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martes, 6 de septiembre de 2011

Washington podría desplegar el Littoral Combat Ship en Singapur



Siguen las negociaciones entre Estados Unidos y la ciudad-estado sobre el posible despliegue de dos de estos buques, caracterizados por su polivalencia y modularidad. Singapur supone una opción pragmática para reforzar la presencia norteamericana en el Mar del Sur de China, al ser un puerto cercano pero no ser parte su gobierno en las disputas territoriales de la zona. Una década después del 11-S, se consolida lentamente un retorno gradual al Asia marítima, que Beijing contempla con prevención pero numerosos países de la zona reclaman.

Diez años después: el retorno de Estados Unidos al Asia marítima 

La confirmación de las negociaciones entre Washington y Singapur se produce cerca del décimo aniversario de los ataques terroristas del 11-S, que han determinado la atención y prioridades de Estados Unidos los últimos años. Aunque nadie propone abandonar la lucha contra el yihadismo, y quedan pendientes puntos importantes como el tratamiento legal de los detenidos (ni el derecho penal ni el de la guerra se han mostrado adecuados), poco a poco lo que en su día se llamó "Guerra contra el terror" (expresión incorrecta, se lucha contra una ideología, no contra una táctica) va dejando paso en la agenda de la diplomacia norteamericana a otros asuntos que, sin haber llegado a caer en el olvido, habían sido dejados de lado, como más de un aliado había denunciado.

Uno es el Mar del Sur de China, nodo comercial clave y oscuro objeto de deseo de una China resurgente, cuyos mapas señalan la mayoría de sus aguas como propias.




ASEAN, en un mapa que también muestra 
el disputado Archipiélago de las Spratlys
De momento los últimos meses han sido objeto de una participación cada vez más intensa de Washington en diversos foros regionales, que parecen haber forzado a una actitud algo más conciliadora por parte de Beijing, temeroso de acabar empujando a ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) en brazos norteamericanos. Simultáneamente, Washington y Hanoi han continuando estrechando sus relaciones, mientras Filipinas daba algunos pasos, tímidos y de pequeño alcance, pero no por ello menos significativos, para reforzar sus capacidades navales. Manila continúa, sin embargo, siendo la potencia regional más débil militarmente.



Una plataforma modular y polivalente

Este "retorno" al Mar del Sur de China podría tener lugar, de confirmarse finalmente el éxito de las negociaciones, mediante el despliegue de dos "Littoral Combat Ships" (LCS), una de las plataformas estrella de la actual US Navy.

Construidos en dos versiones por consorcios liderados por Lockheed Martin y General Dynamics, este tipo de barcos destaca por su versatilidad y velocidad, siendo capaces de emprender diversas misiones, del despliegue de tropas de operaciones especiales y aviones no tripulados caza submarinos, a la lucha contra la piratería o las misiones de rescate.

Su carácter modular facilita esta versatilidad, y podría ser un ejemplo para campos como el espacio, donde diversas voces reclaman más satélites, pero más pequeños, versátiles, y construidos en serie. El Tiger era un gran tanque, pero la guerra la ganaron los Sherman y los T-34.

En efecto, los barcos pueden cambiar rápidamente de configuración, adaptándose a una nueva misión, mediante la sustitución de unos módulos por otros. Ello permite disponer de un amplio abanico de capacidades con un número relativamente limitado de plataformas. A nivel político permite desplegar unidades dedicadas a tareas no controvertidas, como la lucha contra la piratería, conservando una capacidad latente de aumentar, por ejemplo, la colección de inteligencia electrónica cerca de las costas chinas.




Dibujo esquemático del Littoral Combat Ship (versión de General Dynamics) / media.defenseindustrydaily.com




De momento el programa está consiguiendo escapar a los recortes en el presupuesto del Pentágono, quizás por su buena relación calidad-precio, y está prevista la construcción de 20 unidades antes de finales del 2015.

Singapur: cerca pero lejos, una opción pragmática

El valor de Singapur radica en su justa distancia con China, tanto a nivel físico como político y cultural.

Por una parte, un vistazo al mapa nos muestra una excelente base para patrullar por el Mar del Sur de China, mientras que por otra, el puerto se halla suficientemente alejado de las costas chinas para evitar herir susceptibilidades en Beijing.

Algo parecido pasa en relación con las disputas territoriales en este mar. Singapur no es una de las partes en conflicto, no reclama ninguna porción de sus aguas, pero sí que forma parte de ASEAN, organización que se esfuerza en negociar con China, ante las reticencias de un Beijing que prefiere los tratos bilaterales. Hace poco, además, pidió a Beijing que clarificase su postura.




El ministro de defensa de Singapur, en una visita a las 
maniobras conjuntas con la India Agni Warrior el 2008 
/ news.gov.sg
Finalmente, pese al carácter multiétnico y cosmopolita de la ciudad, Singapur no deja de ser una urbe de mayoría china, con una política históricamente pragmática y realista hacia Beijing. No es un satélite, pero podría ser un puente.



Actualmente los barcos de guerra norteamericanos ya frecuentan la ciudad-estado, 149 visitas el año pasado, aunque ninguno está basado permanentemente en su puerto.

Todo ello puede facilitar que el despliegue no sea visto por China como un movimiento agresivo, a la vez que puede reforzar la credibilidad de la decisión como dirigida no solamente a reforzar la presencia norteamericana en una zona donde puede acabar estallando un conflicto abierto entre diversos países, sino a luchar contra amenazas más difusas como la piratería, objetivo compartido por todas las potencias regionales.

Conclusiones: America está reequilibrando su política exterior 

Poco a poco, se percibe una política exterior no tan centrada en los países de mayoría musulmana, y concretamente una mayor atención a Asia-Pacífico. No es un giro brusco, pero los países ribereños del Mar de Sur de China han observado con interés las cada vez más frecuentes referencias de la diplomacia estadounidense a dicho mar, y a la libertad de navegación en general. El despliegue de LCS en Singapur confirmaría con hechos las palabras y traduciría a la práctica el compromiso de Washington con la ASEAN, pero con prudencia, evitando provocar a Beijing, aunque a la vez dejando claro que no se acepta el retorno al sistema tributario. Singapur, por las razones comentadas, podría ser el mejor puerto para ello.

* Alexandre Calvo Cristina
Profesor de relaciones internacionales, European University

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