Al temido Ejercito ruso le temen más los candidatos a defender a la madre patria que el enemigo externo: casi 200.000 jóvenes hicieron todo lo posible para no ser llamados a filas en el reemplazo de primavera-verano de este año.
"De los casi 200.000 jóvenes que no quieren recibir la notificación de llamada a filas, muchos son de Moscú", reconoció Vasili Smirnov, mando adjunto del Estado Mayor ruso, citado por la agencia Interfax.
En un país orgulloso de su historia militar, donde el cine, la prensa y la literatura no dejan de exaltar a los héroes del pasado y presente, cientos de miles de jóvenes se las ingenian todos los años para no vestir el uniforme.
Concluida la llamada a filas del último reemplazo, el Estado Mayor ruso informó de que 8.210 jóvenes no se presentaron en las oficinas de reclutamiento.
La máxima autoridad castrense de Rusia envió los expedientes de 2.924 personas a la fiscalía militar, que inició 128 procedimientos penales, en 72 de los cuales los jóvenes fueron juzgados y condenados.
Los acciones legales contra aquellos que eluden el servicio militar continuarán en los próximos meses, dijo Smirnov.
Mala fama arrastra el Ejercito ruso, cuyos cuarteles son escenario de novatadas crueles y de numerosos abusos a los reclutas por parte de soldados y oficiales, que han sido noticia demasiadas veces en los últimos años.
Según las organizaciones de derechos humanos, los suicidios y las novatadas se cobran la vida de un millar de reclutas cada año, razón por la que muchas familias pagan miles de dólares para evitar que sus hijos cumplan el servicio militar obligatorio, que desde 2008 es de 12 meses.
La fundación "Derecho de la madre", que ha creado un grupo en una red social rusa para conmemorar a los jóvenes muertos en los cuarteles rusos, señala que más de 80.000 soldados murieron en el Ejército ruso en los últimos 20 años en tiempos de paz.
La salud de los soldados del último reemplazo, por otra parta, deja mucho que desear, según el mando adjunto del Estado Mayor ruso. "La salud de los jóvenes llamados a cumplir con su deber empeora. El 35 por ciento de los hombres en edad de servicio militar no se ha incorporado a filas por razones de salud", dijo Smirnov.
El 30 por ciento de los que se han incorporado sufre leves problemas de salud, que les impide servir en algunas tropas donde las exigencias de forma física son mayores.
Rusia lleva varios años trabajando en una estrategia a largo plazo para profesionalizar parcialmente su Ejercito, aunque de eliminar el servicio militar obligatorio ni se habla.
El país se ha planteado aumentar la proporción de soldados profesionales por razones pragmáticas: el número de jóvenes susceptibles de ser llamados a filas es cada vez menor desde hace 20 años.
El Ministerio de Defensa prevé que en 2017 serán 425.000 los profesionales integrados en las filas del Ejercito.
"Existe una profesión, defender a la patria": es lo que se lee en vallas publicitarias de Moscú que intentan concienciar a los jóvenes y atraerlos hacia una profesión cada vez menos prestigiosa en Rusia.
La internacionalización de las tropas es otra novedad que avanza en el tradicionalmente inmovilista Ejercito.
En la actualidad, las tropas rusas cuentan con 187 extranjeros, casi todos procedentes de las antiguas repúblicas soviéticas.
El mayor número de soldados foráneos son oriundos de Tayikistán y Uzbekistán, seguidos de los ucranianos, azerbaiyanos y armenios.
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