WASHINGTON, (IPS) -
El Congreso legislativo de Estados Unidos apura un proyecto para penalizar a las empresas que comercien con Irán, pese a que la Casa Blanca intenta obtener apoyo internacional a sanciones de la ONU contra la república islámica por su política nuclear.Gremios empresariales y especialistas de Estados Unidos ven con preocupación la celeridad con la que trabajan dos comités, del Senado y de la Cámara de Representantes, para armonizar sendos proyectos de sanciones a Irán.
Una ley de ese tipo afectaría las medidas que el gobierno de Barack Obama lleva a cabo para obtener un paquete de sanciones multilaterales en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) o para negociar una salida diplomática con Teherán.
El gobierno quiere que el Congreso congele el tratamiento de esos proyectos hasta que se logre un acuerdo en la ONU.
Las noticias surgidas del foro mundial el viernes 7 indicaban que tal acuerdo podría lograrse para mediados de junio, pero el Senado y la cámara baja pretenden llegar a fines de mayo con un texto unificado.
"Estará listo para fin de mes. Eso es lo que indican todas las declaraciones, aunque no me sorprendería que llegáramos a junio", dijo a IPS el encargado legislativo de política exterior del Friends Committee on National Legislation, Jim Fine, un grupo de cabildeo cuáquero.
Irán sostiene que necesita desarrollar la energía nuclear para el suministro eléctrico con fines pacíficos, pero la forma en que lleva a cabo esa empresa y los controles internacionales que ésta requiere han sido objeto de intensos debates y condenas de un puñado de potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos que ven en esto el intento de obtener armas atómicas.
"Lo que más me inquieta es la escasa evidencia de que Estados Unidos esté perseverando en su proclamado compromiso de negociar. La contrapropuesta iraní a la fórmula presentada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) merece ser considerada seriamente por Washington y aceptada en sus puntos más importantes", añadió.
La oferta iraní "permitiría a Estados Unidos, a los demás miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y a la AIEA alcanzar todas las ventajas del intercambio nuclear con algunos pequeños cambios en la forma en que se almacena el uranio enriquecido mientras se entregan las varillas de combustible nuclear", dijo Fine.
Teherán se mostró dispuesto a aceptar en gran parte la propuesta de la AIEA para el intercambio de su uranio iraní poco enriquecido por varillas de combustible fabricadas en el exterior, pero pretende retener en su territorio el uranio, bajo salvaguardas de la AIEA, hasta la entrega de las varillas.
Estados Unidos, Francia y Rusia habían pedido que el uranio iraní se embarcara inmediatamente fuera del territorio y que se lo retuviera hasta que las varillas estuvieran listas para su entrega.
Algunos especialistas en Irán critican a Washington por no haber hecho ofertas más generosas durante su etapa de "compromiso" diplomático, el año pasado, antes de pasar a otras formas de presión como las sanciones.
De acuerdo a esta perspectiva, el camino de las presiones, unilaterales o multilaterales, no sólo será ineficaz, sino que fortalecerá a los sectores de línea dura del régimen iraní y, en definitiva, elevará la probabilidad de una guerra.
En diciembre, la Cámara de Representantes aprobó por amplio margen un proyecto de sanciones de gran alcance que, entre otras medidas, penalizaría a las empresas que exporten a Irán gasolina y otros productos refinados del petróleo. La medida constituye casi un bloqueo a la venta de combustible, que afectaría sobre todo a la población civil, afirman los críticos.
La siguió al mes siguiente el Senado, con una iniciativa que afecta inclusive a empresas de terceros países.
En gran medida por presiones de la Casa Blanca, la directiva de ambas cámaras, en manos del gobernante Partido Demócrata, demoró hasta el mes pasado el nombramiento de los integrantes de un comité conjunto para reconciliar los dos textos.
Los empresarios, mientras tanto, se quejan de que el apuro por castigar a las compañías que comercien con Irán afectará su competitividad y tendrá un impacto negativo en la economía nacional, que apenas se está recuperando de la debacle de 2008.
En una carta dirigida el jueves 6 al senador Chris Dodd y al representante Howard Berman, la Cámara de Comercio advierte sobre las inquietudes que el mundo empresarial siente ante esos proyectos.
Lo peor "son las medidas específicas que podrían prohibir a cualquier empresa estadounidense realizar transacciones de rutina con socios indispensables de cualquier lugar del globo, aun cuando no estén vinculadas a negocios con Irán", afirma la carta.
Las empresas estadounidenses podrían ser castigadas por hacer negocios con otras, de terceros países, que sí comercien con Irán.
La Casa Blanca insistió en que la legislación incluyera una protección a los "países cooperativos", para eximir de castigos a compañías de aquellas naciones que están trabajando con Estados Unidos para lograr que la ONU apruebe sanciones contra el gobierno iraní. Pero esto fue rechazado por los legisladores del opositor Partido Republicano y por los propios demócratas.
Una carta firmada el 3 de este mes por un grupo de 10 senadores de los dos partidos y dirigida a Berman y Dodd reclama que el proyecto final "asegure la aplicación de las sanciones más duras posibles".
Algunos políticos alegan que la amenaza de sanciones unilaterales es un instrumento para persuadir al Consejo de Seguridad de la ONU de que apoye medidas multilaterales y obligue a Irán a sentarse a negociar.
"Es una espada de doble filo. Es muy posible que la amenaza de medidas unilaterales ayude a impulsar las sanciones multilaterales", concedió Fine.
"Pero una vez que se conviertan en un hecho, éste opera en la dirección contraria, y hará mucho más difícil el trabajo multilateral y la aceptación iraní", añadió.
"La amenaza de acción unilateral podría ayudar, pero la acción misma será un serio impedimento para avanzar", concluyó. (FIN/2010)
Por Eli Clifton
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