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sábado, 28 de julio de 2012

Los criminales del apartheid hacen fortuna en Somalia



Río revuelto en busca de pescadores. Según un informe hecho público por Naciones Unidas, el Gobierno sudafricano se muestra incapaz de contener el creciente (y polémico) papel que juegan las compañías de seguridad locales (muchas de ellas, herederas directas del régimen del apartheid) en Somalia.

En el estudio, se denuncia cómo estos profesionales de la guerra suministran armas a las milicias encargadas de la defensa de Mogadiscio, pese al embargo que impera en el país africano desde 1992, así como ofrecen capacitación técnica a las tropas.

Precisamente, en enero pasado, la ONU ya lamentaba la falta de participación del «país del arco iris» en un informe encaminado a investigar las violaciones de derechos humanos cometidas por parte soldados de fortuna sudafricanos durante el conflicto de Libia.

«En las últimas dos décadas, Sudáfrica se ha convertido es el caldo de cultivo de mercenarios para los conflictos regionales», aseguraba recientemente Sabelo Gumedze, del Instituto de Estudios de Seguridad de la capitalina Pretoria.

Para el analista, pese a que estos actores no estatales juegan un papel cada vez más importante en los conflictos internacionales, su impacto a largo plazo en la política exterior todavía es desconocido.

Éste es el caso de «Saracen International», a quien en mayo de 2010 el Ejecutivo de Somalia ofreció una contrata para «capacitar a las tropas, combatir la piratería y luchar contra el terrorismo islamista».

¿Entre los principales beneficiarios del acuerdo? Nombres de infame pasado como Lafras Luitingh -director de operaciones de la compañía- y que durante el apartheid formó parte de la Oficina sudafricana Civil de Cooperación, una fuerza seguridad famosa por matar a opositores al Gobierno.

O «Bancroft Global Development», compañía estadounidense compuesta en el terreno por cerca de 40 exmilitares sudafricanos (como no) franceses, norteamericanos y escandinavos y que, solo en el periodo 2010-2011, ingresó cerca de siete millones de por entrenar entrenar a las tropas que combaten a la milicia islamista de Al Shabab.
El caso del mar, infame

«A día de hoy, la mitad de los buques que navegan por aguas del Índico utilizan seguridad privada para garantizar su protección. Hace un año tan solo era el 25%», aseguraba recientemente a ABC Andrew Mwangura, coordinador del Programa de Asistencia a Marineros para el Este de África. Y es que el dinero llama al dinero. Frente a los 170 millones de dólares en rescates que generó la piratería en 2011, la Asociación de Seguridad de la Industria Marítima (Sami) estima que más de 200 empresas de seguridad operan contra los bucaneros en la costa de Somalia (cerca de un 80%, británicas, no obstante).


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