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miércoles, 23 de marzo de 2011

La OTAN inicia el despliegue naval en el Mediterráneo para asegurar el embargo a Libia



La OTAN comenzará este miércoles a realizar patrullas navales en aguas del Mediterráneo para hacer efectivo el embargo de armas decretado por Naciones Unidas contra el régimen de Muamar el Gadafi, según han confirmado fuentes de la Alianza Atlántica a la BBC. Se trata de la primera vez desde el inicio de los bombardeos aliados que fuerzas de la OTAN participan en la misión internacional en Libia, mientras siguen los debates sobre su grado de implicación en la campaña militar.

En este despliegue naval no participará Alemania, que ha vuelto a expresar con hechos su desacuerdo con la misión militar aliada en Libia. Después de abstenerse de la votación de la ONU contra Gadafi, el Gobierno de Angela Merkel ha comenzado a retirar sus barcos adscritos a la OTAN en el Mediterráneo. Son dos fragatas y dos buques de la Armada, que estarán a partir de hoy bajo mando nacional. Berlín también ha ordenado volver a casa a los 70 militares que participaban como técnicos especialistas en aviones de reconocimiento AWAC de la Alianza para controlar el espacio aéreo en el Mediterráneo.

España contribuirá al embargo con la fragataMéndez Núñez, que ayer partió del puerto de Rota (Cádiz) rumbo al país magrebí, y el submarino Tramontana, que había hecho lo propio el día anterior desde Cartagena (Murcia). También participará en el operativo el avión C-235 de vigilancia marítima, que ha salido esta mañana de la base aérea de Getafe.

Los buques y navíos aliados "realizarán operaciones de seguimiento, información y en caso necesario de detención de busques sospechosos de transportar armas ilegales o mercenarios", resumió ayer el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.

Los embajadores aliados alcanzaron ayer otro acuerdo que aún tendrá que materializarse. Dieron el visto bueno al plan militar para establecer una zona de exclusión aérea en Libia. Rematar el acercamiento de posiciones con un acuerdo político sobre esta intervención parece cuestión de horas en vista del anunciado acuerdo entre Obama y Sarkozy. La idea de la OTAN, según Rasmussen, es "ayudar en la aplicación" de una exclusión aérea. Ayudar entendido como aportación complementaria aún por definir.

Más sanciones a Libia

En paralelo a la intervención militar la presión contra el régimen libio se incrementa. Hoy la UE ha anunciado un nuevo paquete de sanciones, el cuarto desde que se inició la crisis, que incluirá a la compañía nacional petrolera NOC y sus filiales, han informado fuentes comunitarias. La decisión se adoptará formalmente en las próximas horas y entrará en vigor mañana con su publicación en el Diario Oficial de la Unión.

Además de bloquear los activos de la NOC, los Veintisiete harán efectivas otras de las medidas aprobadas recientemente por el Consejo de Seguridad de la ONU y ampliarán las sanciones contra personas vinculadas al régimen, reforzarán el embargo de armas y prohibirán los vuelos de empresas libias en Europa.

Francia tomó ayer de nuevo la iniciativa en la crisis libia. Su ministro de Exteriores, Alain Juppé, aseguró en la Asamblea Nacional que ha planteado a su homólogo británico la creación de una dirección política que asuma el control de la intervención. "A iniciativa del presidente de la República se lo he propuesto a nuestros colegas de Reino Unido, que están de acuerdo", precisó Juppé. "Será una dirección política que reunirá a los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados que participan y los de la Liga Árabe". París redondeó la jornada al anunciar anoche el Elíseo que Barack Obama y Nicolas Sarkozy se habían puesto de acuerdo sobre el modo en que las estructuras de la OTAN serán utilizadas para apoyar a la coalición internacional.

A falta de conocer los detalles de lo pactado entre los presidentes de EE UU y Francia, se sabe que la primera reunión de esa especie de Gabinete multinacional de crisis se celebrará pronto en Bruselas, Londres o París. Como nace con vocación de permanencia, los ministros se seguirán reuniendo "periódicamente".

Francia da este paso cuando ya se oyen críticas de distintos aliados sobre la falta de un mando unificado, piden otros que la OTAN asuma el control y Estados Unidos anuncia que en cuestión de días se colocará en un segundo plano en Libia. En este sentido, Barack Obama declaró ayer que está "absolutamente convencido" de que, pese a todas las dificultades, Estados Unidos será capaz de transferir el mando de la operación militar en Libia en el plazo previsto, que el presidente norteamericano repitió que será de "días, más que semanas".

EE UU asegura que la coalición funciona

En una conferencia de prensa celebrada en San Salvador junto al presidente salvadoreño, Mauricio Funes, Obama se refirió a su conversación de las últimas horas con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y con el primer ministro británico, David Cameron. Informó de que habían llegado a un acuerdo para que la OTAN tuviera un papel relevante en el próximo mando del ataque, aunque no ofreció detalles sobre la conformación de ese mando.

Obama dijo que los esfuerzos militares avanzan a buen ritmo, que la zona de exclusión aérea ya está impuesta y que "se ha evitado lo que pudo ser una catástrofe en Bengasi". El presidente norteamericano recordó que, una vez que el mando sea asumido por otros países, "no van a ser nuestros aviones los que mantengan la zona de exclusión aérea ni nuestros barcos los que vigilen el embargo de armas". Admitió que "mientras Gadafi se mantenga en el poder, persistirá la amenaza contra la población civil".

Reaparición de Gadafi

Mientras su presidente aseguraba que está "convencido" de que el problema diplomático entre los aliados se resolverá, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, abría una nueva vía en las especulaciones sobre el futuro de Gadafi al declarar, en una entrevista a la cadena ABC, que el dirigente libio y sus principales colaboradores podrían contemplar el exilio. La jefa de la diplomacia norteamericana indicó que algunas personas, "supuestamente en nombre de Gadafi", han comenzado a entablar contactos en el extranjero, aunque ella misma ha reconocido que podría ser "teatro". Clinton ha admitido que la forma en que se comporta el régimen de Libia es "un tanto impredecible".

Ajeno a estas especulaciones sobre su futuro, el dictador volvió a comparecer a última hora de la noche en la televisión estatal para asegurar que nadie le moverá de su jaima y animar a sus partidarios a que sigan luchando. "Lograremos la victoria al final (...). No nos rendiremos, les derrotaremos por todos los medios", gritaba Gadafi, quien ha declarado que su régimen está "preparado para la lucha, sea corta o larga". El coronel habló desde el edificio destruido dentro de su complejo palaciego por un misil de la alianza el día 21, rodeado por cientos de fieles con el doble papel de entusiastas espectadores y escudos humanos ante el temor de nuevos ataques.

El incierto papel de la OTAN

Con respecto a la OTAN, Alain Juppé mantiene la misma postura que desde el principio ha mostrado Francia: la estructura atlántica podrá asumir un papel de apoyo a la coalición, pero no más allá. "A partir de esta dirección política, utilizaremos las capacidades de planificación e intervención de la OTAN", precisó el ministro en lo que parecía darle la razón el comunicado del Elíseo.

Francia explica su resistencia a que la OTAN asuma el mando por la oposición de plano de los países árabes, un criterio que no todos los aliados comparten. Ese repudio bloquearía la, para Sarkozy, imprescindible participación árabe en el acoso a Gadafi, crucial para que la operación no sea vista como una intervención puramente occidental. Según France Presse, una conversación telefónica mantenida el lunes por Juppé con Amr Moussa acabó con las reticencias del secretario general de la Liga Árabe sobre la interpretación que se está haciendo de la resolución de la ONU, bombardeos de las defensas antiaéreas de Gadafi incluidos.

Juppé aseguró que la campaña libia terminará en cuanto Gadafi ordene "un alto el fuego" y sus tropas "vuelvan a los cuarteles". En la misma Asamblea Nacional, el primer ministro, François Fillon, defendió encendidamente la operación. "No es una guerra, es una intervención de ayuda al pueblo libio", aseguró. Descartó que en el futuro los soldados de la coalición invadan el suelo libio.


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