El Gobierno de Irán invitó ayer a varios países a que visiten algunas instalaciones nucleares, pero excluye de la oferta a las cuatro potencias occidentales que participan en las negociaciones sobre el programa atómico iraní: Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. Sí están invitados, en cambio, Rusia y China (los otros dos miembros del llamado Grupo 5+1), además de la presidencia de la UE, Cuba y algunos países árabes acreditados ante el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
El Gobierno iraní asegura que su invitación es un gesto de "buena voluntad" y apertura sobre su programa nuclear, que Occidente sospecha que está destinado a fabricar armas atómicas. La visita, que tendrá lugar los días 15 y 16 de enero, incluirá la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz y el reactor de agua pesada en construcción en Arak. El OIEA, la entidad de control atómico de la ONU, visita regularmente instalaciones iraníes, incluida la de Natanz, pero ha expresado su creciente frustración por la falta de cooperación iraní con sus inspectores.
El Departamento de Estado de EE UU denunció ayer que el viaje organizado por Teherán es un "ardid" con el que el régimen de los ayatolás pretende "distraer la atención de sus obligaciones de transparencia" con el OIEA. La invitación iraní se produce antes de la nueva ronda negociadora prevista para finales de enero en Estambul entre Irán y el Grupo 5+1. Teherán ha excluido a las cuatro potencias occidentales del grupo, pero sí ha enviado una carta de invitación a Hungría, presidente de turno de la UE, que ha declinado la invitación. El Gobierno británico dijo ayer que "es muy poco probable que una visita estrechamente controlada de instalaciones seleccionadas aporte las garantías que necesita la comunidad internacional".
Algunos analistas ven en la iniciativa de Irán un ejercicio de "relaciones públicas" que servirá para poco, pero con el que Teherán, al menos, se aleja de su retórica confrontativa. El encuentro de Estambul sigue al celebrado en diciembre en Ginebra, el primero después de que la ONU, EE UU y la UE endurecieran las sanciones a Irán, a mediados de 2010, por su negativa a suspender su programa atómico.
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