla el décimo año de la guerra, la falta de claridad del esfuerzo bélico de USA - OTAN en Afganistán es evidente. Si se toma como referencia el cometido de degradar a los talibanes, hasta un punto en que el Ejército Afgano (ANA) pueda hacerse cargo de la situación, nos encontramos con el hecho de que los insurgentes tienen la libertad de acción suficiente para poder eludir enfrentamientos mediante una estrategia de economía de fuerzas, con repliegues a través de la frontera con Pakistán. El Gobierno de Islamabad trata de controlar las zonas fronterizas, pero además de la dificultad militar para hacerlo, cada paso en este sentido provoca una creciente desestabilización del estado pakistaní. Por su parte las fuerzas de ISAF tampoco controlan la frontera con Pakistán.

Los progresos militares en lugares como Kandahar y Helmand no se ven acompañados con el correspondiente nivel de afganización. Kabul tiene más que dificultades para enviar funcionarios que se hagan cargo de esas zonas, lo que, por decirlo de alguna forma, levantan más que dudas en cuanto a que Kabul pueda hacerse cargo del país dentro de cuatro años. A ello se le añade el hecho de que desde 2003, tanto USA como OTAN llevan formando al ANA, y aunque los informes publicados son positivos, el hecho es que en las recientes grandes operaciones el ANA ha estado ostentosamente ausente. El caso es que, aunque la OTAN asegura que ha adiestrado 235.000 militares afganos, ni un batallón ha participado en operaciones.

El hecho de que el esfuerzo militar en Afganistán recaiga en las fuerzas de ISAF y que los progresos en gobernanza se den a nivel local, sin conexión con Kabul, demuestran que se está muy lejos de los objetivos que se persiguen en la actualidad. En relación con la situación en Afganistán, el Chairman del Joint Chief of Staff, Almirante Mullen declaró el jueves 13: "Es difícil de aceptar, pero nos debemos preparar para más violencia y bajas en los próximos meses", "la violencia será peor en 2011 que en 2010". No obstante añadió en un ejercicio de voluntarismo digno de mejor encomio: "Nuestra presencia militar disminuirá, pero la colaboración entre los dos países permanecerá".

A un mes de la Revisión existen síntomas evidentes de que se necesita otra, con objetivos estratégicos más concretos y limitados y con la finalidad de estabilizar una zona con un potencial de conflicto enorme. Debe tenerse presente que 2012 es año electoral en USA.

http://www.revistatenea.es/

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