El líder libio, Muamar el Gadafi, no está respetando el alto el fuego que anunció ayer nada más conocerse que las potencias occidentales se aprestaban a intervenir militarmente en Libia. En un evidente desafío a la resolución de la ONU y a su amenaza de hacer uso de la fuerza, los combates han continuado con intensidad al sudoeste de Bengasi, la ciudad que se convirtió en capital de la insurrección y últimamente en su último refugio, tras la ofensiva del dictador, cuyos portavoces niegan en todo momento que estén asaltando el bastión rebelde. Además, decenas de libios pro Gadafi se están concentrando en los potenciales objetivos del eventual bombardeo de las fuerzas aliadas, que podría hacerse realidad en las próximas horas. Los escudos humanos son especialmente visibles en Trípoli.
Testigos y milicianos rebeldes han informado de que tropas del dictador habían entrado en la ciudad desde el oeste, el sur y desde la costa. Se han podido escuchar explosiones en varios puntos de la ciudad, entre ellos un cuartel de los insurgentes. "Están entrando en Bengasi desde el oeste. ¿Dónde están las fuerzas occidentales?", se preguntaba el portavoz rebelde Khalid al Sayeh. "Las explosiones comenzaron sobre las dos de la mañana. Las fuerzas de Gadafi están avanzando, hemos oído que están a unos 20 kilómetros de Bengasi", ha declarado Faraj Ali, residente en Bengasi, a Reuters. "Es fuego de artillería. Hemos visto un avión", ha dicho. En otros puntos de la ciudad, otras personas han informado de ataques aéreos: "Varios cazas han bombardeado la carretera del aeropuerto y ha habido un ataque en el distrito de Abu Hadi, en las afueras", ha relatado Mohammed Dwo. También ha habido bombardeos en algunos puntos del centro, según Al Yazira. No obstante, el bombardeo aéreo no ha podido ser confirmado.
También se ha informado de que un avión militar -un caza- ha sido abatido sobre la ciudad. El corresponsal de Reuters en la ciudad ha relatado que ha visto "un avión que sobrevolaba en círculos la ciudad, salir de las nubes, dirigirse aparentemente sobre un objetivo y entonces ha sido alcanzado y se ha ido derecho al suelo en llamas y una enorme columna de humo negro se ha levantando". "Parecía que estaba atacando unos cuarteles militares en Bengasi", ha dicho. Los propios rebeldes han reconocido ya que el aparato estaba encuadrado en sus filas y pilotado por un militar unido a su causa.
El líder del Consejo Nacional Libio, el Gobierno rebelde, ha pedido a la comunidad internacional que actúe rápido para proteger a los civiles. "Están bombardeando todos los distritos de Bengasi", ha dicho Mustafa Abdel Jalil a Al Yazira. "La comunidad internacional llega tarde para salvar a los civiles de las fuerzas de Gadafi. Si no ponen en práctica la resolución de la ONU, habrá una catástrofe en Bengasi hoy", ha sentenciado". Miles de personas han huido o están tratando de abandonar Bengasi ante lo que parece una asalto inminente de las tropas leales a Gadafi.
Pese a la información de los reporteros y los testimonios de los testigos, el Gobierno libio sostiene que no ha iniciado ninguna acción militar sobre Bengasi. Un portavoz del Gobierno, Mussa Ibrahim, ha declarado que "en absoluto hay ataques sobre Bengasi. Como dijimos, estamos respetando el alto el fuego y queremos que vengan observadores internacionales. Hay rebeldes atacando pueblos y ciudades intentando instigar una intervención militar extranjera". La televisión estatal decía que grupos de Al Qaeda estaban atacando a las tropas.
El ataque sobre Bengasi se produce pese al alto el fuego anunciado ayer por el Gobierno de Gadafi. Fue la respuesta del dictador a la resolución de la ONU que autoriza el uso de la fuerza para establecer una zona de exclusión aérea que impida a la aviación Libia bombardear a los rebeldes. Hoy, una cumbre en París de líderes políticos decidirá la organización de la intervención militar aliada. Pese a todo, ya ayer muchos desconfiaban de las intenciones de Gadafi.
Alto el fuego sin credibilidad
La embajadora de EE UU ante la ONU, Susan Rice, aseguró ya anoche que el avance de las tropas del régimen continuaba hacia Bengasi, la capital de los rebeldes, lo que violaba el alto el fuego exigido por Naciones Unidas para no intervenir militarmente. En respuesta, el viceministro de Exteriores libio, Kaled Jaim, aunque admitió los movimientos de las tropas, aseguró que ello no supone una violación del cese de la violencia, algo que, según él, sí han hecho los rebeldes al atacar en la región de Al Magrun, a unos 80 kilómetros al sur de Bengasi. Además, invitó a observadores de Malta, China, Turquía o Alemania a comprobarlo sobre el terreno.
La medida había sido anunciada horas antes por el ministro de Exteriores, Musa Kusa, en una conferencia de prensa en uno de los hoteles de la capital donde se alojan los periodistas. Duró poco más de diez minutos y no hubo preguntas. Kusa leyó un comunicado con el gesto serio y la voz muy baja. El Gobierno, dijo, se veía obligado a aceptar la resolución y a respetar las zonas de exclusión aérea. "Libia protegerá a todos los extranjeros y sus posesiones y abrirá todas las vías de diálogo con quienes estén interesados en la unidad territorial de Libia", señaló el ministro, que lamentó que la resolución vaya a "aumentar el sufrimiento del pueblo". Luego invitó a los Gobiernos y a las ONG a "enviar misiones a Libia para comprobar los hechos sobre el terreno". Posteriormente, un portavoz de Exteriores mencionó en concreto a las autoridades turcas y maltesas, a las que pidió ayuda para aplicar y supervisar el alto el fuego.
Los contrarios al régimen, difíciles de ver en las calles de la capital y mucho más apagados en los últimos días que sus compatriotas pro-Gadafi, interpretaron las palabras del ministro como un síntoma de la debilidad del régimen tras el anuncio de los ataques aéreos y navales. También eso fue lo que entendieron algunos afines al régimen. Gente que estos días expresaba su lealtad al líder dándose golpes en el pecho, manifestaba ayer su preocupación por las declaraciones del ministro y requería información de los periodistas para averiguar la mejor manera de huir del país.
El anuncio del cese de la violencia contrastó con las duras palabras que había pronunciado el propio Gadafi en una entrevista con la televisión pública portuguesa, la RTP: "Transformaremos la vida de los que nos ataquen en un infierno y destruiremos el Mediterráneo". En la misma línea, el Ministerio de Defensa había advertido en un comunicado que atacaría a los extranjeros más allá de sus fronteras.
2 comentarios:
"Mentiras"
Yo pienso un poco así, Dysmer, aunque no puedo ser tan categórico. Gadafi siempre ha sido el diablo del norte da África, y últimamente se había acostumbrado a plantar sus tiendas de campaña por media Europa. De la noche a la mañana, es otra vez otro deminio, y yo me pregunto ¿que vara usan para medir las amistades los occidentales?
Salu2
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