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viernes, 18 de noviembre de 2011

Un dilema casi shakesperiano


¿Bombardear o no bombardear? No hace falta explicar de qué se trata. En todas partes se habla de instalaciones de Irán, donde – bajo el mayor secreto – se llevan a cabo los proscritos trabajos nucleares. Pero, puede ser que no. Las pruebas brillan por su ausencia, incluso en el nuevo informe del Organismo Internacional de Energía Atómica. Por eso en EEUU y en Israel que trazaron un plan de operación castrense, existen fuertes dudas: el precio político puede resultar demasiado alto. El rotativo New York Post supone que a algunos personajes de la dirigencia iraní el ataque militar les sería incluso conveniente. 

Los bombardeos no conducirán al cambio del régimen sino que afianzarán tan solo las posiciones de los radicales religiosos, ligados al líder espiritual del país, el ayatolá Ali Hamenei, señala el rotativo. Y los llama “hameneístas”, por el nombre del imam, uno de los promotores de la revolución islámica. Los “hameneístas” recibirán un buen pretexto para rastrear a la oposición bajo la consigna de consolidar la nación que se enfrenta a una amenaza enemiga. Esto les sería oportuno, argumenta el diario, porque en primavera a los radicales les espera una dura lucha en las elecciones parlamentarias y en pos de la votación son posibles protestas de masas y disturbios, como fue hace 2 años. 

Suponer que el golpe ayude a aplastar a la oposición y sea deseable para algunos en Irán es pura fantasía, considera Vladimir Evseev, director del Centro de Investigaciones Sociopolíticas. 

La situación del país es estable, no hay razones serias para una revolución “floral”. No creo que la dirección quisiera, atrayendo el fuego hacia así, cambiar la situación. Ésta bien conviene a ella. Si el país estuviera al borde de la escisión y la oposición se aprestara para hacerse con el poder, esto sería posible en cierto grado. Los iraníes no se olvidan de cuanta gente pereció en la guerra contra Irak. A más de esto, ellos son nacionalistas en su mayoría. No es propio de ellos llamar a extranjeros a su país. Así pueden obrar tan solo algunos líderes de la oposición residentes en el exterior. 

Al propio tiempo, los expertos de nuestra emisora aceptan otra suposición del New York Post: una operación militar limitada consolidará la sociedad y robustecerá el régimen. Así y todo, no habrá operación, insiste Vladimir Evseev. 

Creo que para ella, primero, no hay motivos porque Irán no presenta a nadie una amenaza misilístico-nuclear. Segundo, para ella no están listos ni EEUU, ni Israel. Partiendo de ello, opino que próximamente es poco probable el inicio de hostilidades o de ataques aéreos a Irán. Si EEUU no se involucra de entrada en el conflicto, la dirección iraní tomará la decisión de crear arma nuclear. Por el momento, a juzgar por todo, no hay tal decisión política. Infligir un golpe sería un motivo de peso para crear arma nuclear. 

En Occidente llaman la atención sobre la instalación militar de Parchís, a 30 km de Teherán, donde, al parecer, se llevan a efecto trabajos apuntados a crear bombas. Pero los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica visitaron este lugar y lo vieron todo, dice Ali Bageri Kiani, subsecretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán. 

EEUU presentó fotografías espaciales y afirma que en Irán hay cámaras metálicas en donde se practican pruebas hidrodinámicas. Para disipar todas las dudas, permitimos a los inspectores del Organismo Internacional visitar esta instalación y les dimos acceso a todos los talleres y a otros lugares indicados en las fotos espaciales. Ellos mismos señalaban los puntos que querían ver y nosotros los llevamos allí. Los inspectores vieron estas cámaras de metal que no son cámaras para ensayos hidrodinámicos sino retretes de campo. 

Por ironía Israel, quien más que otros se preocupa por el programa nuclear iraní, se encuentra en la compañía de 4 países que se niegan a firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (junto con Corea del Norte, Pakistán y la India), al paso que 189 países, entre ellos Irán, respaldaron el Tratado.

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